Investigación

Sin definir

Notables avances en proyectos de alimentación saludable y equitativa

Notables avances en proyectos de alimentación saludable y equitativa

Importantes avances muestran los proyectos impulsados por el Departamento de Gestión Agraria de la Facultad Tecnológica y el Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de los Alimentos (Cecta), que fueron adjudicados a fines de 2015, y que tienen como propósito alimentar a la población en forma saludable y equitativa.

El primero de ellos, “Biopesticidas en base a saponinas de quinoa”, proyecto FIC (Fondo para la Innovación de la Competitividad) 30343624-0 por tres años, se desarrolla en la región de O’Higgins cuyo objetivo es aprovechar los residuos del grano del pseudocereal para luego, a través de un proceso, generar un pesticida natural que ayude al cultivo de las vides.

Para ello, la Universidad se asoció con la empresa procesadora de quínoa Promauka, que ha facilitado los residuos de la planta, los que normalmente son desechados.

El académico del Departamento de Gestión Agraria, Luis Sáez Tonacca, y director de la iniciativa, explica que actualmente se logró aislar la saponina, que es una sustancia amarga muy similar al jabón o los detergentes, y ya se comenzó el período de pruebas.

“Dentro de la etapa de hacer el prototipo, estamos probando, sacando los extractos. El extracto vamos a probarlo in vitro con un modelo de nematodos (parásitos de plantas), y después en terreno con un modelo de viña, que es un rubro relevante en la región de O’Higgins, que además tiene serios problemas de nematodos”, precisa.

Asimismo, sostiene que “estamos seguros que el biopesticida va a matar los nematodos, no obstante, es totalmente agroecológico, no tiene uso de químicos, por tanto, es amigable con el medioambiente. Ahora estamos indagando cuáles son las dosis que vamos a tener que aplicar para que tenga efecto en las plantas”.

El profesor Sáez aclara que la iniciativa es inédita y solo había precedentes de investigaciones similares con el quillay.

“Solo hay un producto similar a partir de la corteza del quillay, pero a diferencia de este árbol, que está en peligro de desaparecer, la quínoa tiene mayor disponibilidad. En nuestra investigación encontramos cultivos de quínoa en la región de O’Higgins a nivel del mar, como Pichilemu y Paredones, incluso hemos encontrado cultivos en la Araucanía y Chiloé”, subraya.

Según el investigador, los primeros beneficiarios van a ser los cerca de 60 pequeños agricultores productores de quínoa de la zona, que tendrán la posibilidad de recibir un mejor precio por su producto.

“Después, los pequeños o medianos productores de viñas o de vides, que son entre 30 y 50, van a ser beneficiarios del producto final, que les va a ayudar a reducir uno de los grandes problemas que tienen actualmente que es el ataque de nematodos, que les hace caer fuertemente la producción”, asegura.

Ensalada con hojas de quínoa

El segundo proyecto, “Valorización agroindustrial de subproductos de la quínoa” (FIC 30429825-0, por tres años), también desarrollado en la región de O’Higgins, intenta fomentar el cultivo del pseudocereal, dándole nuevos usos, además del grano, al usar, por ejemplo, la hoja de la planta para ensaladas.

“Las investigaciones están centradas sobre la producción de grano de quínoa, entonces nos preguntamos qué pasa con el resto de la planta, si es posible consumir la hoja como una hortaliza. Y nos dimos cuenta que tiene un sabor agradable, parecido a la rúcula y el berro, pero a diferencia de la semilla no hay que procesarla. De hecho, la hoja basta con lavarla”, indica el profesor Sáez.

De la misma manera, el investigador puntualiza que de acuerdo con estudios preliminares propios, la ensalada de quínoa es “muy atractiva”, y la gente está dispuesta a consumirla. “Además, según el análisis nutricional tiene del orden del 25 a 26 por ciento de proteínas, porcentaje superior a las que tiene el mismo grano”, recalca.

Actualmente la investigación se centra en qué época del año o cuál es el momento adecuado para cosechar la hoja y en qué zona del país se puede cultivar. “Hemos investigado que se puede cosechar la hoja en las primeras fases del desarrollo de la planta, pero tenemos que determinar cuándo dejar de cosechar la hoja y seguir con el grano”, precisa.

En nuestro territorio,  la quínoa se siembra a principios de la primavera entre septiembre y octubre, y crece solo con el agua de las lluvias, sin necesidad de riego. El grano cosecha entre febrero y marzo, pero luego hay un periodo de seis meses sin cultivos.

“Entonces esperamos que los agricultores pudieran hacer un segundo cultivo, en ese mismo suelo. Con ello se valoriza más el suelo, la finca o predio, y al mismo tiempo la planta”, comenta el profesor Sáez.

Posteriormente, los investigadores indagarán la factibilidad de que el tallo, el rastrojo, y las raíces de la planta también sean comestibles. A su vez, ya realizaron pruebas con la harina de la hoja de quínoa.

“Procesamos las hojas y la harina que resultó, que mantuvo altas cantidades de proteínas, la incorporamos con harina de avena en galletas, y funcionó bastante bien. Por tanto, estamos evaluando la harina de hoja tanto para consumo humano como animal, y todos los usos gastronómicos que puedan tener la harina y la hoja fresca”, recalca.

En ese contexto, el profesor Sáez enfatiza que “entonces la planta ahora tendrá un doble propósito, la hoja y el grano, por tanto los productores de quínoa tendrán más fuentes de ingresos”.

Capacitación a pequeños agricultores

El tercer proyecto, “Habilitación de productores hortícolas de la región Metropolitana para la elaboración de productos IV gama” (GORE BIP 30442786-0, por 18 meses), es la continuidad de un proyecto desarrollado por investigadores del Cecta (“Diseño de un sistema de desinfección y envasado que permita aumentar la vida útil de hortalizas procesadas en la Región Metropolitana”, de 2011), que probó distintos protocolos para reducir la carga microbiana de hortalizas, como las lechugas, el repollo y las zanahorias.

En línea con las anteriores investigaciones, el proyecto pretende que los pequeños productores agrícolas de la zona central, en este caso de comunas como Colina, Lampa, Til Til, Talagante, El Monte, Melipilla y Buin, puedan ofrecer al mercado hortalizas saludables.

Cabe señalar que los productos de IV gama son hortalizas frescas mínimamente procesadas listas para consumir, que habitualmente se pueden encontrar en bolsas plásticas en las ferias libres.

El profesor del Departamento de Gestión Agraria, y gestor de innovación de las iniciativas, Carlos Díaz Ramírez, explica que el propósito es capacitar a los pequeños agricultores traspasándoles la preocupación por la inocuidad durante toda la cadena de producción y distribución de las hortalizas, hasta llegar al consumidor.

“Queremos enseñarles que lo que están haciendo es innovación y cómo la pueden seguir realizando, además de cómo realizar la comercialización de sus productos, a través de una metodología de mercados simulados”, expresa.

Junto con ello, comenta que esperan generar grupos de agricultores dentro de la región, y que puedan conectarse. “Que sientan que no están aislados, que hay otros agricultores con problemas similares. Posteriormente queremos incorporar a profesionales y asesores técnicos, para que trabajen con ellos y le den sustentabilidad a estas redes, una vez finalice el proyecto”, puntualiza.

Cabe destacar la participación en los proyectos de los académicos del Cecta, profesores Lina Yáñez Catalán, Dr. Claudio Martínez Fernández, y Dr. José Luis Palacios Pino.

Otros proyectos

Del mismo modo, el equipo que dirige el profesor Luis Sáez mantiene una amplia cartera de proyectos que aprovechen al máximo las cualidades de la quínoa, entre ellos, la elaboración de un “snack” con la harina del grano del pseudocereal, que entre sus cualidades no contiene gluten.

“En el proceso de extrusión se comprime la harina con o sin calor, lo que produce cambios funcionales. Se puede combinar con distintos tipos de harinas e ingredientes, y presentar de diversas formas, salada, dulce, hojuelas, o barras de cereal, y eso es lo que vamos a probar y a evaluar la aceptabilidad de los consumidores”, señala el profesor Carlos Díaz.

El proyecto ya fue aprobado por el Fondo para la Innovación de la Competitividad, y tendrá una duración de 18 meses. Igualmente, trabajan para definir los “desiertos agroalimentarios” en las regiones Metropolitana y de O’Higgins. “Son espacios en las ciudades o en las localidades rurales, donde la población, por distintos motivos, no tiene acceso fácil a la alimentación”, indica el profesor Sáez.

En concreto, todas las iniciativas se sostienen en una visión de agricultura sustentable.

“Los proyectos están conectados en cómo generamos circuitos comerciales alternativos, y que a su vez sean más sustentables, que generen menos residuos, que sean más equitativos, y que generen productos saludables que estén pensados en la población, más que en la generación o maximización de rentabilidad”, comenta el profesor Carlos Díaz.

Mientras que el profesor Sáez recalca que el propósito de los proyectos “es alimentar a la población en forma saludable y equitativa, todos tienen que tributar a esa línea de investigación. Nuestra preocupación se centra, más que en el rendimiento de la producción, en tratar de mejorar la distribución de los alimentos”, concluye.

Proyecto del Plantel implica un ahorro para la agroindustria: Reducen contaminación en el tratamiento de aguas residuales

Proyecto del Plantel implica un ahorro para la agroindustria: Reducen contaminación en el tratamiento de aguas residuales

Una etapa inicial exitosa obtuvo el proyecto de investigación Dicyt 2016 "Remoción simultánea de carbono-nitrógeno-sulfato en un nuevo reactor batch secuencial de biopelículas con azufre elemental y zeolita como soporte", liderada por el académico Dr. Cesar Huliñir con colaboración del Dr. Silvio Montalvo, ambos investigadores del Departamento de Ingeniería Química del Plantel.

En esta primera fase, el proyecto regular estudió la transformación de amonio a nitrógeno molecular gaseoso, a través del uso de un solo reactor aplicando el mineral zeolita. En este proceso, los investigadores obtuvieron resultados positivos, mejorando efectivamente en comparación a sus competencias que eran sistemas parecidos pero sin el uso del mineral, los que además utilizan tres reactores en vez de uno solo.

Según explica el Dr. Cesar Huiliñir, académico del  departamento ingeniería Química y jefe de la Carrera Ingeniería en Biotecnología, “este proyecto busca tratar aguas ricas en amonio, sulfuro (que es el que genera olor a huevo podrido) y materia orgánica. Estos compuestos se toman del agua residual que sale de un digestor y debemos tratarla antes de enviarla a un sistema natural de agua”.

Etapas del proyecto

Gracias a la validación del proyecto regular de parte de la Dirección de Investigación Científica y Tecnológica, dependiente de la Vicerrectoría de Investigación, Desarrollo e Innovación, quien otorgó fondos por tres años para la realización del proyecto, los investigadores pudieron comprobar en su etapa inicial la efectividad en la transformación de nitrógeno a nitrógeno molecular en bajas concentraciones de contaminantes utilizando zeolita.

En los próximos años, los investigadores buscarán definir el rango de concentraciones total que se puede tratar en el reactor.

“La idea es tomar estas aguas residuales provenientes de chancherías, tratarlas en un solo reactor que contenga zeolitas, y que permita el proceso completo de nitrificación, desnitrificación y remoción de materia orgánica. El azufre, en forma de sulfuro, es transformado primero a azufre elemental y utilizado en la desnitrificación autotrófica. Entonces, se trata de un solo sistema que consume las tres cosas”, explica el Dr. Huiliñir.

Si bien el tratamiento de aguas residuales se ha propuesto en otras partes, el proyecto que lideran los académicos del Plantel se diferencia en dos elementos claves. El primero es el uso del mineral zeolita, el que tras los experimentos realizados por los investigadores se pudo comprobar que aumenta la velocidad de reacción en los procesos de nitrificación y desnitrificación, acortando de tal manera los tiempos de reacción de 10 a 6 días. Esto es fundamental, pues permitiría ahorrar costos en oxigenación.

Como segundo elemento diferenciador, el sistema utiliza un solo equipo para tratar todos los residuos, reduciendo la cantidad de lodo generado al tratarse de un proceso autotrófico.

El coinvestigador del Plantel Dr. Silvio Montalvo, explica que mediante el proyecto, “el nitrógeno queda en fórmula gaseosa siendo liberado al aire, el nitrógeno contaminante se transforma en un compuesto inocuo (N2); el sulfuro va a ser transformado por el mismo reactor a azufre elemental, que no hace nada; y la materia orgánica, que mientras más haya genera mayor contaminación, la va a disminuir. Esa es la esencia del proyecto”.

Proyecciones de la investigación

Si los investigadores logran comprobar la efectividad del proyecto a escala laboratorio y piloto, planean proyectarlo hacia la industria de las chancherías, piscicultura o producción de aves, empresas que tienen altas cargas de nitrógeno, sulfuro y materia orgánica. “Si nosotros pudiésemos dar esa solución, independiente de otros sistemas, podría ser aplicado rápido. Creemos que podría ser eventualmente fácil de llevar a reactores más grandes, todo va a depender de los estudios que realicemos acá, pero nuestra impresión en este año es que funciona”, explica el Dr. Huiliñir.

Los resultados esperados por los investigadores consisten en reducción de nitrógeno en menor cantidad de tiempo mediante uso del mineral zeolita, que además es extraído de la Séptima región de Chile.  Otra de las ventajas es el uso de un sistema híbrido que permite la reducción simultánea de nitrógeno, sulfuro y materias orgánicas.

“Por lo general son varios reactores que trabajan en paralelo, consumiendo cada uno de estos nitrógeno, sulfuro y materias orgánicas en diferentes etapas. Nosotros lo unimos en uno solo. De funcionar a gran escala, ahorraría una gran cantidad de costos energéticos, inyección de aire y entregaría una serie de beneficios sociales, tales como la reducción de olores que permitirían una mejora en la calidad de vida de la sociedad”.

Urge promover espíritu reflexivo en los alumnos de enseñanza básica

Urge promover espíritu reflexivo en los alumnos de enseñanza básica

Tras un año de trabajo con escuelas de la comuna de Huechuraba, un estudio liderado por el Dr. Marco Villalta, académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago, reveló que las docentes desarrollan la clase considerando la contingencia de la vida diaria. También consideran los objetivos y procuran construir las condiciones para que las actividades propuestas permitan la concreción de los mismos. No obstante, se observa la necesidad de introducir acciones que permitan reflexionar y aprender desde la autoreflexión y del aprendizaje.

Los resultados preliminares de este estudio exploratorio fueron dados a conocer el durante el verano a los docentes y autoridades de la comuna y de la Universidad. Las profesionales que trabajan en escuelas de esa comuna se mostraron muy interesadas en sumarse al proyecto para poder mejorar la experiencia de sus alumnos en el aula.

El Dr. Villalta señaló que “es recomendable la reflexión constante de la práctica de aula para develar sus desafíos y posibilidades, pues promueve el aprendizaje de los alumnos y desarrolla la experticia profesional de las profesoras”.

Asimismo, el director del proyecto enfatizó en la necesidad de introducir diálogos de mayor exigencia cognitiva tales como los cooperativos y colaborativos.

Para esta investigación se utilizó una metodología mixta, que combina técnicas cualitativas de observación y análisis de discurso y prácticas pedagógicas en el aula, además de herramientas cuantitativas de medición y asociación de datos de registros categorizados, entre ellas la entrevista semiestructurada con directivos y profesores, entrevista grupal con estudiantes, observación de la interacción en el aula y registro de comportamiento ocular, utilizando el Eye Tracking, y una prueba de desarrollo cognitivo.

En este primer año de trabajo exploratorio participaron seis establecimientos educacionales de la comuna con diferentes contextos socioeducativos, teniendo como unidades de observación las clases de profesores de primero básico.

Aporte para Huechuraba

En la actividad también estuvo presente Alejandro Silva, ‎Coordinador Técnico Comunal de Convivencia Escolar del Departamento de Educación Municipal Huechuraba, quien indicó que ellos tienen un proyecto educativo a nivel comunal, propuesta que fue levantada a través de los cabildos comunales y del trabajo con diferentes sectores.

“Uno de los objetivos principales es recoger la diversidad de un tipo de estudiantes complejos, en cuanto están muy vulnerados por diferentes factores asociados a la pobreza principalmente, pero también asociados a diferentes prácticas culturales desde la perspectiva de la delincuencia y otra serie de temáticas, que son elementos que distraen los focos donde los estudiantes pueden proyectarse y generar una expectativa de vida distinta”, explicó Silva.

En torno a este trabajo han  desarrollado una serie de iniciativas, entre ellas, la alianza con la Universidad, que les ha permitido vincularse a través de este proyecto de investigación.

Para la profesora Zaida Galleguillos, del Centro Educacional Huechuraba, es interesante que se entreguen los resultados después de realizar una exploración. “Tengo la experiencia de trabajar con [la Teoría de Experiencia de Aprendizaje Mediado de Reuven] Feuerstein y me ha dado muy buenos resultados. Trabajar desde la motivación con los niños se hace más fácil; lleva mucho a los niños a explorar, a dialogar, analizar, es innovador estas instancias para reforzar lo que se está llevando hace algunos años en la comuna”, sentenció la docente.

Trabajo colaborativo

Durante esta jornada también estuvo presente el Decano de la Facultad de Humanidades, Dr. Marcelo Mella, quien resaltó la importancia que tiene para esta Casa de Estudios, estatal y pública,  vincularse con el entorno.

En este sentido, la autoridad remarcó que el proyecto propone desafíos, ya que la sociedad está inmerso en un contexto de crisis que brinda una oportunidad para cambiar las cosas, permitiendo instalar la visión de mediano y largo plazo.

En tanto, el Dr. Mario Morales, director de la Escuela de Psicología, invitó a los docentes a tener un diálogo permanente con la universidad para unir esfuerzos que permitan mejorar el sistema escolar.

Este trabajo forma parte del proyecto Fondecyt Regular (1150237) Experiencias de aprendizaje mediado y análisis de la conversación en la sala de clase de escuelas de diverso contexto socioeducativo dirigido por el Dr. Marco Villalta, donde también participan como coinvestigadores el Dr. Sergio Martinic, de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Dra. Cecilia Sáez, de la Universidad Diego Portales.

Estudio perfila a la élite chilena de la segunda mitad del siglo XIX

Estudio perfila a la élite chilena de la segunda mitad del siglo XIX

La élite es considerada uno de los grandes actores de la construcción política y económica de nuestro país, no obstante, su accionar y autonomía están lejos de ser entendidos, por lo que el académico de la Facultad de Humanidades, Dr. Alfonso Dingemans, espera ahondar en sus acciones, objetivos y efectos en aquellos años a través de un proyecto financiado por la Dirección de Investigación Científica y Tecnológica (Dicyt).

El estudio se contextualiza cuarenta años después de la independencia de Chile, en el marco de una política interna donde los actores de este proceso buscaron construir los cimientos del país y al mismo tiempo querían abrir su economía al mundo. De esta forma, el académico profundizará en la influencia que tuvieron los participantes sectoriales en este proceso.

“Cuando se analiza el siglo XIX, uno se topa con muchos titulares que explican todo el desarrollo que hemos tenido, entonces se le atribuyen muchas cosas a la élite y la verdad es que esta es más bien una caja negra. Se ve en términos muy simplistas, como si fuera un actor único que se le puede atribuir todo. Por ello, la idea parte un poco de querer abrir esa caja negra del comportamiento de la élite”, explica.

En el proyecto, se investigará en qué medida un proceso de adecuaciones, en el contexto político y económico de aquella época, propició que las instituciones formadas por la élite tomaran vida propia. “Quiero ver de qué manera y  en qué medida participantes sectoriales han tratado y han logrado influir en este proceso de adecuaciones de esta estrategia de inserción económica internacional en ese período en Chile”, afirma.

Resultados esperados

El proyecto Dicyt 2016 (N° 031652DC) titulado “Identificación de los participantes en las adecuaciones de la estrategia de inserción económica internacional en Chile, 1850-1885”, se prolongará por dos años, donde el académico espera comprobar su hipótesis.

Muchas de las decisiones que se tomaron en aquella época fueron producto de negociaciones políticas más que de la adhesión a un conjunto de ideas prefijadas por una corriente ideológica, explica el académico.

Por último, el cierre de la investigación espera afirmar que la idea del siglo XIX como una etapa de orden seguido por una etapa de progreso, es menos precisa que la de procesos interrelacionados. “Nuevamente esas adecuaciones hacen el nexo entre las dos cosas, es decir, que el orden fue pensado para la inserción económica internacional”, afirma el Dr. Dingemans.

Avanzan proyectos que buscan alimentar a la población en forma saludable y equitativa

Avanzan proyectos que buscan alimentar a la población en forma saludable y equitativa

Importantes avances muestran los proyectos impulsados por el Departamento de Gestión Agraria de la Facultad Tecnológica y el Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de los Alimentos (Cecta), que fueron adjudicados a fines de 2015, y que tienen como propósito alimentar a la población en forma saludable y equitativa.

El primero de ellos, “Biopesticidas en base a saponinas de quínoa”, proyecto FIC (Fondo para la Innovación de la Competitividad) 30343624-0 por tres años, se desarrolla en la región de O’Higgins cuyo objetivo es aprovechar los residuos del grano del pseudocereal para luego, a través de un proceso, generar un pesticida natural que ayude al cultivo de las vides.

Para ello, la Universidad se asoció con la empresa procesadora de quínoa Promauka, que ha facilitado los residuos de la planta, los que normalmente son desechados.

El académico del Departamento de Gestión Agraria, Luis Sáez Tonacca, y director de la iniciativa, explica que actualmente se logró aislar la saponina, que es una sustancia amarga muy similar al jabón o los detergentes, y ya se comenzó el período de pruebas.

“Dentro de la etapa de hacer el prototipo, estamos probando, sacando los extractos. El extracto vamos a probarlo in vitro con un modelo de nematodos (parásitos de plantas), y después en terreno con un modelo de viña, que es un rubro relevante en la región de O’Higgins, que además tiene serios problemas de nematodos”, precisa.

Asimismo, sostiene que “estamos seguros que el biopesticida va a matar los nematodos, no obstante, es totalmente agroecológico, no tiene uso de químicos, por tanto, es amigable con el medioambiente. Ahora estamos indagando cuáles son las dosis que vamos a tener que aplicar para que tenga efecto en las plantas”.

El profesor Sáez aclara que la iniciativa es inédita y solo había precedentes de investigaciones similares con el quillay.

“Solo hay un producto similar a partir de la corteza del quillay, pero a diferencia de este árbol, que está en peligro de desaparecer, la quínoa tiene mayor disponibilidad. En nuestra investigación encontramos cultivos de quínoa en la región de O’Higgins a nivel del mar, como Pichilemu y Paredones, incluso hemos encontrado cultivos en la Araucanía y Chiloé”, subraya.

Según el investigador, los primeros beneficiarios van a ser los cerca de 60 pequeños agricultores productores de quínoa de la zona, que tendrán la posibilidad de recibir un mejor precio por su producto.

“Después, los pequeños o medianos productores de viñas o de vides, que son entre 30 y 50, van a ser beneficiarios del producto final, que les va a ayudar a reducir uno de los grandes problemas que tienen actualmente que es el ataque de nematodos, que les hace caer fuertemente la producción”, asegura.

Ensalada con hojas de quínoa

El segundo proyecto, “Valorización agroindustrial de subproductos de la quínoa” (FIC 30429825-0, por tres años), también desarrollado en la región de O’Higgins, intenta fomentar el cultivo del pseudocereal, dándole nuevos usos, además del grano, al usar, por ejemplo, la hoja de la planta para ensaladas.

“Las investigaciones están centradas sobre la producción de grano de quínoa, entonces nos preguntamos qué pasa con el resto de la planta, si es posible consumir la hoja como una hortaliza. Y nos dimos cuenta que tiene un sabor agradable, parecido a la rúcula y el berro, pero a diferencia de la semilla no hay que procesarla. De hecho, la hoja basta con lavarla”, indica el profesor Sáez.

De la misma manera, el investigador puntualiza que de acuerdo con estudios preliminares propios, la ensalada de quínoa es “muy atractiva”, y la gente está dispuesta a consumirla. “Además, según el análisis nutricional tiene del orden del 25 a 26 por ciento de proteínas, porcentaje superior a las que tiene el mismo grano”, recalca.

Actualmente la investigación se centra en qué época del año o cuál es el momento adecuado para cosechar la hoja y en qué zona del país se puede cultivar. “Hemos investigado que se puede cosechar la hoja en las primeras fases del desarrollo de la planta, pero tenemos que determinar cuándo dejar de cosechar la hoja y seguir con el grano”, precisa.

En nuestro territorio,  la quínoa se siembra a principios de la primavera entre septiembre y octubre, y crece solo con el agua de las lluvias, sin necesidad de riego. El grano cosecha entre febrero y marzo, pero luego hay un periodo de seis meses sin cultivos.

“Entonces esperamos que los agricultores pudieran hacer un segundo cultivo, en ese mismo suelo. Con ello se valoriza más el suelo, la finca o predio, y al mismo tiempo la planta”, comenta el profesor Sáez.

Posteriormente, los investigadores indagarán la factibilidad de que el tallo, el rastrojo, y las raíces de la planta también sean comestibles. A su vez, ya realizaron pruebas con la harina de la hoja de quínoa.

“Procesamos las hojas y la harina que resultó, que mantuvo altas cantidades de proteínas, la incorporamos con harina de avena en galletas, y funcionó bastante bien. Por tanto, estamos evaluando la harina de hoja tanto para consumo humano como animal, y todos los usos gastronómicos que puedan tener la harina y la hoja fresca”, recalca.

En ese contexto, el profesor Sáez enfatiza que “entonces la planta ahora tendrá un doble propósito, la hoja y el grano, por tanto los productores de quínoa tendrán más fuentes de ingresos”.

Capacitación a pequeños agricultores

El tercer proyecto, “Habilitación de productores hortícolas de la región Metropolitana para la elaboración de productos IV gama” (GORE BIP 30442786-0, por 18 meses), es la continuidad de un proyecto desarrollado por investigadores del Cecta (“Diseño de un sistema de desinfección y envasado que permita aumentar la vida útil de hortalizas procesadas en la Región Metropolitana”, de 2011), que probó distintos protocolos para reducir la carga microbiana de hortalizas, como las lechugas, el repollo y las zanahorias.

En línea con las anteriores investigaciones, el proyecto pretende que los pequeños productores agrícolas de la zona central, en este caso de comunas como Colina, Lampa, Til Til, Talagante, El Monte, Melipilla y Buin, puedan ofrecer al mercado hortalizas saludables.

Cabe señalar que los productos de IV gama son hortalizas frescas mínimamente procesadas listas para consumir, que habitualmente se pueden encontrar en bolsas plásticas en las ferias libres.

El profesor del Departamento de Gestión Agraria, y gestor de innovación de las iniciativas, Carlos Díaz Ramírez, explica que el propósito es capacitar a los pequeños agricultores traspasándoles la preocupación por la inocuidad durante toda la cadena de producción y distribución de las hortalizas, hasta llegar al consumidor.

“Queremos enseñarles que lo que están haciendo es innovación y cómo la pueden seguir realizando, además de cómo realizar la comercialización de sus productos, a través de una metodología de mercados simulados”, expresa.

Junto con ello, comenta que esperan generar grupos de agricultores dentro de la región, y que puedan conectarse. “Que sientan que no están aislados, que hay otros agricultores con problemas similares. Posteriormente queremos incorporar a profesionales y asesores técnicos, para que trabajen con ellos y le den sustentabilidad a estas redes, una vez finalice el proyecto”, puntualiza.

Cabe destacar la participación en los proyectos de los académicos del Cecta, profesores Lina Yáñez Catalán, Dr. Claudio Martínez Fernández, y Dr. José Luis Palacios Pino.

Otros proyectos

Del mismo modo, el equipo que dirige el profesor Luis Sáez mantiene una amplia cartera de proyectos que aprovechen al máximo las cualidades de la quínoa, entre ellos, la elaboración de un “snack” con la harina del grano del pseudocereal, que entre sus cualidades no contiene gluten.

“En el proceso de extrusión se comprime la harina con o sin calor, lo que produce cambios funcionales. Se puede combinar con distintos tipos de harinas e ingredientes, y presentar de diversas formas, salada, dulce, hojuelas, o barras de cereal, y eso es lo que vamos a probar y a evaluar la aceptabilidad de los consumidores”, señala el profesor Carlos Díaz.

El proyecto ya fue aprobado por el Fondo para la Innovación de la Competitividad, y tendrá una duración de 18 meses. Igualmente, trabajan para definir los “desiertos agroalimentarios” en las regiones Metropolitana y de O’Higgins. “Son espacios en las ciudades o en las localidades rurales, donde la población, por distintos motivos, no tiene acceso fácil a la alimentación”, indica el profesor Sáez.

En concreto, todas las iniciativas se sostienen en una visión de agricultura sustentable.

“Los proyectos están conectados en cómo generamos circuitos comerciales alternativos, y que a su vez sean más sustentables, que generen menos residuos, que sean más equitativos, y que generen productos saludables que estén pensados en la población, más que en la generación o maximización de rentabilidad”, comenta el profesor Carlos Díaz.

Mientras que el profesor Sáez recalca que el propósito de los proyectos “es alimentar a la población en forma saludable y equitativa, todos tienen que tributar a esa línea de investigación. Nuestra preocupación se centra, más que en el rendimiento de la producción, en tratar de mejorar la distribución de los alimentos”, concluye.

Buscan optimizar eficiencia de equipos de intercambio de calor vía simulación numérica

Buscan optimizar eficiencia de equipos de intercambio de calor vía simulación numérica

La transferencia de calor es una ciencia que estudia la rapidez de transferencia de energía térmica en distintos medios. Tiene una amplia área de aplicación a nivel industrial. En específico en el proyecto de investigación, se estudiará la transferencia de energía térmica a través de fluidos. El Doctor Ernesto Castillo, académico del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Santiago de Chile, buscará a través de un estudio reemplazar los fluidos utilizados normalmente para transportar dicha energía, por otros no convencionales del tipo no-newtonianos.

La iniciativa se enmarca en un proyecto Fondecyt de Iniciación 2016 (11160160) recientemente adjudicado, donde el investigador tratará de encontrar alternativas que no se encuentran disponibles en lugares comerciales o más aún, no son conocidas por la industria y que se caracterizan por ser no-newtonianos. Según el docente, al tener propiedades térmicas mejoradas, estos fluidos reducirán los costos de transporte y mejorarán la eficiencia térmica.

En este caso, la investigación se hará vía simulación numérica, a través de un computador para poder aproximar la física que hay detrás de los problemas que se están analizando, lo cual permitirá entregar soluciones a la industria, dar ideas y que ellos puedan reducir la cantidad de prototipos que generalmente se construyen para dar lugar a un nuevo diseño.

“Vamos a generar herramientas computacionales, trabajamos en algo abstracto, matemático-numérico y que se pueda aplicar en cualquier proceso en donde se transfiera energía por medio de fluidos. Podrías, por ejemplo, mejorar equipos de intercambio de calor, reactores químicos, aumentar la transferencia de calor el colectores solares, mejorar procesos de esterilización de alimentos, entre otras aplicaciones”, explica el experto.

Desde el punto de vista científico, el académico explica que esta investigación tiene como motivación principal intentar reproducir y aproximar numéricamente, de la mejor manera posible, la física que hay detrás del problema de la turbulencia de fluidos no-newtonianos.

“Si miramos los resultados obtenidos de manera experimental y los asociados con aproximaciones numéricas, encontramos muchas veces discrepancias, vemos que los resultados no se parecen, y que por lo mismo, la física del problema no se está reproduciendo de buena manera. Más aún, si nosotros comparamos los diferentes métodos de aproximación numérica, nos damos cuenta que entre estos mismos, hay diferencias, lo que nos hace darnos cuenta de la necesidad de trabajar en el desarrollo de métodos numéricos que sean capaces de aproximar la física que gobierna el problema de la turbulencia en fluidos no-newtonianos”, indica.

El objetivo de trabajar este tema apunta a un desarrollo científico y tecnológico. Las expectativas de  este  proyecto Fondecyt, cuya duración es de tres años, es traer a investigadores de alto nivel, expertos en matemática y en mecánica computacional que puedan ser un aporte a lo largo de la investigación, los cuales además, puedan dar charlas en la universidad. Una vez desarrolladas las herramientas computacionales, un segundo paso podría ser la generación de prototipos basándose en los resultados obtenidos.

“La eficiencia energética es un tema que nos preocupa a todos, y por lo mismo, orientar un trabajo de investigación al desarrollo de nuevas tecnologías que puedan aportar en la búsqueda de soluciones a este problema global, corresponde a la motivación más grande por la cual se ha propuesto el proyecto”, agrega.

U. de Santiago marca hito en vínculo Universidad y Empresa a través de convenio con multinacional

U. de Santiago marca hito en vínculo Universidad y Empresa a través de convenio con multinacional

Nuestra Casa de Estudios marca un hito en la relación Universidad-Empresa gracias a un convenio de colaboración con ME Elecmetal, empresa especializada en aportar soluciones integrales al mercado de la minería y que cuenta con 100 años de historia en el país. Esta alianza, enmarcada en ocho puntos estratégicos, permitirá instalar nuevas capacidades en esta compañía en materia de ciencia y tecnología, agregando nuevo valor a las soluciones que ofrecen a sus clientes, labor en la que esta Casa de Estudios contribuirá con la experiencia de sus  investigadores, estudiantes y una serie de tecnologías creadas a partir del conocimiento desarrollado en este Plantel.

Francisco Zúñiga, Ingeniero de aplicaciones de ME Elecmetal y egresado de nuestra Universidad, plantea que tienen altas expectativas del trabajo que se puede generar entre ambas instituciones. Según explica, analizaron el contexto nacional de este tipo de vínculos y existen antecedentes previos a nivel país donde incluso el gobierno, a través de Corfo, está realizando un esfuerzo importante, por lo que la idea de ellos es aprovechar las virtudes de este tipo de alianzas.

“Este vínculo con la Universidad de Santiago de Chile nos permite dar una mejor respuesta a las necesidades de la industria minera, a partir del desarrollo tecnológico, investigación y estudios que nos pueda reforzar esta Universidad. Nos permite generar frente a la industria y sociedad: dar cumplimiento a la misión y visión de la empresa, diferenciación, compromiso, profesionalismo, mejores respuestas y antecedentes”, comenta Zúñiga.

Por su parte, Osvaldo Quiroz, Gestor de Transferencia Tecnológica  y Redes de la Dirección de Gestión Tecnológica, plantea que hay desafíos por cumplir como lo es instalar una cultura de innovación tanto dentro de la Universidad como en la empresa, donde además, de la identificación de requerimientos en innovaciones, ciencia y tecnologías, la instalación de una orgánica de vinculación como es el comité de innovación en Elecmetal, labor en la que la DGT y los académicos de esta Institución participarán para hacer funcionar un círculo virtuoso en transferencia tecnológica, que en inglés se conoce como matching business.

A lo anterior, el ingeniero comercial y economista añade que “contar con vínculos más estrechos y estables con las empresas, permite generar un círculo virtuoso en su actividad académica y de investigación, por cuanto estudiantes que hacen prácticas, tesis, y alumnos de doctorado, quienes aportan conocimientos a la empresa, generan retroalimentación positiva hacia la Universidad para mantener vigente y actualizado el curriculum académico y la investigación; asimismo, I+D y ciencia aplicada generada en la Institución pueden ser mejoradas con la mirada de la empresa que pertenece a un entorno productivo y de mercados internacionales”.

Respecto al aporte de esta Casa de Estudios, el ingeniero considera que el Plantel contribuirá con un cuerpo docente y de investigadores, el alto nivel de sus estudiantes, infraestructura, entre otros aspectos.

Añadiendo que “uno de los motivos que nos llevó a desarrollar el vínculo con la Universidad de Santiago, es que en la industria minera el profesional de esta Casa de Estudios es reconocido por ser un profesional que ‘hace mucho’, acciona, hace que las cosas pasen, y hoy lo que se busca es hacer y concretar de manera bien dirigida”.

Plan de Trabajo 2017

El pasado viernes 13 de enero fue presentado el Plan de Trabajo 2017 ante un grupo de investigadores de diferentes facultades, entre ellas Ingeniería, Ciencia y Química y Biología, quienes se mostraron altamente interesados en proyectar esta propuesta en el tiempo y lograr un impacto positivo en el mundo de la industria nacional mirando también el escenario mundial, pues están convencidos que las capacidades científicas y tecnológicas de la Universidad pueden aportar en diferentes ámbitos.

Este acuerdo consta de varios puntos de trabajo que comprenden actividades de I+D y transferencia tecnológica, ejecución de proyectos conjuntos, realización de conferencias, seminarios y mesas de trabajo, proyectos con alumnos de Doctorado y Post-Doctorado, acuerdos de asesorías especializadas y uso de laboratorios de la Universidad,  apoyo en el desarrollo de contenidos de asignaturas, realización de prácticas profesionales, realización de memorias y tesis de grado, conferencias de profesionales Elecmetal, vínculos internacionales con la red de esta empresa, visitas técnicas, y otros temas definidos de mutuo acuerdo en el tiempo.

Futuro Ministerio de Ciencia y Tecnología: Rector Zolezzi: “Necesitamos que el Estado crea más en las universidades y sus científicos”

Futuro Ministerio de Ciencia y Tecnología: Rector Zolezzi: “Necesitamos que el Estado crea más en las universidades y sus científicos”

Luego que el Gobierno anunciara el envío al Congreso del proyecto de ley que crea el Ministerio de Ciencia y Tecnología, así como la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, el Rector de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid, aseguró que “es una idea que entusiasma, pero no conozco el detalle del proyecto, pues lamentablemente se ha manejado con demasiada reserva”.

Así lo planteó en entrevista con el programa “Foro Universitario” de Radio U.de Santiago, que con siete temporadas de vida es conducido cada sábado por los periodistas Gabriela Martínez y Roberto Manosalva. En el espacio radial, el Rector Zolezzi añadió que “el tema de la ciencia y la tecnología es complejo y requiere de recursos, pero también de ciertas definiciones. El país debe tomar decisiones y priorizar determinados aspectos, especialmente si existen pocos recursos para esto”.

En ese sentido, advirtió que “en Chile han existido varios intentos por el lado de la innovación, más que por la línea de la ciencia y tecnología, la que ha sido entregada a Conicyt, sin experimentar mayores cambios”. Y si bien reconoce que la iniciativa de ley podría mejorar, lamenta que “en el anuncio del proyecto se dejó fuera la innovación, al quedar en manos de Corfo”.

Finalmente, para la máxima autoridad de la Universidad de Santiago “el país necesita un mayor desarrollo de ciencia y tecnología y también que el Estado crea más en las universidades, en los académicos y en los científicos”. Puntualizó que  “si efectivamente estamos generando más burocracia con los mismos recursos, entonces no vale la pena, pero si se dispone de más recursos y se definen orientaciones hacia el futuro, bienvenido sea el nuevo Ministerio”.

Investigadores buscan elevar estándares alimentarios en Chile

Investigadores buscan elevar estándares alimentarios en Chile

Un grupo de académicos de la Facultad de Ciencias Médicas junto a investigadores del Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de Alimentos (CECTA) desarrollarán durante catorce meses el proyecto ‘Implementación de un sistema nacional integrado de laboratorios públicos de alto estándar especializados para fortalecer las capacidades analíticas y diagnósticas en calidad e inocuidad alimentaria’.

Lo primero que harán las especialistas –“un equipo 100% femenino”, destacan, provenientes de áreas como la salud pública, la química, la biología y los alimentos- será establecer un diagnóstico sobre las limitaciones en capacitación, equipamiento o gestión que existen en los laboratorios que actualmente funcionan en nuestro país. Este proceso se extenderá hasta febrero.

Luego, propondrán un modelo nacional de gestión del sistema que permita acortar las brechas existentes entre los distintos recintos, mediante capacitaciones y evaluaciones de desempeño. Dicho modelo deberá ser adoptado formalmente por todos los servicios públicos involucrados, a través de instrumentos oficiales, y puesto en marcha.

De esta manera, se espera lograr un funcionamiento armónico de estos centros bajo estándares nacionales e internacionales de calidad.

“Chile viene desde hace muchos años queriendo ser potencia alimentaria, al mismo nivel que Europa y Estados Unidos”, sostiene la directora del proyecto y académica de la Facultad de Ciencias Médicas, Dra. Helia Molina.

En ese sentido, indica que “queremos estar al nivel más alto y eso requiere mucha sintonía interna, sinergia, complementariedad y que todos los actores remen en la misma dirección, lo que a veces no ocurre por la competencia entre ellos y la falta de comunicación, cosa que hace que se pierdan recursos”.

La académica explica que “algunos laboratorios funcionan muy bien en el SAG, otros en el ISP y otros en Sernapeca, pero lo que queremos es tener un sistema coordinado con la mejor gente”.

Entre las actividades programadas en el marco de este estudio, el equipo confirma una reunión con expertos nacionales durante el mes de marzo y un simposio internacional en abril para discutir temas complejos para el área alimentaria.

La iniciativa es financiada por el Fondo de Inversión Estratégica (FIE) y fue adjudicada a través de un proceso de licitación pública impulsado por la Agencia Chilena para la Inocuidad y Calidad Alimentaria.

Dispositivo desarrollado en el Plantel optimizará tareas de la industria minera

Dispositivo desarrollado en el Plantel optimizará tareas de la industria minera

Medir en tiempo real y en línea la densidad que contienen las pulpas minerales que se encuentran en dispersiones aireadas, utilizando un dispositivo que controla la adición de agua en puntos específicos del circuito y optimiza su consumo, es el objetivo de la iniciativa liderada por el Dr. Miguel Maldonado, director del Proyecto y Programa MSCM/Metalurgia Exctractiva, co-dirigida por el Dr. Luis Magne, Director de Gestión Tecnológica de la Vicerrectoría de Investigación, Desarrollo e Innovación,  y que cuenta con participación del académico del Departamento de Ingeniería Química, Dr. Francisco Cubillos.

El proyecto que se realizará en dos etapas, divididas en Ciencia Aplicada e Investigación Tecnológica, comenzó en noviembre del 2015 tras adjudicarse el III Concurso Idea de Conicyt, recibiendo cerca de 80 millones de pesos provenientes de Fondos de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef).

En palabras del líder de la iniciativa, el Dr. Miguel Maldonado, de resultar positivos los resultados de la investigación beneficiaría de manera importante a la industria minera y al medio ambiente. “Una de las principales debilidades que tenemos en la industria minera es que tenemos muy pocas mediciones, y sin medir bien nuestros procesos, es difícil poder optimizarlos, no sólo para obtener más cobre, si no para optimizar los recursos naturales, ser amigable con el medio ambiente. Entre más variables podamos medir y conocer el estado de nuestros procesos, podremos tomar mejores decisiones”, sostiene.

Antecedentes del proyecto

El proyecto Fondef surge a raíz de otras investigaciones lideradas por los académicos del Plantel, siendo considerado un spin-off de ellos. El primero, se trata de un proyecto FONDEF, denominado “Desarrollo de sistemas de medición en línea del contenido de aire para la optimización del proceso de flotación”, adjudicado durante el año 2014, para el cual actualmente uno de los estudiantes de la Carrera se encuentra realizando su práctica profesional en la minera Angloamerican Las Tórtolas, donde está probando el dispositivo.

El otro, se trata del proyecto Innova CORFO “Validación y empaquetamiento de sensor para la medición en línea y tiempo real del contenido volumétrico de gas e dispositivos de flotación de minerales”, que se encuentra en etapa de validación industrial, y espera finalizar en agosto del 2017. En este proyecto, un estudiante de Magíster en Ciencias de la Ingeniería, se encuentra realizando su tesis en la planta Los Pelambres de Antofagasta Minerals, quien está probando el sensor de medidor de gas.

Según explica el Dr. Miguel Maldonado, quien es además profesor asociado del Departamento de Ingeniería en Metalúrgica, “a partir de ambos estudios nos dimos cuenta que teníamos la potencialidad de poder medir esta nueva variable, y viene de alguna forma a proporcionar una nueva tecnología a la que se utiliza actualmente, que son densímetros nucleares, que tiene como desventaja ser cara, que requiere de personal especializado para su manejo, posee cierto grado de peligrosidad, por lo que creemos que ésta puede ser una alternativa”, indica.

Aplicación del dispositivo y beneficios

Durante el procesamiento de minerales como el cobre, que es el principal recurso natural explotado en nuestro país, la industria minera debe procesar la pulpa que se compone del mineral molido y agua formando una suspensión que permite otorgarle una clasificación. En ese proceso, es importante determinar la densidad de la pulpa, que otorga una idea del peso de mineral, volumen de agua y peso del agua, para obtener un buen manejo y control, favoreciendo la concentración de minerales.

Para ello, los investigadores buscan incorporar un dispositivo sumergible no nuclear, que incluye dos componentes: una celda de exclusión de gas y un flujómetro Coriolis, permitiendo medir la pulpa en sistemas aireados, donde el aire se encuentra en forma de burbujas.

Entre los principales beneficios, según explica el Dr. Maldonado, se encuentra que “al conocer la densidad de la pulpa se puede dosificar el agua de manera más eficiente ya que es un recurso escaso para nuestras operaciones mineras. Actualmente, la única alternativa que hay es a través de los densímetros nucleares, o realizar esta inyección de agua de manera no controlada”.

El investigador espera que “al incorporar este sensor se pueda manejar el recurso hídrico de una manera más eficiente y mejorar los procesos. Además beneficiaría la industria metalúrgica mediante la reducción de costos, a través del uso eficiente del agua o del uso eficiente de los reactivos químicos que se utilizan, mejorando también las recuperaciones de cobre”, explica. 

Según sostiene el investigador, el proyecto posee altas probabilidades de éxito, luego que resultaran positivas las investigaciones que lo anteceden. La investigación tendrá una duración de hasta 2 años, y se desarrollará en 2 etapas: Ciencia Aplicada, en donde se realizará la Investigación y Desarrollo que busca validar las pruebas de concepto, modelos o prototipos evaluados en condiciones de laboratorio; y la segunda etapa, que consiste en Investigación Tecnológica, en donde se espera validar y empaquetar las tecnologías para que puedan ser transferidas, licenciando la tecnología a alguna empresa que desee comercializarla o patentar el desarrollo.

El proyecto cuenta también con el apoyo de la empresa alemana, KROHNE, a través de su representante en Chile TIAR Ltda, la cual proporcionará un flujómetro Coriolis de última generación, para medir con alta exactitud la densidad de un fluido que pasa a través de él. El sensor, llegará en las próximas semanas a la Universidad, y tiene un valor superior a los 16 mil euros y permitirá en los próximos meses empezar las primeras pruebas de evaluación.

Páginas

Suscribirse a RSS - Investigación