Según estudios de Paz Ciudadana, desde el año 2010 en adelante, la percepción de delincuencia en las comunas del país creció un 55,1%, afectando sustancialmente la calidad de vida de los chilenos; lo que ha incrementado los gastos en alarmas, cercos, puertas blindadas y otros elementos que la población consideraba en bajo porcentaje.
La mayoría de los indicadores mantiene el mismo denominador común: un miembro de la familia ha sido víctima de robo o intento de robo. O se conoce a alguna persona que haya sufrido uno de estos dos. Además, los delitos con violencia en los últimos años han aumentado. Por lo mismo, es necesario instalar una política pública eficiente para solucionar esta problemática que vive el país.
Ante dicho escenario, el académico e investigador del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de nuestra Universidad, Dr. Cristian Garay, indica que “se debe emplear un programa que se dejó de ejecutar, que es la intervención de los espacios de uso común, ya sea en las plazas, los parques, las esquinas; porque mediante una política integrada, con la asociación de los servicios de aseo municipal y de los guardias municipales, se puede conseguir que estos espacios no sean peligrosos para la comunidad”.
Remarca que “se deben hacer esas intervenciones urbanas para utilizar los espacios en común, lo que disminuirá posibles riesgos de que sean tomados como un escenario que termina atentando contra la sociedad”.
El académico plantea que los jueces necesitan mayores medios de prueba para disminuir la delincuencia en Chile. En esta línea añade, además, que esto posibilitaría que la policía incremente las herramientas persecutorias y la Fiscalía, por su parte, cuente con más instrumentos para su labor. “Todo eso hará más eficiente el sistema penal en Chile, disminuyendo la sensación de inseguridad”, remarca.
El experto enfatiza que no es partidario en rebajar la imputabilidad de los menores de edad, “porque se llenarían las cárceles con gente que entraría con un aprendizaje muy precario, y cuando salgan tendrá muchas más habilidades delincuenciales”.
No obstante, eso sí debe aplicarse para los delitos de asesinato, violaciones y robo con violencia.
Aumentar las cárceles no arreglaría el problema de fondo, porque claramente ayudaría en bajar los hacinamientos que se producen en ellos, “pero estas instalaciones se llenarían de personas que transgreden la ley, por lo mismo es una solución rápida, muy por encima”.