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El Día de la Tierra y el debate del Antropoceno: una mirada desde la Ciencia y la conciencia

El Día de la Tierra y el debate del Antropoceno: una mirada desde la Ciencia y la conciencia

El Día de la Tierra fue establecido en 1970 como un evento mundial que promueve la conciencia ambiental y la protección del planeta. Como Geólogos(as) (Geología=Ciencia que estudia la Tierra), no podemos ser ajenos a esta plataforma global para abordar problemas como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Aun cuando hay motivaciones personales por hacerse parte de estos temas, hay un término acuñado en la comunidad científica hace algunas décadas, que ha tenido renombre precisamente por intentar conectar los ciclos terrestres con la influencia del paso del ser humano por este planeta y sus efectos.

El Antropoceno (“época de los seres humanos”) es un concepto que se empezó a utilizar más ampliamente hace 2 décadas, pero que arrastra una historia de extenso debate desde el siglo XVIII. Resulta algo difícil de definir, pues tiene connotaciones tanto geológicas-biológicas como culturales. En términos amplios, hace referencia a la época desde que las consecuencias de la actividad humana ya tan extendidas que sus efectos pueden ser identificados a una escala global. Algunos de los marcadores en la superficie de la Tierra de estos efectos podrían ser: la presencia de nuevos materiales como concreto o plástico, la erosión por la minería o la deforestación, aumento de hidrocarburos, metales pesados, residuos de plaguicidas, presencia de radionucleidos liberados por las pruebas de bombas nucleares, aumento en la temperatura global y del nivel del mar, la desaparición acelerada de especies, la homogeneización debido a la agricultura, introducción de especies invasoras, entre otros.

Es tan amplia la discusión y diversas las miradas, que se puede mencionar como ejemplo que hay quienes datan el inicio de esta época propuesta incluso antes de la Revolución Industrial, para el momento en que la invasión de América causó la muerte de aproximadamente 50 millones de indígenas por parte de los colonizadores, junto al etnocidio y las enfermedades importadas desde Europa. Esta baja dramática en la población indígena dejó grandes extensiones de tierra sin cultivar, que volvieron a ser cubiertas por la selva, la que habría absorbido considerables cantidades de dióxido de carbono atmosférico, evidenciado por un marcado descenso en los niveles de CO2 registrado en muestras de núcleos de hielo. Estos hechos como marcador del comienzo del Antropoceno es algo cuestionado por muchos geólogos, ya que, si bien podemos concordar en la relevancia de estos hechos históricos, el impacto a escala planetaria es relativamente pequeño.

Geología es el “estudio de la Tierra” en un sentido muy amplio, hay diversas subdisciplinas con diversos objetivos, pero también hay acuerdos y convenciones de modo de hablar un “idioma científico común”. En este sentido, se utiliza una carta Chronoestratigráfica para “ordenar” las Eras, Periodos y Épocas de su evolución, de la cual se encarga una comisión científica internacional, y que define esos límites a partir de protocolos preestablecidos y tras años de investigaciones que lo sustenten. En ese contexto, la subcomisión del Cuaternario (último Periodo de la Tierra) ha dado a conocer este año 2024, que concluyen que con los estándares utilizados para definir unidades de tiempo geológico no se puede dar por terminado el Holoceno, que corresponde a la Época actual caracterizada por un clima relativamente estable tras el fin de la última glaciación, y que presenta un entorno propicio para el desarrollo de la civilización humana. Es decir, no hay evidencias que permitan considerar estar viviendo una época diferente, por lo que no se aceptó el introducir el Antropoceno como Época en la escala Chronoestratigráfica.

Entonces, como geólogos(as) y en contextos científicos formales no se debiese utilizar la Época Antropoceno; sin embargo, como seres humanos, y dado que es un término acuñado para representar un cambio en cómo nos relacionamos con nuestro entorno y las modificaciones que como especie podemos hacer a los ecosistemas terrestres, considero relevante no dejarlo en el olvido. El “Día de la Tierra” nos convoca a esta reflexión, a no olvidar la historia cuando miramos hacia el futuro, a conocer sobre Eras, Periodos y Épocas para las cuales La Tierra y sus Eones estamos de paso, a hacernos responsables de lo que como seres humanos somos capaces de generar, y también destruir.

Moderno sistema de la U. de Santiago actualizará cartografía de Chile que usa Sernageomin

Moderno sistema de la U. de Santiago actualizará cartografía de Chile que usa Sernageomin

El Centro de Procesamiento y Análisis Geodésico USC del Departamento de Ingeniería Geográfica de la Usach se adjudicó el proyecto para actualizar la cartografía que utiliza actualmente el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin).

De acuerdo al Director de dicho proyecto y académico de la Universidad de Santiago, José Antonio Tarrío, la iniciativa cuenta con apoyo del Instituto Geográfico Nacional de España y buscará recalcular todos los datos del país, desde Arica hasta la Antártica, para entregar los resultados actualizados a principios de 2020.

La investigación es altamente innovadora, dado que no se han realizado estudios similares en ambientes sísmicos como el de Chile. A su juicio, esto hace que el proyecto sea aún más necesario ya que, actualmente, se trabaja con un sistema que data de 1956, pese a los sismos que han ocurrido desde esa fecha y que han provocado modificaciones que no se han registrado.

“La cartografía antigua presenta distorsiones grandes que, a la hora de gestionar concesiones mineras en la frontera o entre distintas regiones, produce que haya inconsistencias en la propia concesión”, explica. “Con el sistema moderno, eso se regulariza porque es un estándar internacional”, aseguró.

El experto ejemplificó el problema: si una minera pide una concesión, el terreno adjudicado puede presentar problemas respecto a otro que ya ha sido otorgado a una minera distinta. Con la modernización del PSAD56 al Sistema de Referencia Geocéntrico para las Américas (SIRGAS), avalado por la ONU, estas incertidumbres o discrepancias se eliminarían.

“Haremos el esqueleto en el sistema moderno y, luego, iremos a terreno para medir los puntos con el sistema antiguo, a fin de tener un doble juego de datos”, señaló Tarrío. “Cuando terminemos esa medición, iremos hasta Antofagasta, midiendo puntos con GPS. Habiendo hecho esto, haremos los parámetros de transformación entre ambos sistemas”, agregó.

De acuerdo al investigador, en el proyecto ‘Cambio de Datum entre sistemas de referencia PSAD56 a SIRGAS’ trabajarán alrededor de 20 personas, entre académicos, estudiantes y expertos tanto de  Australia como de España.

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