- La Vicedecana de Investigación y Desarrollo de la Facultad de Ciencias Médicas de nuestro Plantel, Dra. Helia Molina Milman, expresa que las medidas adoptadas por la autoridad en materia ambiental han sido las correctas, pero paliativas; porque solo mitigan los efectos y no atacan el problema de fondo. Entonces, “la solución de raíz va por otro lado”.
- Enfatiza que se requiere con urgencia, de manera definitiva, un estudio acabado y una planificación que concluya en medidas radicales como “apagar las fuentes contaminantes y disminuir los vehículos que circulan”, porque es necesario abordar el tema antes que se salga de control. En otras palabras, “hay que sacar las fuentes contaminantes de Santiago o el problema no tiene arreglo”.
- Añade que, en general, el tema de la contaminación en Chile es un asunto complejo. Sin embargo, estima que “es más notorio lo atmosférico porque se asocia, generalmente, con un aumento de consultas médicas y de enfermedades respiratorias”. Al respecto, el actual grado de contaminación, ha multiplicado los pacientes a niveles muy altos, tal como en época de crisis por el virus sincicial o la influenza.
Los altos niveles de contaminación atmosférica que durante el último tiempo han afectado a la Región Metropolitana, han puesto los ojos sobre la efectividad de las medidas que la autoridad ha dispuesto para mitigar las nocivas consecuencias que la polución conlleva.
En esa línea, la primera emergencia del presente siglo (decretada el lunes 22) es un claro ejemplo de los altos niveles de toxicidad que ha alcanzado el aire santiaguino. La paralización de alrededor de 3 mil industrias y la restricción vehicular a automóviles con y sin convertidor catalítico, fue la solución que la Intendencia Metropolitana entendió como necesaria para salir de la situación crítica.
La Vicedecana de Investigación y Desarrollo de la Facultad de Ciencias Médicas de nuestro Plantel, Dra. Helia Molina Milman, expresa que las medidas adoptadas por la autoridad en materia ambiental han sido las correctas, pero paliativas; porque solo mitigan los efectos y no atacan el problema de fondo. Entonces, “la solución de raíz va por otro lado”.
Enfatiza que se requiere con urgencia, de manera definitiva, un estudio acabado y una planificación que concluya en medidas radicales como “apagar las fuentes contaminantes y disminuir los vehículos que circulan”, porque es necesario abordar el tema antes que se salga de control. En otras palabras, “hay que sacar las fuentes contaminantes de Santiago o el problema no tiene arreglo”.
Según la especialista, hay sectores que son reticentes a cualquier cambio, pues estiman que puede ser perjudicial para el desarrollo económico del país. “El problema es que acá en Chile cuando se afirma que va a cambiar algo por la salud de la gente, salen voces que dicen que va a parar la producción, habrá desempleo y nos vamos a ir a la ruina”, reflexiona.
Lo que respiramos
En ese sentido, la Dra. Molina estima que lo más dañino de la contaminación que afecta a las grandes ciudades son las partículas que contiene. Éstas se producen por fuentes fijas como empresas o fábricas que trabajan con sistema de quema, chimenea o generadores de luz
También hay fuentes móviles de contaminación, como los vehículos. En esa línea, su aporte negativo consiste en que “no solo pueden emitir gases nocivos, sino que levantan polvo y material particulado también”, el cual al ser respirado “llega directo al pulmón”.
La experta afirma que todos los años, con contaminación o sin ella, se produce un peak de enfermedades respiratorias, generalmente en junio, donde se concentran virus como el sincicial, influenza y adenovirus, entre otros.
Añade la especialista que las partículas son los agentes más dañinos para la salud en materia de contaminación ambiental, pues enturbian el aire y ocupan espacio que originalmente está asignado para el oxígeno.
“Para los seres humanos la limpieza del aire es fundamental. No tanto por la suciedad que se pueda respirar, sino en términos de que si penetran sustancias que no son oxígeno, van a competir con éste haciendo que sea más pobre el aire”, expresa.
Añade que, en general, el tema de la contaminación en Chile es un asunto complejo. Sin embargo, estima que “es más notorio lo atmosférico porque se asocia, generalmente, con un aumento de consultas médicas y de enfermedades respiratorias”. Al respecto, el actual grado de contaminación, ha multiplicado los pacientes a niveles muy altos, tal como en época de crisis por el virus sincicial o la influenza.
Enfermedades
La Dra. Molina estima que la calidad del aire es una materia delicada, porque el oxígeno es vital para la salud: “Para que funcione nuestro organismo necesitamos que entre oxígeno al sistema circulatorio a través de los pulmones, y circule por la sangre, entregando alimento a todos los tejidos. Si pasan cinco minutos sin que el cerebro reciba oxígeno, éste muere”.
Los grupos más vulnerables a los altos niveles de contaminación ambiental son los adultos mayores y los niños. En el caso de los primeros, la causa se debe a que por su edad, tiene su capacidad pulmonar respiratoria restringida. Los segundos, en cambio, poseen un aparato respiratorio sensible frente a cualquier noxa o cuerpo extraño.
“Los niños están formado su aparato inmunológico y madurando sus bronquios y alveolos. Además están aprendiendo a defenderse de los virus”, comenta la especialista.
“Si a esta curva natural que se da en todas partes con cielos maravillosos, le agregamos la contaminación atmosférica que hay acá, lo que se observa es que el peak es mucho más alto”, expone la Dra. Molina.
En esa línea, el actual grado de contaminación presente en el aire, ha multiplicado las consultas médicas, en materia respiratoria, a niveles tan altos como en época de crisis por virus sincicial o influenza.
Hoy en día, un 70 por ciento de las consultas médicas en consultorios y centros de urgencias son producto de enfermedades y crisis respiratorias, cuando lo normal es que fuese un 25 por ciento. Sin embargo, pese al elevado porcentaje, aún no alcanza su peak más alto, pues el virus sincicial no ha entrado en escena.
Pondera la Dra. Molina que la causa de la encumbrada proporción de casos, se debe a que hay una correlación positiva entre el aumento de la contaminación, el frío y las enfermedades respiratorias.
“En la medida que va aumentando el frío, llegan los virus y junto con la contaminación hacen el gran peak de enfermedades respiratorias”, sentencia.
“La próxima semana viene seguro el virus y ahí vamos a tener problemas, a menos que sigan las restricciones”, explica.
Un problema social
“En Chile, y todo el mundo, las enfermedades no se distribuyen al azar sino que se reparten absolutamente de forma focalizada y, especialmente, en los sectores más vulnerables”, expone la Dra. Molina.
En ese sentido, hay que entender que si la población más vulnerable a las enfermedades respiratorias son niños y adultos mayores, esto va en correlato con el nivel socioeconómico que tienen. “En el fondo, cualquier fenómeno que perjudica la salud, también genera un daño social, porque afecta a esa población que es mucho más dependiente del trabajo, y que no tiene capacidad de cambiar de estilo de vida”, explica la experta.
Además, la facultativa estima que las clases sociales más vulnerables están en una encrucijada, pues ante determinaciones gubernamentales como las que prohíben la calefacción a leña, no tienen la posibilidad de escoger un medio alternativo. Frente a las medidas de alerta, quienes pueden sobrellevarlas son aquellos “que tienen dinero para compra estufas ‘Toyotomi’. ¿Pero la gente pobre qué hace, si ésta cuesta más que un sueldo mínimo?”, opina.
“Al final, a quienes más afecta todo esto es a las personas más pobres, a las de zonas rurales, a los indígenas. Siempre afecta a quienes están más susceptibles de sufrir un daño, de morirse o quedar con una secuela”, agrega.
“Me preguntan por contaminantes atmosféricos, pero también hay acústicos, visuales y de olor. Lo que pasó en Freirina por ejemplo. ¿A quién le llega eso? Nadie va a ir a instalar una fábrica de chanchos en la Dehesa”, sentencia.
Qué deben hacer las personas
En los períodos de mayor contaminación, hay que evitar asistir a lugares con muchas personas como malls, cines y teatros, pues hay concentración de virus y bacterias.
Además “entendiendo que el aire que respiramos ya no tiene el cien por ciento del oxígeno que se espera que entre al organismo, hay evitar cualquier actividad que sea consumidora de éste. Entiéndase deporte, porque puede producir una insuficiencia en la oxigenación de los músculos”, concluye.