Isabel Allende: “La literatura es tu propia voz contándote una historia”
- En el marco de la inauguración del año académico 2015, la escritora Isabel Allende compartió una amena conversación con estudiantes de nuestra Universidad en el Salón de Honor. Temas como sus inicios en la narrativa, su método para contar historias y sus opiniones acerca de la literatura, fueron algunas de las ideas del distendido conversatorio, donde la narradora hizo gala de su genialidad fresca, perspicaz e hilarante, al responderle a las y los jóvenes.
Estudiantes de la Facultad de Humanidades se dieron cita en el Salón de Honor, en el marco de un conversatorio con la escritora Isabel Allende. En el encuentro, la destacada narradora contestó cada pregunta que le hicieron, desglosando una pizca de lo que constituye su forma de ver la literatura y la construcción de una obra.
Ha vendido 65 millones de copias de sus libros.Y, para explicar tal fenómeno, estima que hay algo de suerte y oportunidad en ello. “Hay maravillosos escritores en la historia que han escrito obras monumentales y que no han tenido ningún reconocimiento. Y hay obras menores, que pegan en un momento determinado, en que hay un interés en ese tema, y se hacen muy populares”, explica.
‘La Casa de los Espíritus’, uno de sus trabajos más célebres, tiene asociado una serie de factores que a su juicio hicieron que trascendiera. “A mí me tocó un momento adecuado. Primero me llamaba Allende y venía de Chile, después del golpe militar, cuando la atención del mundo estaba puesta en el país”. Además, al no haber ninguna mujer dentro del ‘boom de la literatura latinoamericana’, su novela “era como la voz femenina de ese grupo”.
Gracias a estas características, Isabel Allende ganó muchos lectores, los que después la han acompañado en sus textos posteriores. Asimismo la presencia de su obra en los programas escolares, también ha contribuido a que el público la conozca. “He ido ganando lectores jóvenes, porque mis libros se enseñan en los colegios, y en las universidades. Entonces, siempre hay una nueva generación que se incorpora”, explica.
Explica que escribe acerca de lo que ve, sobre aquellas historias que les suceden a las personas comunes y corrientes. Por eso, cree que las latitudes no afectan. “Una persona que en Turquía lee en turco un libro mío, es igual a que otro lo lea en Finlandia y en finés; porque la gente se parece mucho, y es básicamente muy buena y decente”, explica. Hay una unión entre autor y lector donde estos “se conectan entre sí y conmigo. Compartimos ciertos valores e intereses y una visión del mundo de como quisiésemos que fuera”, agrega.
El trabajo con sus historias
No escoge sus temas. Explica: “Andan en el aire y a veces me agarran, los tengo adentro y van creciendo, hasta que llega un momento en que debo escribirlos”. Luego viene un proceso de investigación del espacio donde ocurrirá la historia -novelas o libros de historia- que permiten ir extrayendo datos que aporten a la construcción narrativa. En una novela histórica, “la parte de la investigación, para mí es fundamental, porque ésta te da la mitad de la novela, y el resto es tener mucho cuidado”.
Dónde se encasilla
Pese que algunos críticos asocian su obra al ‘Boom latinoamericano’ y otros al ‘Post-boom’, lo cierto es que ella no se matricula con ninguno. A su juicio, “cada historia tiene una manera de ser contada, su tono y es difícil determinar cuando empiezo a escribir, como va a ser una novela”. El proceso creativo, en la autora nacional, reniega de clasificaciones a priori, por lo menos durante las tres primeras semanas de gestación. “Voy para allá, voy para acá y no logro cuajarla, porque todavía los personajes no me han hablado, no me han dicho, no oigo sus voces, no sé cómo van a ser”, explica la narradora.
“Hay novelas que son completamente realistas, que no se prestan para el realismo mágico, y otras en que los personajes van haciendo cosas nuevas. Ahí me empiezo a acordar de mi familia, de las experiencias de donde vengo, de Latinoamérica, y la novela puede tener el método de realismo mágico”, comenta la novelista mientras agrega para zanjar el tema que “entre los libros que he escrito, algunos no tienen nada de realismo mágico, y otros que sí tienen un poco”.
Sobre el arte de escribir
“No hago nada más. La mayor parte de los escritores tienen que ganarse la vida de otras maneras. Tienen que ser periodistas, enseñar en una universidad, o hacer otras cosas para poder sobrevivir. Yo tengo la suerte de poder vivir de lo que escribo, entonces es lo único que hago”.
Para Isabel Allende la inspiración es más bien el ejercicio constante de escribir. Es disciplinada, pues cada 8 de enero comienza religiosamente a redactar su próxima novela, lo que la puede llevar a estar sentada, frente a su escritorio, hasta 14 horas diarias. “No creo en la inspiración. Pienso que viene cuando estás delante de la computadora y esperas. Tarde o temprano aparecerá la musa”, sentencia.
Cada 8 de enero inicia una nueva obra, porque el ese día, de 1981, comenzó a escribir ‘La casa de los espíritus’. Y le fue tan bien, que la ha mantenido como signo de que pueda ocurrir lo mismo con sus demás trabajos. Y así ha sido.
Por qué es escritora
Dice Isabel Allende, que el Golpe de Estado, acontecido en Chile en el año 1973, cambió su vida. “Quienes nos fuimos lo hicimos sin nada, a empezar una vida donde nos tocara”, comenta. “Fue un desarraigo que no fue porque yo quise sino que las circunstancias lo forzaron”, subraya.
A juicio de Isabel Allende, el Golpe Militar, el nacimiento de sus hijos y la muerte de su hija Paula son los sucesos más determinantes en su vida. “Yo creo que no sería escritora hoy sin ese evento que me obligó a salir. Sería periodista, como era antes, pero fue el exilio, la nostalgia, el tratar de preservar la memoria, lo que me indujo a escribir ‘La casa de los espíritus’ y luego ‘De amor y de Sombra’.
¿Por qué leer?
Isabel Allende no sabe por qué se debe leer, sin embargo lo asocia a un acto placentero e íntimo. “¿Qué es lo que hallo en la lectura que no encuentro en la televisión?”- se pregunta la escritora nacional frente a un auditorio expectante que añora una respuesta. “Es la voz del escritor que te habla al oído a ti, y nadie más oye. Es tu propia voz contándote una historia. Te vas metiendo en los personajes, comienzas a vivir la historia, de una manera que no te lo puede dar algo en la pantalla, porque está separado”, concluye.