- Para el director de la Escuela de Medicina de nuestro Plantel, Dr. Mauricio Osorio Ulloa, fue positiva la reciente decisión gubernamental de crear el ‘Plan Nacional de Tiempos de Espera No Ges’, como un primer paso para otorgar una solución concreta a los pacientes que aguardan por un tratamiento. De acuerdo al académico, es necesario actualizar el registro de quienes integran las listas de espera, pues eso agilizaría el sistema, eliminaría la incertidumbre y reduciría los tiempos de espera.
La semana pasada el Ministerio de Salud, presentó el “Plan Nacional de Tiempos de Espera No Ges”, el cual busca disminuir los tiempos de atención quirúrgica para usuarios del sistema público. La iniciativa comprende a pacientes que padecen patologías que no pertenecen al plan auge y que han aguardado hasta diez años para ser intervenidos.
El plan considera once prestaciones, como Amigdalectomía, colecistectomía, prolapso, túnel carpiano e incontinencia urinaria, entre otras, beneficiando a más de 19 mil personas, a través de una inversión cercana a los 20 mil millones de pesos.
El director de la Escuela de Medicina, Dr. Mauricio Osorio Ulloa, expresa que la decisión adoptada por el Gobierno es positiva y un primer paso para otorgar una solución concreta a los pacientes que aguardan por un tratamiento.
Repensar la lista de espera
A juicio del Dr. Osorio, es necesario repensar la lista de espera pues, tal como está hoy, presenta serias deficiencias que atentan contra el propio objetivo que la convoca; es decir llevar un registro certero de las personas que necesitan atención.
Añade el especialista, que este sistema funciona en base a la gravedad del padecimiento. En esa línea, dado lo perjudicial que pueda ser una enfermedad para la salud humana, serán sus posibilidades de tratamiento.
“En general, en el caso de las diversas situaciones que están vinculadas con la lista de espera, se van resolviendo de acuerdo a una priorización que tiene que ver con un tema netamente clínico sanitario, por lo tanto siempre van a ser resueltas aquellas patologías que tienen una gravedad superior, y que van a generar un problema secundario de mayor envergadura o que, incluso, pudiesen poner en riesgo la vida del paciente”, explica el académico.
Enfatiza que “si uno entiende que se van a priorizar patologías que pueden poner en riesgo o alterar gravemente la salud de las personas, empiezan a ser postergadas aquellas que, entre comillas, podrían ser no tan graves”.
Aclara el facultativo que para las personas que las padecen “es una situación absolutamente inaceptable, intolerable que muchas veces puede rayar en un trato indigno”.
Y en ese contexto, el plan gubernamental pone el foco en aquellas patologías de menor gravedad, que comúnmente son desplazadas.
“Eso no quiere decir que esta lista de espera no sea importante. Para las personas que la sufren, es una cuestión que tiene que ver con la dignidad como paciente”, explica el Dr. Osorio.
Insuficiencias en el sistema
Según el Ministerio de Salud, al inicio el gobierno de Michelle Bachelet, la lista de espera para Cirugías, era cercana a 190 mil pacientes, de los cuales el cincuenta por ciento aguardaba atención desde el año 2012 o, incluso, desde 2005.
Las cifras, según el Dr. Osorio, se relacionan con “una situación en la cual, todo lo que se requiere para resolver el tema, pudiese no haber estado al alcance de los diferentes establecimientos y profesionales que lo resuelven”.
Pues, resulta evidente para el galeno que “nadie va a querer dejar esperando a una persona por un tema de mala voluntad”.
Asegura que, “efectivamente, hay una insuficiencia dentro del sistema, que no da cuenta de todo el requerimiento”, que si bien se relaciona con la carencia de profesionales y recursos, también se enlaza directamente con la confección del registro de pacientes que necesitan atención.
“Por eso, lo primero que hay que resolver es saber por quienes está compuesta. Quienes entran, salen y- en definitiva- como se mueve esta lista de espera para poder gestionarla de buena forma”, propone.
En ese sentido, para el académico, es de suma importancia que se transparente y normalice el sistema de ingreso de usuarios, pues tras las demoras en la atención “hay pacientes que van resolviendo por diversas vías sus patologías, y otros para los cuales dejó de ser un problema, e incluso algunos que pudieron haber fallecido” y muchas veces no existe registro de estos cambios, lo cual “altera e influye en conocer cuál es realmente la situación vinculada a la lista de espera”, enfatiza.
En ese contexto, el Dr. Osorio plantea sentar las bases, y definir lo que es la lista de espera pues -explica- el concepto está mal entendido, desde la perspectiva que todo paciente, independiente que acuda al sistema público privado, está sujeto a ingresar a ese registro.
“Si yo le hago un diagnóstico a una persona, y le digo que tiene que hacerse un tratamiento y no se lo hace desde el momento de la prescripción, eso ya es lista de espera”, explica.
Subraya que “el tema es que se tiene que definir a qué le vamos a llamar lista de espera”, y en esa línea estima que lo más relevante es asegurarle a la ciudadanía su presencia en el catastro y estipular “cuánto puede una persona razonablemente esperar. Poner como plazo tres meses y que toda persona sea operada no más allá de 90 días. O podrían ser seis meses, pero que la persona sepa”, sentencia.
Buena propuesta
“El hecho de resolver problemas que las personas tienen pendientes de resolución, es un avance siempre”, opina el Dr. Osorio respecto al plan de salud.
“Es positivo, porque de alguna manera vamos a dar cuenta de lo que los pacientes requieren. Sin lugar a dudas que esto es un avance y que hay que, de alguna manera, colaborar a que esto ocurra porque hay que pensar que las personas que están sufriendo estos problemas, requieren una solución”, agrega.
“Lo fundamental de la lista de espera es saber quién está en ella. Y ese es el problema hoy en día, porque probablemente hay gente que está esperado, y no sabemos porque se retiraron”, concluye.