Pacto Mundial de Jóvenes por el Cambio Climático plantea que el programa se transforme en una política de Estado
Con la presencia de estudiantes y profesoras (es) de establecimientos educacionales de Santiago y regiones, especialistas nacionales e internacionales del ámbito y representantes de la comunidad universitaria implicada en la problemática medioambiental, se dio término a una nueva fase del programa Pacto Mundial de Jóvenes por el Cambio Climático.
La actividad titulada “Los 7 saberes necesarios para la educación del cambio climático”, reforzó el objetivo de dar visibilidad a los intereses y preocupaciones de la juventud en torno a los desafíos de la crisis medioambiental.
La vicerrectora de Vinculación con el Medio, Dra. Ana María Fernández, recalcó la importancia de este proyecto de investigación y acción global, recordando a un exintegrante de nuestra comunidad universitaria. “Nos encontramos en esta bella sala que lleva el nombre de Víctor Jara, quien fuera parte de la UTE. Él fue un visionario, que pudo ver en las experiencias propias y sencillas todo el potencial de cambio y transformación social, que es justamente lo que nos convoca”, señaló la autoridad.
En esta misma dirección, la Dra. Carolina García González, jefa de carrera de Pedagogía en Historia y coordinadora pedagógica del programa, resaltó la idea para que jóvenes de nuestro país y el planeta puedan elaborar propuestas locales que tengan impacto global. “Esta alianza ya cuenta con 30 países participantes, y Chile ha sido uno donde ha calado más hondo. Estamos presentes en 7 regiones del país, desde Putre hasta Puerto Williams, además de la presencia insular en la Isla Grande de Chiloé y la Isla de Pascua”, señaló la académica de la Facultad de Humanidades.
Los establecimientos nacionales que se han sumado al proyecto, en su mayoría son públicos o de administración delegada, muchos de ellos técnico-profesionales o liceos agrícolas, que han desarrollado iniciativas de acción local de acuerdo a los intereses y necesidades de las comunidades que representan.
La Dra. García, quien, gracias al patrocinio de la FAHU y el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Creación, pudo asistir a la Cop-27 de Egipto, manifestó que el objetivo a futuro es que este programa cuente como una política pública impulsada desde el Ministerio de Educación. “Nosotros hemos hecho una apuesta por la educación pública, y esperamos que se masifique a nivel país en el largo plazo. En la actualidad, nuestros esfuerzos se enfocan a seguir trabajando para que jóvenes de nuestro país que participan en este proyecto, puedan llegar a la COP-30 que se realizará en noviembre de 2025 en Brasil”, expresó.
La experiencia territorial
Víctor Manuel León Donoso, es profesor de historia del Liceo Industrial de San Fernando, que junto a sus estudiantes ha realizado proyectos que vincularon las ciencias sociales y el cambio climático. “Con el equipo de estudiantes percibimos que este reto no solo tenía que ver con la ciencia, sino que también, con la comunidad en general. Esto nos permitió reflexionar sobre estas transformaciones en nuestro territorio, que se ha visto afectado por la sequía y los desastres socio-ambientales”, aseguró el docente.
Este análisis procuró el acercamiento del tema con la población, a través del relato del mundo rural, en zonas en donde el cambio climático ha afectado enormemente a la agricultura. “Al principio trabajamos la tradición oral ligada al folclore, y cómo estas prácticas se han ido transformando debido al Cambio Climático. Por ejemplo, antiguamente se pensaba que las hormigas anunciaban el invierno”, señaló el profesor León.
Otro de los proyectos destacados es “Imaginario y percepción de la Antártica por la población de Colchagua”, ganador del regional de Explora, llegando al nacional y en la actualidad, gracias al contacto del profesor Alfredo Pena-Vega, ideólogo y coordinador internacional del programa, estudiantes de Francia lo están replicando.
“¿Por qué vas a defender algo que tú no conoces? Desde esa premisa, comenzamos la investigación a través de encuestas y una metodología innovadora, donde pedimos a grupos de estudiantes que dibujaran su imaginario de la Antártica. El resultado de la tabulación fue interesante, porque se observa el territorio antártico como una zona simbólica de nuestro planeta, de paz, y en donde no existen las guerras, ni las armas. Además, nos ayudó a comprender que hay una falta de conocimiento de la zona en nuestro currículum”, concluyó el educador.