- El especialista en Recursos Humanos, Dr. José Gregorio Pérez, sostiene que los empleados parciales que preferirían realizar una jornada más extensa, son el resultado de “una tendencia de precarización del empleo”. En este sentido, el experto critica la ausencia de una “voluntad política por mejorar las condiciones laborales mediante mejores estándares y regulaciones”. Cabe destacar que según el INE, este tipo de trabajadores va en aumento desde 2014 en adelante, contabilizándose a la fecha más de 110 mil personas.
Según datos de la encuesta de empleos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), 832 mil personas son clasificadas como trabajadores parciales “involuntarios”. Es decir, que realizan labores part-time pese a tener disponibilidad para trabajar en jornada completa, porque no encuentran este tipo de puestos en el mercado laboral. La cifra ha marcado un aumento en 110 mil desde el trimestre móvil enero-marzo de 2014 y analistas advierten que este grupo, al ser clasificado como ocupado, puede estar tapando el panorama real del desempleo en Chile. El Banco Central enfatizó en que el mercado laboral presenta fragilidades y una de ellas sería el tipo de trabajo que se está creando.
Para el doctor en administración de recursos humanos y académico de la Facultad de Administración y Economía de nuestro plantel, José Gregorio Pérez, la situación que reflejan estas cifras “es preocupante en términos de que afectan la calidad de vida de las personas, porque son empleos de baja remuneración, de mucha inestabilidad y de difícil proyección en el tiempo, porque no tienen estabilidad”. Sin embargo, señala que aunque es preocupante ahora, “no es una situación que tenga que ver exclusivamente con la contracción económica de los últimos meses, sino que con una tendencia de precarización del empleo que se ha desarrollado desde la década de 1980 en adelante”.
“Si bien esta noticia habla sobre el crecimiento en la última encuesta, lo concreto es que desde el año 1980 en adelante lo que ha existido en Chile es una precarización del empleo”, agrega.
“Cuando comenzaron a atomizarse las industrias en Chile”, explica, “con el advenimiento del outsourcing (externalización, subcontratación o tercerización) de los años ‘90, las grandes corporaciones se fueron desarmando en pequeñas organizaciones que cada vez tienen menos estabilidad, son más volátiles y flexibles, pero que, también, son más vulnerables al mercado”.
“Se agrega a eso el hecho de que en los últimos dos o tres años ha existido una contracción económica fruto de múltiples razones: la baja demanda de commodities, cierta inestabilidad política interna y falta de inversión en el país. Esos elementos han llevado a que se cierren plazas de empleo, se cierren negocios y se posterguen inversiones. Eso hace que la gente busque métodos de supervivencia. Lo más fácil ha sido tomar estos trabajos de baja calificación o calidad, que permiten subsistir, pero que no constituyen una solución a largo plazo, y eso explica el por qué hay tanta gente que ha ido tomando esta opción, pero que no se conforma y tiene expectativas de realizar una labor mucho más estable”, señala.
“En un estudio realizado en 2004”, comenta el académico, “se determinó que el 60’% del empleo en Chile es de mala calidad, incluyendo el que ofrece el Estado, que es un pésimo empleador. Entonces, hay una tendencia que va mucho más allá de lo coyuntural”.
Respecto a los trabajadores part-time y empleos por cuenta propia, señala que la desventaja de estos empleos radica en que “no tienen seguros sociales. Normalmente, esas personas no imponen, entonces además de tener inestabilidad, se agrega el hecho de que no se benefician de los mínimos estándares sociales que tiene un empleo de alta calidad”.
Por eso, critica: “lo que uno puede ir viendo es que no se ve en Chile una voluntad política de mejorar las condiciones laborales mediante mejores regulaciones o estándares. Lo que se ve, más bien, es un llamado al emprendimiento, y eso saca a la luz un aspecto positivo, que es la voluntad de iniciar un nuevo negocio, pero también esconde la precariedad laboral”.
“El empleo precario debiera ser un tema de máxima prioridad, porque afecta la calidad de vida de las personas”, añade. “Chile ha tenido un fuerte foco en el crecimiento en las últimas décadas, pero ha postergado la discusión sobre la calidad de vida y ese es un elemento central”, enfatiza.
Indicador de desempleo “insuficiente”
El académico critica: “el indicador de desempleo es absolutamente insuficiente para un país que pretende ser desarrollado en el corto plazo. La pregunta por el empleo es si usted ha tenido una actividad remunerada en la última semana. Esta es una fórmula de medir el desempleo orientado a la subsistencia.”
“Es tremendamente engañoso”, insiste, “porque detrás de la cifra de desempleo se esconde todo lo que es el trabajo precario que, hoy día, es el principal problema del desarrollo de Chile. Lo que hoy está puesto en cuestión no es la cantidad de empleo, sino su calidad. El 40% de los empleos no se rigen por la legislación laboral. Así de grave es”.