Con el confinamiento:

Especialistas de la U. de Santiago advierten los desafíos que deja la pandemia en las relaciones sociales

Para la académica de la Escuela de Psicología, Dra. Ana María Fernández, las parejas que viven juntas, deben buscar el apoyo del otro/a y mitigar el estrés para evitar el conflicto. Para la directora de la Dirección de Género, Diversidad y Equidad, Karin Baeza Vásquez, el rol de la mujer se vuelve aún más difícil, porque la pandemia no afecta de la misma manera a las mujeres que a los hombres.
En este nuevo periodo de endurecimiento de medidas de restricción, donde va incluida la cuarentena, son varias las voces de alerta por el aumento en el deterioro de las relaciones sociales.
La crisis desatada por la pandemia de COVID-19, ha impactado todos los ámbitos de la vida de las personas. Uno de ellos es el de las relaciones de pareja, principalmente donde sus integrantes comparten el mismo techo.
 
En este nuevo periodo de endurecimiento de medidas de restricción, donde va incluida la cuarentena, son varias las voces de alerta por el aumento en el deterioro de las relaciones sociales.    
 
Según la académica de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago, Dra. Ana María Fernández, lo más complejo del encierro para una pareja es perder el espacio personal. "Si uno imagina la rutina diaria de las parejas, en general, antes de la pandemia involucraba tomar desayuno y luego salir a trabajar, y reencontrarse después de la jornada de estudios o laboral", indicó. 
 
"Esto ahora ha quedado ausente de la vida, ya que durante la cuarentena se ha roto ese elemento de diversidad y de interacción social con otros, que obliga a compartir todo el tiempo", explicó la doctora en psicología.
 
Bajo ese panorama, agregó, la presión sobre cada miembro de la pareja "es altísima, en especial si estas tenían una rutina de numerosas actividades fuera de casa, ya que el otro ha pasado a ser el único con quien se interactúa 24/7". 
 
En la mayoría de los casos, se suma una pérdida de la privacidad. "A menos que las parejas vivan en amplios espacios, lo más probable es que haya momentos en que se topen las necesidades de uno con el otro, y eso exacerba el conflicto", insistió.
 
En ese sentido, las parejas mayores o quienes llevan mucho tiempo juntas y han debido enfrentar instancias de compartir espacios por más tiempo, son las que mejor se adaptarán a esta rutina, sostuvo la académica. 
 
Por ello, una de las recomendaciones de la Dra. Fernández para quienes viven con sus parejas, es tener cuidado con el estrés. "Generalmente, el verse agobiado por la situación de pandemia, el miedo al contagio, las restricciones de movilidad y los posibles efectos de estrés económico, son una receta para el conflicto que debemos intentar enfrentar con nuestras mejores herramientas", indicó.
 
"Es importante pensar y conversar sobre lo atípico de la situación los miedos que nos genera, las posibles tensiones económicas y sociales, al igual que encontrar formas para darnos espacios individuales para aliviar el estrés del encierro", puntualizó la psicóloga. 
 
Esto es particularmente tenso para aquellas parejas con niños, ya que a todo lo anterior se suma la demanda de atender las necesidades de los hijos. "El ideal es buscar apoyo del otro, y ser conscientes que ambos componentes de la pareja están experimentando demandas inusuales producto del encierro. El apoyo mutuo es sin duda el desafío del confinamiento", señaló.
 
Crisis agudizada
 
Para la directora de la Dirección de Género, Diversidad y Equidad, Karin Baeza Vásquez, el rol de la mujer se vuelve aun más difícil, porque la pandemia no afecta de la misma manera a las mujeres que a los hombres . 
 
"Las mujeres están viviendo un recrudecimiento de los pendientes de igualdad de género, una precarización general de la vida y una vulneración mayor de sus derechos", detalló.
 
Dentro del complejo panorama está el hecho de que algunas de estas mujeres están obligadas a permanecer encerradas con su agresor. "La mayor parte de los femicidios, agresiones sexuales y violencia de género se producen por parte de personas cercanas", apuntó la socióloga.
 
Según cifras de la Red Chilena contra la Violencia de Género, en el 2020 hubo 58 femicidios en Chile, número que aumenta a 67 si se cuentan los asesinatos por violencia femicida y suicidios femicidas. Además, de acuerdo a Sernameg, se registraron 151 femicidios frustrados. "Esto genera una alerta enorme, que no es sólo de pandemia, sino que los confinamientos recrudecen en relación a la violencia de género y a la violencia que se produce en los hogares", enfatizó la profesional.  
 
Lo anterior, reitera, da cuenta "de la vulnerabilidad extrema en que quedan las mujeres por la pandemia frente a la violencia de género al tener que compartir, muchas veces, el mismo techo con la persona que es su agresor". 
 
Por otra parte, a juicio de la socióloga, la pandemia ha generado una agudización de la crisis de los cuidados, que tiene que ver con el aumento de la carga de trabajo relacionada con el cuidar a personas, que recae fundamentalmente en mujeres y también en niñas.
 
De hecho, la encuesta de empleo del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales, arrojó que en 2020 casi el 40% de los hombres destinó 0 horas a la semana a las actividades domésticas, mientras que las mujeres dedicaron 9 horas semanales más que los hombres a las mismas.
 
"La sobrecarga material, lleva consigo una carga emocional, ya que es la mujer la que se hace cargo de todo lo que tiene que ver con los cuidados y la reproducción del hogar. Así, las horas de trabajo no remuneradas a cargo de las mujeres se ven acrecentadas por este contexto actual", enfatizó.
 
Frente a este panorama, la directora Baeza sostuvo que es necesario "generar políticas públicas que desarrollen acciones de corto plazo, programas de mediano plazo y políticas de largo plazo, que sean efectivas en violencia de género, derechos económicos y laborales, en salud sexual y reproductiva".
 
A su vez, y tras la evidencia que deja esta pandemia, es fundamental el desarrollo de "políticas de corresponsabilidad que permitan gestionar la crisis de los cuidados, para que vayan generando en el mediano plazo una cultura donde se entienda que todas las personas son corresponsables de cuidar a otros y otras".
Autor: 
Carolina Reyes Salazar
Fotografía: 
Archivo Departamento de Comunicaciones