Uno de los ex alumnos que publicó fue David Rojas, con “Reflexiones sobre la filosofía práctica de Kant y su “no-conceptualismo”, y el otro Rubén Céspedes, cuyo artículo se tituló “La dialéctica de Hegel en ‘Cuestiones de Método’ de Jean Paul Sartre”. Por su parte, el Director del Magíster en Filosofía Política, Dr. Hernán Neira, publicó el artículo “Suicidio soberano y suicidio patológico”, donde analiza las diferencias entre ambos tipos de suicidio.
La publicación tuvo lugar en el número 164 de la revista Ideas y Valores, de la Universidad Nacional de Colombia, una de las más prestigiosas en el mundo hispanohablante (indexada tanto en la base SCOPUS como WoS).
Una de las razones por las que el doctor Neira decidió indagar en este tema es porque “ilustres filósofos se suicidaron: Sócrates, Séneca, Deleuze. Ilustres políticos también lo hicieron, en nuestro cercano Chile: el presidente Balmaceda, el presidente Allende. El suicidio puede ser visto des de el punto de vista de la filosofía de la acción, de la filosofía política, de la ética y de la bioética. El suicidio puede ser un acto ajeno a toda patología, un acto soberano de una persona que voluntariamente decide darse muerte, actuando ante las circunstancias y no dejándose dominar por ellas”.
Dentro de las principales conclusiones de este artículo se encuentra que el punto de vista médico filosófico es distinto que el médico, aunque puedan ser complementarios, añadiendo que su disciplina intenta comprender una acción, mientras que la medicina más bien intenta curar algo que previamente ha sido considerado como patológico.
Además, el suicidio soberano no se reduce a un acto instantáneo, ni desesperado, sino que se inicia con las acciones que el suicida sabe que le pueden llevar al suicidio, aunque sea años después.
Según explica el académico, Sócrates, por ejemplo, sabía a dónde le podía llevar su obstinación a la vez ética y política, indicando que puede decirse que el suicidio de Sócrates se inicia el día que comienza a enseñar. Ahora bien, en su artículo se interpreta esa muerte y ese tipo de darse muerte en un contexto de valores y de oposición de normas. El profesor Neira sostiene que el suicidio refleja el apogeo de la crisis entre dos normas contradictorias de acción: la del suicida y las normas de la cultura, de la política, etc., a cuyo enfrentamiento el suicida soberano responde voluntariamente con el acto de darse muerte.
Respecto a qué pasa con los sobrevivientes del suicidio en su disciplina y el juicio que reciben por parte de su entorno, el investigador detalla que no es uno sino muchos. “Puede decirse, por ejemplo, que una parte importante de la filosofía de Platón no hace más que interpretar el suicidio de Sócrates, que es fruto de una doctrina filosófica, no de una enfermedad. En casos más contemporáneos, se entiende que se trata de suicidios soberanos, que incrementan o pueden incrementar la dignidad del suicida. Se entiende, en este caso, que no se trata de una “enfermedad” que se apodere de la mente de quien practica la muerte voluntaria. Algo muy distinto del suicida patológico, que está enfermo y debe ser tratado médicamente. La filosofía interpreta; la medicina, intenta curar. A veces se complementan, pero no siempre”, sentencia.