Virus similar al Ébola irrumpe en la escena mundial y preocupa a las organizaciones de salud

  • El lunes pasado, un hombre falleció en Estados Unidos, como consecuencia de la Fiebre de Lassa, virus similar al Ébola y cuya falta de asistencia médica oportuna, tiene un alto porcentaje de mortalidad. Ante la inquietud que se generó en distintos países y sus posibilidades de expansión, la especialista de la Escuela de Medicina de nuestra Universidad, Valeria Ibáñez Henríquez, cree que son bajas pues proviene de un roedor africano, lo que significaría que serían “humanos infectados aún  asintomáticos los que diseminarán el virus de un país a otro”.

 



La fiebre de Lassa, fue detectada por primera vez, en África, en las postrimerías de la década de los sesenta, durante el siglo pasado.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “La enfermedad se da en África Occidental y se transmite a los humanos a través de los roedores, por contacto directo o indirecto con la excreta de los animales infectados. La infección puede producirse en el laboratorio o por contagio de persona a persona, especialmente en los hospitales, a través del contacto directo con sangre u otros líquidos corporales de los pacientes”.

Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, se estima que las infecciones por la fiebre de Lassa en África, son entre 100  y 300 mil cada año, con aproximadamente 5 mil defunciones.

En aquel continente la enfermedad tiene tal impacto, que el virus lo padece entre el 10 y 16 por ciento de las personas que son internadas en los hospitales de países como Sierra Leona y Liberia.

Transmisión

En ese sentido, la especialista de la Escuela de Medicina de nuestra Universidad, Valeria Ibáñez Henríquez, advierte que “La transmisión de persona a persona puede ocurrir con mayor frecuencia en el ámbito hospitalario. Está considerada una enfermedad muy contagiosa entre humanos, por lo tanto, quien sospeche de tener la infección debe aislarse de inmediato”.

“Una vez ingresado al cuerpo, el virus es capaz de multiplicarse en ciertos leucocitos y células corporales y el daño se produce fundamentalmente por la respuesta inflamatoria local o sistémica que se desencadena”, agrega.

La especialista detalla que el virus, al comienzo, se expresa como una gripe con fiebre, cefalea, dolor muscular y decaimiento. “Raramente puede haber compromiso vascular que se expresa en petequias o hemorragias en algunas mucosas o vísceras; en casos más graves puede desencadenar hipotensión con insuficiencia orgánica”, resume.

Señala la experta que la fiebre de Lassa, si bien no es tan mortal como el Ébola, comparte  la forma virulenta con que se desata en los seres humanos. Si los enfermos no son asistidos oportunamente, tienen un alto porcentaje de mortalidad. “La tasa de  letalidad del virus Lassa, en los casos severos,  es cercana al 20%, donde un porcentaje importante de la gente infectada hace una enfermedad asintomática”, remarca.

De acuerdo a lo informado por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el hombre que murió en Estados Unidos, arribó al país tras tomar un vuelo desde Liberia, por ello la CDC ya comenzó un proceso de identificación y búsqueda de los pasajeros que lo acompañaron, para determinar el grado de desarrollo de la enfermedad.

Posibilidades de que llegue a Chile

“Es poco probable,  pues serían los humanos infectados aún  asintomáticos los que diseminen el virus de un país a otro”, expone Ibáñez pues “el reservorio natural del virus es el roedor africano que habita Sierra Leona, Liberia, Nigeria Guinea”, agrega.

En definitiva, la medida preventiva que nuestro país puede adoptar, según la profesional, radica en hacer un registro de las zonas geográficas visitadas por quien arribe a Chile, pensando en que el virus tiene un período de incubación que va de los diez hasta los veinte días. Hay que tomar esta determinación, “porque no hay una vacuna contra la fiebre de Lassa”, enfatiza.