Restricción a vehículos catalíticos demanda mejoras en el transporte público

  • Durante el año se han producido en la Región Metropolitana un total de 53 episodios críticos, debido a los altos niveles de material particulado fino en el ambiente, lo que sumado a la falta de lluvias llevan a la urgente necesidad de un nuevo plan de descontaminación. Al respecto, el académico Dr. Luis Díaz Robles, expresa que cualquier determinación que se tome en la materia es positiva, incluyendo la restricción permanente a vehículos catalíticos, aunque ello implica mejorar el transporte público.

 




Cincuenta y tres episodios críticos han provocado los altos niveles de material particulado fino (MP 2,5) en el ambiente en la Región Metropolitana durante 2015, lo que sumado al déficit pluvial que enfrenta, hacen prioritaria la implementación urgente de un nuevo plan de descontaminación para la zona.

Para el académico del Departamento de Ingeniería Química de nuestra Corporación, Dr. Luis Díaz Robles, cualquier determinación que se tome en la materia, -como restricción permanente a vehículos catalíticos- es positiva, pero tiene que ir de la mano de mejoras en el transporte público, pues debe existir una alternativa viable.

De lo contrario, “si al usuario se le restringe de mayo a agosto el uso de su automóvil, es probable que se tiente y compre un segundo vehículo, haya congestión y, por lo tanto, un contrasentido rotundo a lo que convocó la norma”, expone el experto.

Según la Dirección Meteorológica de Chile,  la Región Metropolitana  presenta -hasta la fecha- un 37 por ciento de déficit pluvial. Aquello es de sumo preocupante, ya que además de afectar la agricultura local, limita uno de los principales métodos para enfrentar los niveles de contaminación.

Por otro lado, el parque automotriz  de la región está en constante crecimiento, como consignó un estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE),  el cual afirma que aglutina el 40 por ciento del total nacional, es decir alrededor de 1 millón ochocientos automóviles. Ello propone el aumento, también, de las emanaciones tóxicas al ambiente.

La situación

Cincuenta y tres episodios críticos hasta la fecha, desglosados en 14 preemergencias, 37 alertas y 2 emergencias, requieren que se tomen medidas a la brevedad.

En esa línea, desde julio pasado que el Ministerio del Medio Ambiente, en conjunto con  el Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones y la Intendencia Metropolitana, trabajan en el desarrollo de un nuevo plan de descontaminación para la Región Metropolitana; labor  que busca bajar en un 60 por ciento los niveles de material particulado fino (MP 2,5).

La nueva norma propone regular, de forma más eficiente, los tres grupos de contaminantes que mayor impacto tienen en la capital.  En primer lugar, la polución que viene por el funcionamiento de industrias; en segundo lugar, las emisiones domiciliarias y en tercero, las que provienen del uso de medios de transporte.

Y en la tarea de analizar cada una de las propuestas, está el académico del Departamento de Ingeniería Química, Dr. Luis Díaz Robles, quien es parte de la Comisión ampliada del Ministerio de Medio Ambiente, encargada justamente de debatir cada una de las medidas y determinar su aplicabilidad en la Región Metropolitana.

El comité establecido por ley, funciona en cada ciudad que se establece como zona saturada de material particulado fino (2.5). En noviembre pasado se decretó tal categoría para Región Metropolitana, por lo que un grupo de expertos de diversas áreas comenzó a debatir sobre las mejores alternativas para enfrentar el problema ambiental.

El Dr. Díaz, reconocida autoridad en la materia, comparte la instancia junto a los también académicos de nuestra Universidad, Patricio Pérez Jara y Ernesto Gramsch Labra.

Precisamente, el investigador Gramsch estuvo a cargo del inventario de emisiones de contaminantes atmosféricos en la Región Metropolitana, el cual fue esencial para entender los tipos de contaminación presentes en Santiago, y atacar las fuentes que las producen.

Según el Dr. Díaz, el trabajo del Dr. Gramsch otorga un panorama de las emisiones dentro de la región, lo que permite comenzar a analizar las medidas para descontaminar la ciudad.

“Ese fue el puntapié inicial para darse cuenta cuales son las principales fuentes que emiten contaminación por material particulado Fino”, dice el Dr. Díaz. Añade el académico que la investigación “sirve como input para comenzar a pensar en las medidas contra la contaminación” y, asimismo, que es positivo que “nosotros como Universidad de Santiago podamos aportar en este ámbito”, añade.

Aporte

Entre las medidas postuladas por la autoridad,  se vislumbra la prohibición del uso de leña para calefacción domiciliaria, pues aporta el 30% de la contaminación por material particulado fino (PM 2,5) en la zona.

La determinación se sustenta en uno de los hallazgos del estudio comandado por el Dr. Gramsch. La contaminación por uso de leña es considerable -dice el Dr. Díaz- pues “Ernesto Gramsch comprobó que si bien tan solo el cinco por ciento de la población usa combustión residencial a leña, en términos de contaminación equivale a más de un 30 por ciento”.

Las propuestas

Cree el Dr. Díaz que las propuestas en materia de descontaminación postuladas por el Gobierno, han causado cierto revuelo en la opinión pública, porque son determinaciones radicales, “sin vuelta atrás” que nunca se habían planteado con tanta franqueza.

En ese sentido, el académico insiste en la importancia que tiene sopesar cada una de las propuestas, con tranquilidad hasta diciembre, para elaborar el anteproyecto de descontaminación con responsabilidad.

“Hay que evaluar cuánto se reduce la contaminación, y que efectos colaterales pueden haber. Por eso se va a discutir hasta diciembre”, explica el Dr. Luis Díaz sobre la el papel importantísimo que tiene el comité ampliado que integra.

“Se discute hasta diciembre y ahí se elabora un anteproyecto de plan de descontaminación”, añade.

Restricción vehicular

Estima el académico, que la restricción permanente, entre los meses de mayo y agosto, a los vehículos catalíticos que plantea la autoridad, es positiva porque reduce la cantidad de automóviles que transitan, lo que hace más expedita la circulación, repercutiendo en los niveles de emisiones tóxicas que se producen.

“Al ir a velocidades mayores -entre 50 y 60 kilómetros- se producen menos emisiones tóxicas”, expone el Dr. Díaz, mientras agrega que a esas velocidades “las emisiones de contaminantes son mínimas, porque el motor está funcionando de forma eficiente”.

De lo contrario, “cuando hay congestión vehicular, y los semáforos no están bien sincronizados, hay que parar a cada rato, por lo que las emisiones se disparan porque el motor está sobre exigido”, agrega.

Explica el Dr. Díaz que esa es la razón por la que, independiente de qué tan limpio funcione un vehículo, “si hay que hacerlo andar, en primer o segunda velocidad seguido, las emisiones se dispararán”.

Tal situación, propone un dilema. Entiende el Dr. Díaz que la restricción sería una solución en la medida que efectivamente descongestione las arterias de la capital. En ese contexto, hay que ofrecer una alternativa de transporte a la población, por lo que el Transantiago debe ser mejorado.

“La gente no usa locomoción colectiva porque no es puntual, es insegura y su frecuencia no es óptima”.

“Si al usuario le restrinjo de mayo a agosto el uso de su automóvil, es probable que se tiente y compre un segundo vehículo”, haya congestión y, por lo tanto, un contrasentido rotundo a lo que convocó la norma.

Convertidor catalítico

El convertidor catalítico es un componente esencial pues ayuda a reducir los gases tóxicos que expulsa el motor del automóvil. Es tan importante, que su presencia determina que vehículos deben someterse a la restricción vehicular.

“Hay muchas personas que no saben que el catalizador tiene una duración de 80 mil kilómetros. Si no se tiene la precaución de cambiarlo, el vehículo se convierte en un no catalítico, y por lo tanto está emitiendo como uno de muy mala calidad”, explica el Dr. Díaz.

Añade que, en ese sentido, se debe desarrollar un plan ambicioso que involucre a las plantas de revisión técnica, pues no estarían detectando la sobreutilización del catalizador.

“Actualmente las plantas de revisión técnica, cuando se hace la medición, se realiza de forma ideal de circulación del vehículo, no se somete a velocidades o esfuerzos mayores cuando se testea”, opina.

“Falta incluir condiciones más reales para poder someter a un vehículo a esas condiciones de esfuerzo”, concluye.