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Opinión del académico Gonzalo Martner: ¿Cómo mejorar las pensiones?

Opinión del académico Gonzalo Martner: ¿Cómo mejorar las pensiones?

Se ha escuchado al ministro de Hacienda, Ignacio Briones, en apoyo a su negativa a cualquier tipo de retiro de fondos de AFP, decir que hay que mejorar las pensiones, no disminuirlas. Es una excelente idea. El problema es que con el sistema de AFP no hay manera de hacerlo de manera consistente. Sacar a las AFP y la capitalización individual del corazón del sistema de pensiones no es terminar con la idea misma de seguridad social, sino que es volver a establecerla.

En 1981 hubimos quienes dijimos que la promesa de 100% de reemplazo del sueldo por las jubilaciones a través de la capitalización individual hacia 2020 no funcionaría, ni tampoco la del 70% que otros postularon. Sostuvimos que la continuidad de cotizaciones iba a ser porosa en una economía con mucho empleo informal y que la rentabilidad de largo plazo iba a ser inferior al crecimiento de la masa salarial. Y así ha sido: los pensionados reciben una pensión contributiva equivalente al 20% o menos de su último sueldo (algo más de un décimo las mujeres, un tercio los hombres). Esta tasa de reemplazo irá disminuyendo para los futuros jubilados, dada una rentabilidad de los fondos de pensiones que estará en torno al 3% para las próximas décadas, muy lejos del 7,8% que promedió el sistema desde su inicio hasta 2019.

En suma, un fracaso irremediable. El ministro Briones sigue sosteniendo que el ahorro personal debe ser el pilar básico de las pensiones. Eso es persistir erróneamente con un enfoque que en términos empíricos presenta un resultado concreto: las pensiones son bajísimas con una capitalización en las condiciones salariales chilenas y con rendimientos decrecientes de los activos.

Las pensiones no se podrán mejorar hoy en Chile de manera significativa -ni tampoco en el futuro como promete la reforma aprobada en la Cámara de Diputados- con un sistema que siga basado en la capitalización individual. Habrá desde luego un rol de la Pensión Básica Solidaria para evitar que nadie viva en pobreza en la vejez, y eso dependerá de una reforma tributaria. O, en su caso, de un programa serio contra la evasión tributaria vinculado a este fin, que permitiría duplicar el actual gasto fiscal en pensión solidaria y llevarlo al menos al 2% del PIB en plazos razonables.

En materia de pensiones contributivas, se puede aplicar una medida factible e inmediata, pero que implicaría salir del esquema mental rígido según el cual lo único viable y moderno es la capitalización individual. En efecto, el 10% obligatorio que se descuenta hoy de los salarios brutos (más las comisiones y el seguro de invalidez y sobrevivencia) podrían dejan de ir a las AFP y compañías de seguro. Y, en cambio, destinarse a complementar las pensiones hoy existentes y a pagar las pensiones futuras de acuerdo al registro de las cotizaciones durante la vida activa, corregidas por género y lagunas previsionales.

Con este cambio, los actuales fondos de los trabajadores activos seguirían en las cuentas de AFP, aunque la posibilidad de retiro en circunstancias excepcionales adquiriría mayor sentido. El ahorro individual en AFP u otras instituciones financieras serían, en un esquema de este tipo, voluntario, como lo son hoy los APV.

Si las cotizaciones de los que trabajan que se recaudan mes a mes se destinaran a pagar pensiones, y no a acumular fondos inestables y de rendimientos decrecientes, el sistema podría entregar de inmediato un bono mujer y de reconocimiento a la maternidad que, como ha calculado Fernando Carmona, en promedio elevaría las pensiones de las mujeres en un 37%. La pensión contributiva podría pasar de un promedio de $230.000 a uno de $550.000 si la pensión base se llevara a un nivel equivalente al salario mínimo vigente.

En un sistema con este enfoque, las pensiones se pagan de acuerdo a derechos previsionales adquiridos y registrados en la vida activa mediante cotizaciones periódicas. Su monto depende de lo que se recauda, con reservas técnicas para enfrentar las oscilaciones del ciclo económico, distribuido de acuerdo a esos derechos registrados y a las mencionadas compensaciones sociales y de género.

Este enfoque consiste en hacer una reversión de lo impuesto en 1981 en una dictadura, solo que sin la carga de financiar con impuestos las pensiones ya existentes durante décadas. Por construcción, no implica ningún costo fiscal adicional.

El costo fiscal de pagar la Pensión Básica Solidaria y el Aporte Solidario que complementa las pensiones misérrimas de las AFP es otro tema, que depende de las recaudaciones de impuestos, no de la cotización obligatoria. Obviamente, los bancos y las empresas cotizadas en bolsa sufrirían un impacto: dejarían de disponer de un financiamiento periódico a bajo costo. Pero pueden reemplazarlo sin dificultades insuperables.

La explicación técnica es mucho más larga, pero esto es lo medular, incluyendo que un fondo de capitalización colectiva complemente el sistema con el 6% de cotización adicional de cargo del empleador que se discute hoy en el Senado, y cuya mitad la derecha insiste en llevar a capitalización individual, lo que mantiene bloqueado el proyecto.

Este aporte adicional debe contribuir a compensar el cambio demográfico. Lo que proponemos es que un sistema contributivo de recaudación y pago sea la base del sistema previsional. Si se pone en marcha a la brevedad, contribuiría, además, a enfrentar la crisis mejorando las pensiones y sosteniendo la demanda de consumo de los hogares.

Se argumenta que la técnica de reparto ya no es viable porque la relación entre el número de trabajadores y los jubilados aumentará a favor de estos últimos por el aumento de la esperanza de vida. Eso es cierto. Hoy existen poco más de 12 millones de personas en edad de trabajar, las que alcanzarán unos 13 millones hacia 2030 y luego disminuirán hasta unos 10 millones hacia 2100. Mientras, los mayores en edad de jubilar son hoy poco más de 2 millones de personas y se estabilizarán en unos 6 millones a partir de 2060, según las proyecciones disponibles. Lo que no es cierto es afirmar que un sistema de reparto no puede adaptarse a esta evolución.

En primer lugar, si los trabajadores aumentan su participación en la fuerza de trabajo, su productividad y sus ingresos (lo que dependerá de otro conjunto de políticas), podrán sostener a más trabajadores jubilados en el futuro que en el presente.

En segundo lugar, dado que el envejecimiento va a requerir de más esfuerzos en materia de pensiones, cualquiera sea el sistema que se utilice, en el caso del reparto el sistema debe incluir modalidades de ajuste de la cotización y de las condiciones de jubilación para asegurar el equilibrio del sistema. Esto lo hacen con éxito los países de altos ingresos que se supone son una referencia para Chile. Cabe recordar que el reparto intergeneracional funciona en la mayor parte de Europa (Alemania, Francia, Italia, España, etc.) desde fines del siglo pasado y en Estados Unidos desde 1935.

Algunos países, como Suecia e Italia y próximamente Francia, establecieron un sistema de pensiones uniforme según los montos cotizados (cuentas nacionales o sistema por puntos), con compensaciones por razones de equidad social y de género, para evitar la fragmentación de sistemas parciales que suelen ser inequitativos.

Es hora de avanzar en Chile a un sistema mixto de pisos, con una pensión universal pareja financiada por impuestos, pensiones según las contribuciones pasadas financiadas por cotizaciones presentes y fondos de capitalización colectiva y, finalmente, ahorros individuales complementarios y voluntarios con estímulo tributario.

Solo la obcecación sin sentido de un poder económico oligárquico que se beneficia del ahorro forzado de los trabajadores impedirá avanzar a algún sistema mixto con estos componentes y a una verdadera modernización de la protección social chilena.

Académicos Usach responden qué tan próxima se ve la etapa de transición para Santiago y Providencia

Académicos Usach responden qué tan próxima se ve la etapa de transición para Santiago y Providencia

Durante el balance del domingo, la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, informó la disminución de un 29% en los casos de COVID-19 de las últimas dos semanas en el país.

Esta baja en la situación de contagios podría significar un respiro para los servicios de urgencia tras dos meses de colapso y la posibilidad de considerar un pronto desconfinamiento en las comunas de Santiago y Providencia, según indicó el ministro Enrique Paris.

En este contexto, académicos de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago advirtieron sobre las complejidades de levantar restricciones en estas importantes zonas de circulación de personas, aconsejaron tomar todas las medidas de manera gradual y llamaron a mirar, “en perspectiva”, el relativo alivio de los servicios de salud.

El infectólogo y académico, Ignacio Silva, coincidió con la autoridad en que los números de la Región Metropolitana “han mejorado bastante” y confirmó un notorio “cambio en los perfiles de los pacientes”.

“Se ha visto una evolución favorable en la mayoría de las comunas. Si bien el sistema de servicios de urgencias no está desocupado, sí al menos ha cambiado el perfil de pacientes y eso responde a la evolución de la pandemia en el país”, apuntó.

Sin embargo, para el experto aún “es muy apresurada la decisión de levantar las medidas en la región”. Además, desaconsejó la implementación de cuarentenas por comunas diferenciadas, lo que, en su opinión, por el alto flujo de personas, tuvo un impacto desfavorable en la evolución de la pandemia durante los primeros días.

“Yo hubiera apostado por algo más a largo plazo una vez que la situación en toda la región fuera más o menos similar, que se garantice la trazabilidad de los casos nuevos y se cumplieran los indicadores que sugirió el Consejo de Asesores de la OMS. Ojalá que este desconfinamiento sea tomado de forma responsable por la ciudadanía también, y que, a pesar de que se levanten algunas medidas, la gente se preocupe y se cuide” comentó Silva.

Para el asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y académico de la Universidad de Santiago, Pablo Villalobos, el desconfinamiento por comunas en la Región Metropolitana, no tiene mayor sentido, ya que los sectores de residencia de los capitalinos son, en la mayor parte de los casos, distintos a las zonas de trabajo.

“Levantar la cuarentena en Las Condes y no hacerlo en Providencia es extraño para la gente que vive en el límite de una comuna y otra y se mueve entre estas”, insistió el doctor en salud pública de la Universidad de Harvard. “Es un poco artificial esto de que algunas comunas salgan del confinamiento y otras no”, afirmó.

Mientras, a juicio del experto en Salud Pública y académico de la Facultad de Ciencias Médicas, Claudio Castillo, “hoy no es recomendable la transición para la comuna de Santiago y, el caso de Providencia, debe evaluarse, aunque en el corto plazo me parece complejo porque se trata de una comuna de tránsito y el transporte público es un factor acelerador de contagios”.

En palabras del especialista, la situación se debe evaluar en conjunto. “Las comunas no están aisladas, sino que interrelacionadas con las comunas colindantes a través del sistema de transportes y de la interacción de los propios vecinos que salen a hacer compras o trámites. Los límites son más bien administrativos y no de comportamiento de las personas”, señaló.

Respecto a una baja en la demanda de los servicios de urgencia, Castillo llamó a mirar la realidad “en perspectiva”.

“Hay que considerar que el uso de camas críticas está muy por sobre el basal pre pandemia. Tenemos más del doble de uso de camas críticas que las que teníamos antes de marzo de este año, por lo tanto, también esos datos hay que mirarlos en contexto”, sostuvo.

“Obviamente, después de cinco meses y con más de cien días de cuarentena en la Región Metropolitana, se están viendo los resultados de todo el esfuerzo que ha hecho la ciudadanía. Pero es un logro débil considerando que el retroceso puede ser muy rápido. Por eso debe hacerse todo de manera muy gradual y no relajando ninguna medida”, añadió el académico de la Universidad de Santiago de Chile.

Expertos de la Universidad de Santiago advierten complicaciones para iniciar mañana la implementación del desconfinamiento en la capital

Expertos de la Universidad de Santiago advierten complicaciones para iniciar mañana la implementación del desconfinamiento en la capital

A contar de este martes 28 de julio, desde las 05.00 horas, las comunas de Colina, La Reina, Las Condes, Lo Barnechea, Ñuñoa, Tiltil y Vitacura saldrán de cuarentena para ingresar a la etapa de “Transición” del plan “Paso a Paso” implementado por el Gobierno. Desde la epidemiología, el transporte, la economía y la psicología, académicos de la Universidad de Santiago de Chile evaluaron los efectos que esta medida puede significar para la población.

El riesgo de una segunda ola

El médico experto en salud pública, epidemiología, y académico de la Usach, Christian García, respaldó la idea de establecer un plan de desconfinamiento, socializarlo y considerar la opinión de distintos actores sociales. “Un poco tarde para hacerlo, pero me parece que es la vía correcta”, señaló.

Sin embargo, advirtió que adelantarse en la puesta en marcha de este plan gubernamental “puede ser tanto o más dañino que haber retrasado la implementación de medidas como las cuarentenas al inicio de la pandemia”.

“Me refiero a que no solo debe haber parámetros epidemiológicos cumplidos, como el hecho de que bajen los casos hospitalarios, que hayan menos hospitalizados o menos gente en condición grave, sino que, además, deben haber medidas operacionales establecidas que sean importantes para la rápida reacción. Eso implica contar con un sistema de trazabilidad andando de manera muy eficiente y muy robusta”, profundizó García, acotando que según un estudio del Colegio Médico, cerca del 40% de las comunas aún no ha recibido los dineros necesarios para implementar las medidas de trazabilidad.

“Creo que es muy riesgoso empezar a abrir sin asegurar esta trazabilidad eficiente y rápida porque esto funciona como un incendio forestal: cuando ocurre el primer gran incendio y se empieza a controlar, los bomberos no se van a sus casas, sino que permanecen muy atentos a los pequeños focos y los apagan rápidamente. Eso es lo mismo que debemos hacer”, planteó el académico.

Mejor ser cautelosos

Al anunciar el ingreso de siete comunas de la Región Metropolitana a la etapa de transición, el Ministerio de Salud señaló que en esta zona solo podrán reanudarse actividades en empresas y negocios atendidos por sus dueños o donde trabajen funcionarios de comunas que también estén en transición.

En este contexto, el economista y académico de la Facultad de Administración y Economía (FAE) de la U. de Santiago, Víctor Salas, sostuvo que, si bien, “se comienza a mover la máquina económica muy levemente, no creo que haya un efecto muy considerable en estas comunas”.

"Desde el punto de vista de las áreas que se podrán poner en operación, no se ve un efecto grandioso, ni mucho menos. A lo más, la gente pedirá menos compras por teléfono e Internet para despacho a domicilio y volverá a comprar en los almacenes cercanos. Pero como los mall aún no estarán abiertos, la dinámica será similar", señaló el especialista.

Víctor Salas recomendó, además, mantener un ritmo pausado en el retorno a las actividades comerciales. “Apurarse tiene más costos porque puede significar volver a cerrar las puertas de los negocios, mientras recuperamos niveles de contagio más aceptables", añadió.

Difícil fiscalización

El experto en transporte urbano y académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Santiago, Rodrigo Martin, advirtió que uno de los principales problemas de implementar esta medida solo en algunas comunas del Gran Santiago será la efectividad de la fiscalización.

“Es muy difícil controlar los movimientos de comunas que mantienen la cuarentena versus aquellas que no”, sostuvo. “Muchas de las comunas en transición están asociadas a destinos de trabajo y la fiscalización, aunque sea muy cuidadosa con eso, será muy difícil llevarse a cabo”, insistió.

“La presión que se producirá para que las personas puedan tener la posibilidad de trabajar va a ser muy fuerte”, explicó. “Si bien en términos de comunas esto es útil, porque permitirá que la gente salga y se mueva un poco más, el problema es mirar a Santiago como si fueran ciudades separadas”, criticó.

Persiste la desconfianza

Finalmente, el Director de la Escuela de Psicología de la Usach, Marcos Barraza, señaló que pese al inicio de este plan de desconfinamiento, la ansiedad, angustia y preocupación en la población persisten por la crisis sanitaria y social, dada la cesantía y la reducción de salarios.

“La población mantiene una profunda desconfianza en las instrucciones y las normas que ha establecido el Gobierno”, sostuvo. El psicólogo explicó que anuncios anteriores, como la “nueva normalidad” o el plan “Retorno Seguro”, carecían de evidencia que permitiera creer que el número de contagios por la pandemia disminuía.

“Es normal que la ciudadanía vea con profunda desconfianza este nuevo plan. El Gobierno no ha transparentado los datos referidos a  la trazabilidad y cómo identificar la cadena de contagios y está promoviendo el retorno a la habitualidad sin tener todos los elementos de análisis que le permitan sostener que eso es factible, sin provocar riesgos en la población”, concluyó.

Opinión de los académicos Pedro Palominos y Juan Barrientos: La intimidad perdida

Opinión de los académicos Pedro Palominos y Juan Barrientos: La intimidad perdida

Para nuestras generaciones, una pandemia era vista como antiguos recuerdos que la historia almacenaba y mostraba en imágenes en blanco y negro. Las tumbas, los cuerpos famélicos, la saturación de hospitales y las caras de angustia ante una pandemia eran imágenes del siglo XX ante la fiebre española en 1918. Con la ilusa creencia que situaciones así no podrían repetirse en el mundo “moderno”, vimos (y vemos) pasar los horrores del Sida, la gripe aviar, el ébola y el reciente virus H1N1. Pero nada nos había preparado para enfrentar la situación que hoy vive el planeta, con millones de personas enclaustradas en sus hogares y con la amenaza cierta de contagiarse. Consideremos que hay sectores  sociales y segmentos etarios en donde las probabilidades de perder la vida en el contagio es alta.  Este virus que tímidamente se presentó en una lejana ciudad oriental hace solo 6 meses y que no era más que una curiosa nota del noticiario, hoy tiene a toda la especie humana en busca de una solución.

A mediados de junio 2020 en Chile hubo más de 8 millones de personas en cuarentena, siendo la totalidad de las comunas del Gran Santiago sometidas a este régimen de enclaustramiento social. Con una totalidad de 167 mil contagiados en solo 100 días y más de 3 mil personas fallecidas la emergencia no ha sido fácil para este país. En medio de esta catástrofe nacional, se produjo el cambio de Ministro de Salud como una manera de dar nuevos aires a esta lucha que por el momento se pierde, pues la llamada “batalla de Santiago” no logra frenar el avance sistemático de contagios y víctimas fatales.

Respecto a las consecuencias, sin duda la primera es la enorme cantidad de fallecidos. Las notas de prensa que describieron la saturación de hospitales, escasez de tumbas, servicios funerarios colapsados solo agregan más detalles a esta pesadilla casi irreal que se vive. Luego tenemos el frenazo económico que implica la propagación del virus, cerrando mercados, frenando la producción y el consumo, generando la quiebra de miles de empresas. Todo esto repercute en un creciente desempleo.

¿Pero que pasa con la pérdida de la intimidad?

Tan importante como añejo, es el derecho a la privacidad. Tenemos derecho a vivir sin dejar rastro de nuestras acciones, preferencias y opiniones, pero esa quimera hoy es un lujo. Las miles de huellas que dejamos en nuestras interacciones con los teléfonos inteligentes, tablet y computadoras, van configurando un perfil que es valorado por las empresas de mercadeo y que, por ende, es comercializado. Ahora bien, cuando estas huellas las vamos dejando como producto de la expresión de nuestros intereses (por ejemplo en el uso de las redes sociales) de alguna manera (adecuadamente informada o no) autorizamos a quienes administran las redes, a usar y eventualmente vender la información de nuestros perfiles. Pero ¿qué ocurre cuando esta información pasa a ser propiedad de los organismos gubernamentales?

La desobediencia social que se ha podido ver en tiempos de pandemia, cuando las autoridades han insistido en la necesidad del aislamiento social y la urgencia de quedarse en la casa, nos deja postales tan preocupantes como absurdas de cientos de personas paseando por los centros comerciales, viajando hacia sus segundas viviendas, atiborrando los supermercados o incluso haciendo fiestas clandestinas.

Esta irresponsable conducta ciudadana nos pone frente al cuestionamiento de si es posible suspender algunos derechos con la finalidad de velar por el bien común. Este argumento permite decretar estados de emergencia que posibilitan que nuestro país ya entere dos o tres meses con un régimen de toque de queda nocturno. Pero, a pesar del uso de estas herramientas legales, persiste la transgresión de las medidas y en ese escenario el uso de la tecnología parece sensato cuando el objetivo final es el bien común.

En este escenario nos precipitamos hacia una sociedad digital forzada por lo eventos y las tecnologias disponibles, dejando de lado los conceptos de privacidad, intimidad y libertad. Las tecnologías de la información están disponibles, y hemos podido ver cómo, con no poca polémica, se han implementado en Europa aplicaciones que tienen como finalidad saber de manera exacta los movimientos de cada persona a través de la ciudad y con esa información establecer quién, cómo y cuándo podría estar alguien infectado con el Coronavirus.

La generosa plataforma que nos brindan los Smartphones, y por sobre todo su tan extensivo y abrumador uso permiten que cientos de millones de datos circulen segundo a segundo por todo el mundo, abriendo el apetito de quienes pueden obtener beneficios de esa información.

El primer paso lo dio el gobierno chino que mediante el uso de códigos QR identifica a los ciudadanos permitiendo saber quiénes están contagiados, con quienes se han reunido y por donde han transitado (por cuáles calles, qué estaciones de metro, qué centros comerciales han visitado etc.). Mediante esta información, entrega indicaciones a quienes deben guardar cuarentena de manera inmediata por haber estado cerca de una persona con COVID.

Esta medida impulsada por China, se ha considerado una herramienta poderosa para lograr controlar la pandemia en la ciudad de Wuhan. En Europa el gobierno Italiano implementó Inmuni, una aplicación que a través del uso del Bluetooth permite saber con quienes estuvo una persona. Cuando alguien es declarado con COVID envía mensajes a todos quienes estuvieron en contacto con esa persona para generar los aislamientos forzados.

En Francia la aplicación StopCovid es de una lógica similar, con la diferencia que los teléfonos intercambian mensajes encriptados luego de estar 15 minutos a menos de un metro de distancia. Por su parte, en Alemania se utiliza la aplicación llamada Corona – Warm – App desarrollada por Google y Apple. En Chile, existe CoronApp que tiene una función básicamente informativa frente a la emergencia sanitaria.

A pesar de los razonables y urgentes fines que persiguen estas aplicaciones (frenar los contagios), las alertas no han parado de sonar a propósito de lo invasivo de las aplicaciones en relación a la vida privada, y por sobre todo en qué uso se le dará a esta información una vez superada la emergencia.

Parecemos estar en la novela 1984 de George Orwell, sabiendo que “EL GRAN HERMANO TE VIGILA”, con sus tres consignas de partido; “la guerra es la paz”; “La libertad es la esclavitud”y “La ignorancia es la fuerza”. Los gobiernos se han apurado en aclarar que la información es anónima y que solo es usada con fines sanitarios. ¿Podrían estas aplicaciones ser una fuente con la cual los gobiernos logren tener información de sus opositores políticos? ¿En qué lugares del planeta algunos especialistas en inteligencia nacional podrán estar observando los movimientos de cada uno de nosotros con fines sanitarios, pero por qué no también con fines electorales, comerciales y de persecución?

El Gobierno Chino ya ha anunciado que sus Apps seguirán siendo utilizadas cuando sea superada esta contingencia sanitaria, y medidas similares se observan en India y Rusia.

La Constitución Política de la República de Chile asegura a todas las personas “el respeto y protección a la vida privada y a la honra de la persona y su familia, y asimismo, la protección de sus datos personales”. Existe además la ley de proteccion de datos personales aun en tramitacion en el Senado. Hay esperanzas que estos principios puedan orientar la gestión de las ciudades inteligentes, para no convertirnos en esclavos  de nuestras propias creaciones y de las personas que estan detras es éstas.

Hoy somos capaces de sacrificar muchas de nuestras libertades individuales con la finalidad de enfrentar esta emergencia. El incumplimiento de las medidas, fundamenta la necesidad de sacrificar derechos en pos de preservar la vida, pero la crisis pasará, entonces tal vez tendremos que dirigir nuestros esfuerzos en recuperar lo que hemos perdido: nuestro simple y saludable derecho a la intimidad.

Opinión de la Dra. Lorena López: ¿Cómo afectará la pandemia a la permanencia de los estudiantes en la Universidad? La persistencia y retención en tiempos de pandemia

Opinión de la Dra. Lorena López: ¿Cómo afectará la pandemia a la permanencia de los estudiantes en la Universidad? La persistencia y retención en tiempos de pandemia

Junto con el cálculo del indicador de retención, a la hora de explicar su resultado, es decir, su valor, se realizan estudios que consideran principalmente características de entrada de los estudiantes.  ¿Cómo se medirá la retención para este año?, ¿Es posible hacerlo solo restando los estudiantes que ingresan menos los que se vuelven a matricular en el período siguiente?, ¿Es serio utilizar solo características de los estudiantes, para entender su resultado?

Quizás, como en ninguna oportunidad anterior, tendremos la posibilidad de entender la complejidad que está detrás del indicador que llamamos retención. Existen diversos marcos conceptuales que están a la base de las distinciones de retención, esto es, pensamos que los estudiantes son los únicos responsables de sus resultados, o superamos esa perspectiva–denominada del déficit-y consideramos que los logros de los estudiantes son el resultado de la interacción de variados factores.

La investigación actual sugiere que son muchos los factores que inciden en que un estudiante se quede o no en una institución e incorpora otros conceptos. Para abordar de una manera compleja la permanencia, debemos diferenciar persistencia de retención. La primera, la persistencia es el lado subjetivo de la ‘permanencia’, esto es, los motivos y significaciones que ella tiene en el proceso dinámico y no lineal de las trayectorias de los y las estudiantes, y la segunda, la retención, es el lado institucional, de la mayor o menor capacidad de las mismas instituciones de educación superior para ser efectivas en sus procesos de formación.

En este sentido en la literatura reciente se ha llamado la atención en la necesidad de una reconstrucción tanto teórica como empírica del concepto de éxito o fracaso académico considerando el ingreso de ‘estudiantes no tradicionales’, por ejemplo aquellos/as provenientes de sectores históricamente excluidos del acceso que irrumpen en la aulas universitarias de la mano de las vía de acceso inclusivas, junto a los incrementos en los números de estudiantes que reingresan a la educación superior lo que pone de manifiesto una diversidad de trayectorias académicas.

Si esto es lo que dice la literatura sin pandemia, ¿Qué podríamos decir nosotros en un contexto de pandemia por el lado de la subjetivación de los estudiantes?.  Su participación en las clases no presenciales, se ve ha visto mediada por disponer de computador y de conexión. Según los datos disponibles, había un gran número de estudiantes que no contaban con ello al inicio del semestre.

La institución hizo notables esfuerzos por procurar equipos y conexión. Por otro lado, también los/as especialistas, recomiendan, disponer de un escritorio, mejor si está orientado a la luz natural, en el que pueda estar concentrado/a sin ser molestado/a. Quizás sea difícil de lograr para aquellos/as estudiantes que viven con más de cinco familiares en viviendas de 40 metros cuadrados. También recomiendan los/as especialistas, que un estudiante debe tener una alimentación saludable y balanceada, así como una apropiada salud mental; desafío mayor para nuestros estudiantes, los cuales, en un 50%, debían trabajar para poder mantenerse en la universidad y ayudar a sus familias.

Podemos advertir que difícilmente nuestros/as estudiantes no estén siendo afectados/as por la cesantía y sus consecuencias. Por último, los índices de contagios y de muerte por el COVID-19, están poniendo en tensión a toda la población, pero en mayor proporción a los sectores más vulnerables.

Es en este contexto que los y las estudiantes han debido transitar hacia una modalidad pedagógica no presencial, apoyada con plataformas que permiten realizar clases sincrónicas. ¿Cómo se han dado esas clases? Luego de varios meses de trabajo, se observa que algunos/as docentes han replicado lo que han hecho siempre, esto es, clases completamente expositivas, con nula consideración hacia el estudiantado; formato que, si en una versión presencial debiera erradicarse, en el formato actual, contraviene cualquier recomendación especializada. En el lado opuesto, felizmente, encontramos a muchos profesores que están haciendo un esfuerzo notable por incorporar la tecnología disponible a favor del aprendizaje activo, donde los estudiantes son los que ejes centrales del trabajo docente, esfuerzos, sin embargo, que no han sido suficientes para que los estudiantes no paralicen sus actividades.

La pandemia ha develado, con mucha más fuerza que lo que muchos y muchas quisiéramos, la tremenda desigualdad estructural que tenemos como país. Ese es el contexto en el cual, como Universidad pública y estatal, debemos operar; por lo tanto, volviendo a la pregunta inicial ¿Cómo afectará la pandemia a la permanencia de los/as estudiantes en la universidad? Sin duda, tanto los/as estudiantes cómo la institución, tendrán una difícil tarea para responderla, quizás sea más oportuno que nunca centrar el análisis en las trayectorias estudiantiles que permiten reconocer como un valor la diversidad de perfiles estudiantiles asumiendo institucionalmente los desafíos que ella implica para la retención.

Es probable que algunos de nuestros estudiantes, tengan que decidir no continuar sus estudios en este período, por más que la Institución ofrezca solución a algunos de los problemas que pueden tener. Queda claro que no será solo en características exclusivas del arbitrio de estudiantes, ni de la Institución, donde habrá que buscar las explicaciones a los efectos pandémicos en la persistencia, sino también a nivel de las endémicas inequidades estructurales de la sociedad chilena, a las que la pandemia no ha hecho más que quitar el velo. Los sistemas de calidad deberán estar a la altura de las circunstancias y comprender de manera compleja el resultado dela retención. Es hora de cambiar el paradigma.

Opinión de la académica Paula Walker: Luces o sombras en la pandemia

Opinión de la académica Paula Walker: Luces o sombras en la pandemia

Durante años vivimos en la burbuja del progreso, en la creencia del éxito, de pertenecer al club de los países OCDE, mostrando una cara de Chile que ocultaba muchas otras caras.

Ese país ganador, lo era en verdad solo para un grupo privilegiado, mientras el resto vivían al tres y al cuatro. Dábamos lecciones de cómo se llega al desarrollo, o se derrota a la pobreza (por años medida solo en ingresos), sabiendo que la pobreza es mucho más que tener un ingreso mínimo mensual. ¿Éramos campeones en protección social? ¿O en una buena educación? ¿O en la batalla contra el narcotráfico? ¿O en el acceso al agua, o a pensiones que nos cuidarán para cuando fuéramos mayores? La verdad que no. ¿Y qué nos trajo la pandemia? Nos sacó el velo y nos permite ver lo que somos: un país violentamente desigual.

Cuando las encuestas preguntan por las emociones de las personas en este tiempo, se declara rabia, tristeza, miedo. Hasta aquí las sombras. ¿Y las luces de todo este tiempo? Algunas son el cariño y la solidaridad de la gran mayoría de las personas, esas que ayudan sin que nadie las vea, sacándose plata del bolsillo, o robando tiempo a su descanso.

Han surgido nuevos liderazgos, en distintas disciplinas, en la medicina, la ciencia, el periodismo, las organizaciones sociales, dirigentes vecinales.

Nos hemos reencontrado con la familia, con los hijos e hijas.

La política se ha visto obligada a debatir en torno a materias que ignoraron por años, dando explicaciones poco convincentes. Al fin se pudo discutir sobre el retiro de los fondos de las AFP, en este caso un 10%, ya que nos dijeron que son cuentas individuales: a ver si ahora abrimos la puerta para construir un sistema de seguridad social solidario. Y a las Isapres, vía administrativa, las han mandatado a no cobrar de más, a no aprovecharse de la enfermedad, a no tener que pedirle a la persona enferma que se acuerde de activar su seguro catastrófico: mágicamente ahora ya no es tan necesario activar el seguro en medio de la agonía.

Gracias a Zoom, conocemos lo que de verdad piensan unos de otros, aunque en público se golpeen las espaldas.

Hemos constatado que se construyó un sistema muy favorable para los consumidores (pago y exijo) pero muy esquivo para asegurar derechos.

En fin, cuando esto pase, sabremos quién es quién, sabremos más de nosotros mismos y de nuestras familias, también de nuestros amigos, y del tipo de país que queremos tener.

Podremos elegir entre las pistas que nos dejan las sombras, o las que nos dejan las luces que hemos visto en tiempos de pandemia.

Planificación urbana con lógica de mercado es la responsable de colapso en Santiago por lluvias, sentencia experto

Planificación urbana con lógica de mercado es la responsable de colapso en Santiago por lluvias, sentencia experto

“La verdad es que la ciudad de Santiago hace años que no está preparado para ningún tipo de temporal de invierno”, afirmó el Dr. Carlos Muñoz, académico de la Escuela de Arquitectura de la Usach, frente a los anegamientos que ocasionaron las últimas lluvias en varios puntos de Santiago y que podrían repetirse este fin de semana.

El experto indicó que esto se debe a que las autoridades han dejado de lado diversas tareas de planificación urbana producto de la larga sequía que nos afecta.

“Salvo por algunas coyunturas particulares no han existido lluvias que provoquen las inundaciones en los espacios habituales, en donde siempre aparece la excusa que son zonas de bajos, pero la realidad es que no hay un programa de infraestructura apropiado para poder atender este tipo de situaciones” agregó el Dr. Muñoz.

El académico indicó que si bien se han hecho algunas intervenciones como la captación de aguas servidas que se vertían en el río Mapocho y las obras en el Zanjón de la Aguada, hay otros sectores de la ciudad que están siendo afectados y que requieren de inversiones de este tipo.

“El caso del río Mapocho, que ya no presenta aguas cloacales, se produjo gracias a la gran inversión y participación de una empresa sanitaria que le interesaba el tema , sino Chile perdía validación frente a los mercados internacionales por las aguas de río con las que estaba regando ciertos productos de exportación”.

Además, agregó que “la obra del Zanjón de la Aguada fue muy relevante para mitigar los problemas y está teniendo buenos resultados, pero ese no es el único punto crítico de la ciudad, en donde tenemos casi ocho millones de habitantes. Esta obra solo soluciona los problemas de un cuarto de la población”, aseguró.

El tema de las aguas lluvias, excepto la comuna de Santiago Centro que ha tenido históricamente un excelente sistema de evacuación de aguas lluvias, presenta graves problemas para los demás municipios de la capital, particularmente los que están ubicados en zonas más bajas y, por lo tanto, esto sigue siendo un tema pendiente de la agenda pública, precisó el Dr. Muñoz.

“Para solucionar esto es fundamental coordinar a las autoridades competentes, es decir, las empresas sanitarias; el sistema público a través del Serviu y sus controles de vialidad; el Ministerio de Vivienda que tiene que proyectar con los instrumentos de planificación; el Gobierno Regional que tiene que poner la disponibilidad de recursos a través del FNDR para realizar las inversiones respectivas y realizar una acogida apropiada de las obras de aguas lluvias” enfatizó el académico.

El experto remarcó que Chile históricamente actúa por acción y reacción, lo que provoca que si los temas no están en la actualidad pública no se toman en consideración, cosa que ocurrió con el estallido social- dijo- “donde nadie se preocupó del descontento en la población y actualmente en la crisis sanitaria, donde se ha podido ver la debilidad del Estado en cuanto a planificación ante este tipo de materias”.

“Debemos cambiar la mirada asistencialistas por una que tenga que ver con el bienestar de la ciudadanía que solo puede cambiar a través de una nueva Constitución, que aunque algunos no lo entiendan, afecta a estos problemas urbanos porque debe existir una mayor responsabilidad del Estado y no dejárselo casi todo a los privados para que lo atiendan. Ahí hay un punto que hay que considerar”, precisó el docente de la Usach.

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En este sentido, el también académico de la Escuela de Arquitectura, Rodrigo Martin, expresó que en cuanto a los sistemas de control  de emergencias climáticas y de otros tipos existen los Centros de Control Inteligente Urbanos (IOC) , que permiten gestionar los sistemas, infraestructuras y recursos de una ciudad para responder a estos eventos.

“Un caso de esto es el centro de operaciones de Río de Janeiro: Con el IOC actuando como punto central de comando, es posible recolectar, analizar y monitorear datos en tiempo real desde los sensores e indicadores de nivel en el sistema de recolección de aguas, que permite controlar el flujo de las aguas mediante el uso de sensores remotos inalámbricos, válvulas y lastres inteligentes o barreras inflables”, señaló.

Añadió Martin que el departamento urbano a cargo de la infraestructura de aguas mantiene un complejo sistema compuesto por redes principales, medidores de agua, plantas de filtración pozos e instalaciones de almacenajes de agua, entre otros.

Estos sistemas utilizan una vía combinada para el transporte de diversos tipos de agua de desecho como aguas lluvias, aguas servidas y otros contaminantes hacia las plantas de tratamientos.

En el caso específico de la ciudad de Santiago, el experto en estudios de Smart City, señaló que lo necesario sería realizar “modificaciones en la normativas de diseño de infraestructuras urbanas y dejar de planificar para escenarios promedio (más barato) y pensar en máximos históricos”, concluyó.

Opinión del académico José Ricardo Romero: Postventa y logística en tiempos de COVID-19

Opinión del académico José Ricardo Romero: Postventa y logística en tiempos de COVID-19

Si bien la Publicidad es importante para dar a conocer lo que compramos, los consumidores valoran mucho más los tiempos de entrega y los servicios de post venta.

Junto con la facilidad para comprar por Internet, prácticamente con un solo clic, los consumidores, quienes sostienen y le dan viabilidad a las empresas, después de efectuar la compra se quedan con una cierta sensación que podríamos resumir, parafraseando un antiguo refrán: “es tan corta la compra y tan larga la espera”

A mi entender, esto sucede porque la logística y servicio postventa no ha crecido a la misma velocidad que el marketing digital dedicado al E-Commerce, habiéndose tercerizado de manera indiscriminada (1) y asignándosele un valor inferior en la experiencia del cliente o “customer journey” por parte de las marcas. Esto es en la actualidad un punto crucial, producto de la pandemia en la cual estamos inmersos, del proceso de compra.

En cada Cyberday, Black Friday u otro evento online podemos ver las noticias sobre el aumento de ventas en un x % respecto del año anterior, que hay y % más de marcas que el año pasado, etc, pero lo que esconden todos estos números tan exitosos es que cada año aumenta también el porcentaje de clientes insatisfechos con los tiempos de entrega y los servicios asociados a la post venta.

Con cada éxito de estos eventos, queda como un remanente la amargura, frustración y, a veces, desesperación de más y más personas que esperan las ofertas de esta fecha para abastecerse de productos que, de otra forma, sería imposible obtener.

Todos esperamos unos E-commerce cada vez más robustos y simples, especialmente de tiendas que tienen más de 100 años de existencia, así es que cuando se presenta el primer inconveniente frente a su “satisfactoria” compra empieza otra historia, una no tan buena para ellos.

Los primeros inconvenientes vienen asociados a la demora y entrega del producto según las fechas comprometidas por las tiendas, donde 13% de las personas en Santiago y regiones ha tenido este inconveniente (2).

Otras consultas son por productos defectuosos, devoluciones engorrosas, descuentos no aplicados, cargos sin explicación, etc. Muchos de estos casos son tratados con asistentes virtuales, que hacen aún más difícil el tener una solución por su limitada capacidad de respuestas (programadas de antemano). Además, los centros de atención telefónica, tanto a través de chat como del teléfono, están saturados.

Con todo lo anteriormente expuesto podemos notar que la transformación digital llegó para quedarse, pero no a la misma velocidad en todas sus áreas, la logística y servicio post venta se han quedado atrás en este proceso en un mundo que avanza cada vez rápido y en el que los consumidores son los más importantes dentro de este ciclo.

Para finalizar, la llamada última milla es crucial para que todo el viaje del consumidor sea placentero y no se transforme en una película con final de pesadilla, que es lo que muchas veces termina sucediendo. Esto hará que las ventas online aumenten considerablemente dentro de los E-Commerce. No solo en Chile sino en el mundo entero, la dedicación y trazabilidad de las entregas son la piedra angular de las ventas en el siglo XXI.

Internet provocó una ruptura en como la comunicación se dirigía y como se creaba. Antes ésta era unidireccional y restringida a unos pocos, ahora en cambio es omnipresente y está presente en cada persona que tiene la capacidad de publicar lo que considere necesario. El poder de informar y comunicar se distribuyó entre todos los que tenían acceso a la red y, año a año la penetración de Internet en el mundo aumenta.

Debido a esto, la forma en como las empresas se comunican con sus colaboradores cambió radicalmente, ya que se han empoderado de sus marcas. Sus productos no son solo para satisfacer necesidades ni egos, sino que son parte de sus vidas y, cuando algo es parte de nuestra vida, lo cuidamos y atesoramos, sabemos sus cualidades. Lo integramos a nuestra vida en todo lo que ello implica.

El Marketing ha tenido que entender la relación con sus colaboradores. Uso esta palabra y no clientes ya que ellos son su principal activo de información. Ellos son quienes más saben sobre los productos y, ese conocimiento colectivo, es el activo de las empresas en estos momentos. Es por eso, por lo que las vías de comunicación con los colaboradores deben ser expeditas, múltiples y multidireccionales.

Las marcas, al igual que las personas, necesitan atención tanto de los consumidores actuales como de los consumidores potenciales. Para esto, deben generar interacciones con cada uno de ellos a través de sus distintos canales de comunicación: Los tradicionales (correo, cartas, llamada telefónica, buzón de sugerencias, etc.) y los actuales como son las redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram, Tik Tok, Blog, etc.).

Dado que las relaciones se basan en una buena comunicación, ésta debe ser bidireccional y de escucha constante para estar atento a las necesidades del otro y a los cambios en las percepciones de los consumidores. De esta forma se construyen relaciones duraderas que harán ganar a ambas partes.

1) Cámara Nacional de Comercio, CNC. Obtenida el 15 de junio de 2020 desde https://www.cnc.cl/el-e-commerce-en-chile-se-empieza-a-vestir-de-largo/.
2) Cámara de Comercio de Santiago. Obtenido el 15 de junio de 2020 desde https://www.ecommerceccs.cl/wp-content/uploads/2020/01/eCommerce_B2C_en_Chile_2020.pdf, página 16.

Opinión de la académica Paula Walker: Medios, información y pandemia

Opinión de la académica Paula Walker: Medios, información y pandemia

Según el reciente informe del Reuters Institute for the Study of Journalism de 2020, con datos de seis continentes y 40 países, entre ellos Chile, aumentó el consumo de noticias, sobre todo de la TV en tiempos de pandemia.

Las personas confían más en los medios y su cobertura sobre COVID-19 que en los políticos (los acusan de desinformar). Va en aumento el temor a la desinformación, las famosas noticias falsas, y declaran que se dan más en Facebook y Whats App que en otras aplicaciones. La desconfianza campea en todas partes, también en la red.

En Chile, una muestra de 2.005 casos de hombres y mujeres a partir de 18 años, indicaron que usan Facebook para leer noticias (63%), Whats App (40%) y Twitter (22%). De los medios de comunicación nacionales, los que superan el 50% de confianza son dos radios, un canal de TV y medios locales. Al otro extremo, la mayor desconfianza está en el canal público y otro canal privado. Cuando se les pregunta por la confianza hacia las noticias en general, los chilenos no le entregan más de un 40% de confianza, en todos los tramos de edad, ya sean hombres o mujeres.

Sabemos que el desempeño de las autoridades en torno a la pandemia ha sido muy errático. Confuso. Contradictorio. El manejo comunicacional que se diseñó en un inicio fue un fracaso, muy por debajo de lo que las personas han necesitado.

Se espera ahora que el cambio de ministro permita también una nueva estrategia. En paralelo, los medios tienen una oportunidad de prestigiar sus marcas, la reputación de sus equipos y el trabajo de investigación y educación que tienen por definición. Se requieren fuentes fiables, entrega de datos fáciles de comprender, no renunciar a la educación en torno a un virus cada día más conocido pero mortalmente contagioso.

Los medios perderán (o ganarán) reputación, dependiendo cómo enfoquen sus noticias, su investigación, los temas que privilegien y cuán independiente sean de las autoridades. Es una tarea ardua en un contexto difícil, pero hay muestras destacables de investigación a distancia que han marcado la diferencia.

Las redes sociales han aumentado su uso también fruto de la pandemia, conectando, entreteniendo e informando. Sin embargo, esto último es lo más criticado: el temor a una información parcial y mañosa que se construye en los grupos de iguales donde la persona que disiente es un traidor.
En tiempos tan exigentes e inciertos como el que nos toca vivir, la pluralidad, el respeto por las otras personas, los argumentos y la confianza marcarán la diferencia. La autoridad sanitaria debe corregir los errores y convencer al Presidente de cambiar la estrategia para enfrentar la pandemia, junto con comunicarla mejor.

Opinión del Decano Mg. Juan Carlos Espinoza: Líderes que se adaptan

Opinión del Decano Mg. Juan Carlos Espinoza: Líderes que se adaptan

La vulnerabilidad es lo que nos define como seres humanos, porque hoy nadie está protegido ante la posibilidad de contagio por Coronavirus, por lo cual, la antigua frase que señala que las crisis crean líderes, tiene más vigencia que nunca. Entonces, si estamos enfrentados, por obligación, a un escenario que exige cambios dinámicos, priorización de la salud, adaptabilidad del proceso académico y otros, necesitamos que los liderazgos se ajusten e incluyan miradas que no siempre están en el radar.

La primera sería la mirada “hacia afuera”, es decir, adelantarse a lo que va a pasar, captar más rápidamente los cambios que suceden fuera del ámbito académico, tanto los evidentes como los sutiles. Y la otra mirada es “hacia adentro”, donde diagnosticar y medir rápidamente cuáles son las capacidades que realmente tiene cada uno para identificar aquello que le falta y, desde esa toma de conciencia, anticipar acciones que sirvan para mantener las fortalezas a largo plazo, a la vez que el líder se arriesga en desarrollar otras nuevas.

Y luego, está el aspecto cultural, el que envuelve a la Institución. Ese se verá fuertemente afectado. Las culturas organizacionales se desarrollan durante largos períodos de tiempo y cada compañía tiene su propia trayectoria, con sus subculturas, por lo que también se aplicaría esta regla “afuera” versus “dentro”, y todo podría evolucionar en otros procedimientos académicos, incorporaciones de otros escenarios y otros actores, como parte del proceso de generación de conocimiento y que, antes de esta pandemia, no habían sido considerados.

Lo que sí es evidente, es que el líder deberá visualizar el bienestar colectivo, lo cual, en el ambiente universitario, significa pensar en grandes volúmenes de personas que tienen y tendrán distintas dudas y preguntas; en ese momento, el líder debe adaptar a su labor diaria la comunicación constante y la transparencia, es decir, ser un líder consciente,  que se cuida a sí mismo para estar a disposición de sus colaboradores.

La toma de decisiones para salir adelante es un gran desafío para los gestores académicos, siendo el mayor reto la resistencia al cambio, ya que los estamentos estudiantiles, académicos y laborales, no estaban preparados para ajustarse a un incremento de las obligaciones. Reorganizar para trabajar desde casa y liderar equipos virtualmente, esto está replanteando los liderazgos.

Estamos a medio camino, pero hay convicción en quienes detentamos cargos de liderazgo, que deberemos ser impulsores del cambio, ser gestionadores de soluciones de reorganización poniendo al frente la salud, y priorizar la capacitación de nuestro capital humano, un activo que necesita fortalecerse para enfrentar el paso de una Universidad presencial a una virtual. El mejoramiento continuo de los equipos debe estar en las prioridades de este líder, sobre todo en tecnologías, si queremos  mantener el compromiso de cada integrante de la Institución en la prueba más difícil de la humanidad en el último siglo.

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