- El director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago, Dr. Pedro Reyes, sostiene que el principal error del senador de Texas fue el momento escogido para expresar su negativa a apoyar al candidato de su partido. Enfatiza que lo llamativo de la convención fue “la manifestación de unidad que se mostró. Al expresar su apoyo, están validando a Trump como el líder republicano”, afirma.
Donald Trump fue confirmado como candidato a la presidencia de Estados Unidos durante la convención republicana. No obstante, la ex carta del partido y contrincante del magnate en primarias, Ted Cruz, acudió al cónclave y se negó a respaldar su campaña, lo que le significó airadas reacciones en contra.
Para el especialista en teoría de la comunicación de la Universidad de Santiago, Pedro Reyes, este hecho “refuerza la imagen de Trump. No creo que la dañe”, asevera. “Puede que sea funcional al candidato”, añade.
El doctor en comunicación explica que “Ted Cruz erró en la situación. Esa era una fiesta de Trump y dar esa opinión, de que le faltó el respeto a su familia, primero, denota el estilo de Trump y, segundo, se dio en un contexto de campaña, por lo que no daña su imagen”.
“Eligió mal el lugar y esto terminó produciendo abucheos y rechazo. Aunque hubiese gente de acuerdo con él, está la espiral del silencio”, indica el director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago en alusión a la posibilidad de que quienes, siendo proclives al senador de Texas, habrían preferido no defenderlo producto de la demostración de fuerza de una aparente mayoría, de posición contraria.
“Ted Cruz fue el invitado de piedra de la fiesta y lo que hizo no era necesario. Cuando llega alguien en estas circunstancias a criticar y a buscar lo débil del candidato, no tendrá apoyo. Aquí tiene mucho peso lo que diga el grupo, y la mayoría estaba apoyando a Trump”, explica.
“La situación no me parece determinante. Lo que pasa es que desde el punto de vista periodístico, es muy noticioso, que un ex candidato de apellido latino manifieste eso delante de toda la convención”, desestima.
El experto enfatiza que lo llamativo de la convención fue “la manifestación de unidad que se mostró. Al manifestar su apoyo, se están creyendo esta posibilidad y están mostrando a Trump como un líder republicano”.
Un plagio que no es tema
Otra de las polémicas de la semana en torno a Trump se originó tras el discurso de la esposa del magnate, Melania, el cual fue calificado como “plagio” de una alocución de la actual primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama.
Al respecto, el especialista descarta que la situación configure un escenario negativo para el candidato, pese a la amplia cobertura de prensa sobre este hecho.
“¿A quién le importa lo que pueda decir Melania Trump? Para el ciudadano de la ‘América profunda’, eso no es tema. Es más un tema para los analistas, pero para el votante duro no es tema, y pasará luego”, estima.
El resto de la campaña
“Cuando impulsó su candidatura, Trump no tenía una campaña comunicacional absolutamente estructurada. Ahora, la campaña empieza absolutamente estructurada. En lo próximo, intentará suavizar su discurso, que ha sido acusado de extremista, para quitarle votos a quienes apoyan a Clinton”, circunstancia que supondría que sus campañas tendieran a homologarse de cara a las elecciones de noviembre.
El experto descarta que suavizar su discurso se vea como una traición a su estilo o que ello repercuta negativamente en su campaña. “No creo que eso le quite votos. Esto siempre puede ser positivo, porque lo que quiere es ganar electores en el otro lado”, sostiene.
No obstante, enfatiza que el principal riesgo de esta estrategia es que suavizar su discurso termine desperfilando su candidatura. “Él ya se mostró como duro y eso le hizo tener réditos positivos en términos de apoyo de la ciudadanía y de los representantes del complejo sistema electoral que ellos tienen. En ese sentido, suavizarse no es lo mismo que desdecirse. Si esto último ocurre, pueden alejarse los votantes que en un primer momento estuvieron con él”, indica.
Además, asegura que, junto a suavizar su discurso, la imagen de Donald Trump dará un giro. “Él se sofisticará, hará un discurso menos de pelea, que apele a los indecisos que han visto en él la posibilidad de mejorar su calidad de vida”, afirma.
“Hay que considerar el imaginario de lo que significa ser estadounidense o ‘americano’, como ellos mismos se autodenominan. Hacer grande a ‘América’, como antes, está en el imaginario; ello implica tener una alta calidad de vida y seguir siendo el país más rico del mundo. Es un discurso grandilocuente, motivador, y la motivación para votar tiene que ver con la percepción que se tiene de las cosas”, señala.
Trump, el político del sentido común
El experto sostiene que uno de los atributos positivos de Trump frente a la ciudadanía es que “él no habla como un político tradicional, habla desde el sentido común y apela al sentido común de la gente que vive las cosas. Los políticos tradicionales se perciben como distanciados de ese sentido común”.
“La sociedad se da cuenta cuando alguien engancha con su propio discurso y es coherente con lo que vive día a día. Ese fue el logro de Trump. No hablarle a la intelectualidad o a la alta sociedad, sino al común de la gente”, explica.