El profesor asociado de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago y doctor en Economía de la Universidad de Oxford, Damian Clarke, en conjunto con Sonia Bhalotra, Professor of Economics en la Universidad de Essex, realizaron la investigación “La mortalidad materna y educación: ¿Reduce la educación de las mujeres el tipo de muerte en el parto?”, en la que establecieron la relación empírica entre la mortalidad materna y la educación, trabajo que fue plasmado en un video del World Institute of Development Economics Research, de Naciones Unidas en Helsinski.
La Organización Mundial de la Salud estimó, en el año 2015, que diariamente morían 830 mujeres al momento de dar a luz. Esta cantidad de muertes eran posibles de prevenir con el acceso oportuno a los anticonceptivos y a la atención obstétrica, como resultado de las políticas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La meta era, a 30 años, poder reducir en un 75% las muertes maternas en el mundo. Pese a todos los avances en este tema, la meta otorgada por los Objetivos de Desarrollo del Milenio no se logró.
Debido a este hecho es que los ODS se destinaron a reducir para el 2030 las tasas de muertes maternas a 70 por cada 100 mil nacidos vivos y a 210 por cien mil en la actualidad. Para cumplir estos objetivos se requieren nuevas políticas y urgencia en su implementación.
Ante esta realidad, el doctor en Economía de la Universidad de Oxford, y profesor asociado de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago, Damian Clarke, decidió investigar junto a Sonia Bhalotra, Professor of Economics en la Universidad de Essex, la reducción de la muerte materna gracias a la educación.
Junto con esto, el World Institute Development Economics Research (UNU-WIDER), de Naciones Unidas en Helsinski, realizó un video en el que se resume esta importante investigación para darle difusión a nivel mundial a través de los distintos medios de comunicación.
El UNU-WIDER es una mezcla única de laboratorio de ideas, instituto de investigación, y la agencia de la ONU que proporciona una gama de servicios de asesoramiento a los gobiernos, así como investigaciones originales de libre acceso coordinado por un grupo de residentes y los investigadores no residentes llevado a cabo por una red global de colaboradores.
El estudio
En su estudio “La mortalidad materna y educación: ¿Reduce la educación de las mujeres el tipo de muerte en el parto?”, el investigador propone que junto con la típica política de la atención del parto, la atención prenatal y el estado de los servicios de salud, el aumento de la educación de la mujer reduce causalmente la probabilidad de morir durante el alumbramiento.
“Los documentos de política sobre la mortalidad materna rara vez indican a la falta de educación como una de las causas de la mortalidad materna. La literatura, tanto académica como de las políticas públicas tiene muy poco que decir sobre este mismo tema. Hay una literatura viva en economía que documenta una correlación positiva entre la educación y otros indicadores de la salud”, argumenta Clarke.
En el estudio de mortalidad materna y educación, se analizaron las reformas educativas realizadas en Kenya, las que permitieron aumentar en 1,8 años el nivel de instrucción de las jóvenes, lo que significó una reducción del 34% de la tasa de mortalidad materna.
El investigador del Plantel agrega a estas cifras que en Nepal, el 49% de las madres alfabetizadas cuentan con una matrona calificada para la atención de sus partos, frente al 18% de las madres analfabetas. “Los beneficios de estar alfabetizada por lo que respecta a la asistencia de una partera calificada pueden ser mucho mayores para las madres de los hogares pobres. En Camerún, el 54% de las madres alfabetizadas de hogares pobres se benefician de la atención de una partera calificada, frente al 19% de las analfabetas”, dice Damian Clarke.
La premisa que estudian los investigadores es ¿por qué la educación reduce la mortalidad materna? La respuesta se debe a que las mujeres que han recibido educación tienen más probabilidades de evitar complicaciones durante el embarazo, como la preeclampsia, las hemorragias y las infecciones, adoptando prácticas sencillas y poco costosas para mantener la higiene reaccionando ante síntomas como hemorragias o hipertensión, asegurándose la asistencia de una partera calificada en el alumbramiento.
Además, las mujeres que han recibido más educación tienen más probabilidades de utilizar los servicios públicos de atención de salud, han podido dar a luz siendo mayores de edad (no adolescentes) y han logrado tener menos hijos.
Principales resultados
Estos resultados sugieren, en primer lugar, que incluso cuando se controla por explicaciones alternativas, el nivel de educación de las mujeres en un país, este tiene efectos considerables sobre las tasas de muerte materna. “Curiosamente, cuando se estima el efecto condicional de la educación de los hombres y de las mujeres, además de la educación en conjunto, son los incrementos en la educación de las mujeres en un país las que reducen las tasas de mortalidad materna, y no aumentos en la educación de los hombres”, añade el académico.
En segundo lugar, los resultados sugieren que existen importantes no linealidades en la relación entre la educación y muerte materna. Mover un por ciento adicional de las mujeres en la educación primaria (de ninguna educación) reduciría las tasas de muerte materna por entre 5-8 muertes por cada 100.000 nacidos vivos, la cual es 4% del valor medio de la muerte materna durante el período en estudio. “El efecto adicional de mover las mujeres en la educación secundaria es significativa, pero menor en magnitud, mientras que el efecto de mover las mujeres en la educación terciaria no es significativamente diferente de cero”, agrega Clarke.
Estos resultados sugieren que la consecución de conocimientos básicos de salud a niveles bajos de educación, puede tener efectos importantes en un individuo que tiene probabilidad de morir en el parto. “Estimamos que una desviación estándar del aumento de las mujeres en la escuela primaria y una desviación estándar del PIB per cápita, tendría una efecto de magnitud similar en las tasas de muerte maternal”, concluye el investigador.