En su último Informe de Política Monetaria (IPoM), el Banco Central recortó las expectativas de crecimiento del PIB para 2019 a 1%, como consecuencia de la caída de -2,5% en la actividad del cuarto trimestre del año. “La crisis social ha generado cambios importantes en el escenario macroeconómico, afectando negativamente la actividad de corto plazo”, señaló el organismo a través de un comunicado.
Sin embargo, el sociólogo y Vicerrector de Postgrado de la Universidad de Santiago, Dr. Cristián Parker, consideró que es al revés. Es decir, que es el modelo de crecimiento del país el que ha privilegiado indicadores económicos, descuidando los sociales, lo que ha terminado provocando la crisis. “Eventos como los que hemos vivido en el último tiempo indican que nunca debe descuidarse la dimensión social de nuestro desarrollo y de nuestros procesos de crecimiento”, sostuvo.
El especialista puntualizó que lo que ha preponderado en Chile es mantener la austeridad fiscal, las tasas de inflación bajas y los equilibrios macroeconómicos, subordinando las políticas sociales a esos indicadores, lo que incrementa la desigualdad. “Cualquier reforma tributaria, al sistema laboral o presupuestarias que prioricen lo social por sobre lo económico es rechazado bajo este modelo”, explicó.
“Cuando no se toman en cuenta las demandas de la población, la economía se resiente y puede generar un círculo vicioso donde los factores sociales perjudican los económicos y se van reforzando unos a otros en términos negativos”, comentó el Dr. Parker.
Incertidumbre en las personas
El psicólogo social, antropólogo y académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago, Dr. Sergio González, estimó que el bajo crecimiento revela que “las personas no ven que los cambios sean significativos en relación a las demandas sociales, y consideran que todas las medidas son paliativas, lo que genera incertidumbre y desconfianza. El paquete de US$5.500 millones para reactivar la economía, por ejemplo, ataca síntomas, pero no la causa del problema que las demandas sociales han visibilizado y que son estructurales”, afirmó.
Para el especialista, “hay una contracción fuerte en el consumo en un contexto de niveles máximos de incertidumbre, que no son solo por el estallido social, sino por las respuestas a este estallido, que no han apuntado a lo estructural. El Gobierno no ha tocado ningún aspecto estructural del modelo económico, como el sistema de pensiones”, recalcó.
Desafección frente al Gobierno
Para el sociólogo y académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Usach, Dr. Vicente Espinoza, “el recorte de las proyecciones empezó mucho antes del estallido social. Ahora está en 1% y lo único que ha hecho es sincerar que este Gobierno no ha sido capaz de darle dinamismo a la economía”.
Aunque reconoció que el estallido se explica como una “rebelión contra el modelo”, el Director del Magíster en Ciencias Sociales del IDEA consideró que el lento crecimiento viene desde hace años; es resultado del desinterés de los Gobiernos en aumentar la productividad de la economía y lo que puntualmente refleja ahora es la desafección del electorado de derecha respecto del Gobierno de Piñera. “Es decir, que un 20% de ese sector considera que lo está haciendo muy mal como Presidente”, afirmó. “Es el apoyo político, incluyendo los empresarios”, agregó.
Sin embargo, advirtió que, de acuerdo a la evidencia, la violencia social ocurre cuando las personas tienen un margen para enfrentar los costos de sus propias acciones. Es decir, que si se arriesgan a quedar sin trabajo o no tener abastecimiento, es porque “se las pueden arreglar”. “Si esto se transforma en permanente, empieza a bajar el crecimiento económico y sube la cesantía, por lo que las probabilidades de que siga la movilización bajan”, explicó.
En ese sentido, el académico concluyó que la apuesta política del Gobierno podría estar en que el movimiento se desgaste solo.