Bidireccional, focalizado en áreas de mutuo interés en el campo de la arquitectura, el diseño y los estudios urbanos para luego ampliarse sobre la base de otros intereses; y la consideración del intercambio de grupos de trabajo para explorar oportunidades de investigación de mutuo beneficio, estos son los tres principios en los que se basa el Convenio de Cooperación Académica firmado entre la Universidad de Santiago de Chile , a través de la Escuela de Arquitectura, y la Asociación de Oficinas de Arquitectos de Chile (AOA).
El objetivo del acuerdo es el desarrollo de actividades de colaboración académica, científica y tecnológica entre nuestra Casa de Estudios y la organización. Para dar inicio a esta alianza se realizó una reunión, a la cual asistieron Rodrigo Aguilar, director de la Escuela; David Cabrera, jefe de carrera; Constanza Ipinza, coordinadora de Vinculación con el Medio; Carlos Richards y Sebastián Vizcarra, encargados de prácticas; mientras que por parte de la asociación asistieron el presidente, Pablo Jordán; la directora, María Inés Buzzoni; y la secretaria ejecutiva, Lucía Ríos.
En la jornada, se estableció como acción prioritaria e inicial, articular prácticas profesionales remuneradas y el seguimiento de obra para los y las estudiantes del ciclo superior del plan de estudios, lo que impactará “positivamente en la formación académica de nuestras/os alumnas/os”, destacó el director de la unidad académica. Con respecto a la alianza, el arquitecto indicó que la unidad que dirige está permanentemente en la búsqueda de relacionarse con diversos actores y articuladores externos a la Universidad, sobre todo en la línea del objetivo general que plantea el convenio. En ese sentido, “creemos que la Asociación de Oficinas de Arquitectura es un excelente aliado para conseguir ese tipo de objetivos”, puntualizó.
Sobre las expectativas que genera el convenio, el magíster en Historia y Teoría de la Arquitectura aseguró que son altas, ya que “estamos convencidos que podremos establecer una variedad de actividades que beneficien a ambas partes, iniciando con la organización de actividades vinculantes de extensión, también charlas, conferencias y seminarios; así como la promoción de nuestros programas de educación continua y postgrado, entre otras”.
El convenio de cooperación tendrá una vigencia de dos años y podrá prorrogarse automáticamente por el mismo tiempo, si ninguna de las partes manifiesta su intención de término.