Según el reciente informe del Reuters Institute for the Study of Journalism de 2020, con datos de seis continentes y 40 países, entre ellos Chile, aumentó el consumo de noticias, sobre todo de la TV en tiempos de pandemia.
Las personas confían más en los medios y su cobertura sobre COVID-19 que en los políticos (los acusan de desinformar). Va en aumento el temor a la desinformación, las famosas noticias falsas, y declaran que se dan más en Facebook y Whats App que en otras aplicaciones. La desconfianza campea en todas partes, también en la red.
En Chile, una muestra de 2.005 casos de hombres y mujeres a partir de 18 años, indicaron que usan Facebook para leer noticias (63%), Whats App (40%) y Twitter (22%). De los medios de comunicación nacionales, los que superan el 50% de confianza son dos radios, un canal de TV y medios locales. Al otro extremo, la mayor desconfianza está en el canal público y otro canal privado. Cuando se les pregunta por la confianza hacia las noticias en general, los chilenos no le entregan más de un 40% de confianza, en todos los tramos de edad, ya sean hombres o mujeres.
Sabemos que el desempeño de las autoridades en torno a la pandemia ha sido muy errático. Confuso. Contradictorio. El manejo comunicacional que se diseñó en un inicio fue un fracaso, muy por debajo de lo que las personas han necesitado.
Se espera ahora que el cambio de ministro permita también una nueva estrategia. En paralelo, los medios tienen una oportunidad de prestigiar sus marcas, la reputación de sus equipos y el trabajo de investigación y educación que tienen por definición. Se requieren fuentes fiables, entrega de datos fáciles de comprender, no renunciar a la educación en torno a un virus cada día más conocido pero mortalmente contagioso.
Los medios perderán (o ganarán) reputación, dependiendo cómo enfoquen sus noticias, su investigación, los temas que privilegien y cuán independiente sean de las autoridades. Es una tarea ardua en un contexto difícil, pero hay muestras destacables de investigación a distancia que han marcado la diferencia.
Las redes sociales han aumentado su uso también fruto de la pandemia, conectando, entreteniendo e informando. Sin embargo, esto último es lo más criticado: el temor a una información parcial y mañosa que se construye en los grupos de iguales donde la persona que disiente es un traidor.
En tiempos tan exigentes e inciertos como el que nos toca vivir, la pluralidad, el respeto por las otras personas, los argumentos y la confianza marcarán la diferencia. La autoridad sanitaria debe corregir los errores y convencer al Presidente de cambiar la estrategia para enfrentar la pandemia, junto con comunicarla mejor.
Desde el inicio de la pandemia, varios millones de personas encerradas en sus casas buscan informarse para entender que está pasando, qué medidas toman sus gobiernos para protegerlos. A diferencia de lo que sucedía en los últimos años, el encierro ha revalorado a los medios de comunicación cuando entregan noticias y datos confiables.
Los medios perderán (o ganarán) reputación, dependiendo cómo enfoquen sus noticias, su investigación, los temas que privilegien y cuán independiente sean de las autoridades. Es una tarea ardua en un contexto difícil, pero hay muestras destacables de investigación a distancia que han marcado la diferencia.