- “La Universidad de Santiago de Chile es una Universidad Estatal. Como tal, pertenece a todos los chilenos y es, por lo tanto, no sólo un desafío técnico, sino ético, el administrarla y gestionarla bajo los principios y valores fundamentales que le son inherentes como institución de bien público”.
- “Los invito a ser parte de una universidad inclusiva, participativa y respetuosa de las personas. A favorecer la creatividad, la innovación y el crecimiento institucional. Una institución líder a nivel nacional e internacional, en los hechos y en sus resultados. Con actividad centrada en las Unidades Académicas y promoviendo el trabajo en equipo, la interdisciplina y la academia de clase mundial”.
Es un nuevo escenario en el que la universidad deberá actuar en los próximos años: los cambios, que ya se inician para la educación en Chile, lograda por el empuje de los estudiantes, con nuevas formas de financiamiento que el país debe generar para alcanzar con propiedad las metas de educación gratuita y de calidad; las necesidades de desarrollo y crecimiento sustentable y equitativo; el nuevo modelo de sociedad que Chile espera con mayor participación, cuidado del medio ambiente y en equidad social; las necesidades de investigación, emprendimiento e innovación y el encauzamiento de una educación superior vigorosa, moderna y acorde a los tiempos. Las universidades deben cumplir en ello un papel fundamental y mucho más nuestra Universidad, por su condición de estatal y de compromiso con el país y con su misión formativa y valórica.
Ejercí la rectoría de la universidad en el período 1998/2002 y luego fui reelecto por un segundo período, 2002/2006, con el respaldo de 365 académicos. Con un estilo de gestión participativo, transparente y un espíritu comprometido con nuestra Alma Máter y con nuestra comunidad, junto a varios académicos y profesionales, más el trabajo abnegado de nuestros funcionarios, pudimos alcanzar logros relevantes.
Logros que resultan meritorios, considerando las dificultades económico-financieras que debimos enfrentar y superar, entregando la rectoría de la universidad, al finalizar nuestro segundo período, en condiciones inmejorables para llevar adelante grandes proyectos. La Universidad se ubicaba en los primeros lugares de los ranking universitarios nacionales, con gran reconocimiento internacional, saneada financieramente, con tecnología de comunicaciones de punta: telefonía IP, en uso, tendidos de redes de fibra óptica, puntos con Wi-fi, internet 2 mediante Reuna, sistema de tarjeta inteligente, en uso, un CITECAMP construido y funcionando y con la definición de un nuevo Proyecto Educativo y varios proyectos de infraestructura.
Además, en etapa de avanzado desarrollo: un nuevo Estatuto Orgánico proveniente de un Claustro y Plebiscito triestamental; un Plan Estratégico para el período 2006-2010; un proceso de reacreditación institucional en marcha; un importante número de carreras acreditadas y en acreditación –mérito de las unidades académicas-; Calificación y Evaluación de Carrera y Desempeño Académico; Sistema de Documentación y Facturación Electrónica, entre varias otras iniciativas.
Todo ello da cuenta de nuestras capacidades y visión para conducir la universidad en este nuevo escenario y enfrentar el futuro con seguridad junto al trabajo destacado de académicos, profesores hora y funcionarios, y con una participación responsable de nuestros estudiantes. No me afecta para el ejercicio del cargo ningún tipo de inhabilitación, ya sean estas de índole judicial, extrajudicial, administrativa o contractual.
Toda una comunidad, trabajando por engrandecer a su institución, merece también atención: mejorar su calidad de vida, contar con una política justa de recursos humanos; con evaluaciones de desempeño académico no únicas sino homologadas, con trabajo inclusivo y efectivo en todas las áreas y con una política y gestión académica que nos sitúe como universidad pública del siglo XXI, de clase mundial.