- Luis Allendes, egresado de la Universidad, se desempeña como director comercial en la Fundación Ronda Chile, entidad sin fines de lucro que impulsa en empresas e instituciones públicas una amplia gama de acciones concretas de responsabilidad social inclusiva; esto en la idea de trabajar la inclusión como una política primordial dentro de sus estructuras.
Devolverle la mano a la vida. Esa fue una de las principales motivaciones que tuvo Luis Allendes (47), Ingeniero Comercial de la Universidad de Santiago de Chile, para integrarse a Ronda Chile, fundación dedicada a la promoción de políticas con una mirada integradora en torno a la discapacidad y la inclusión, alejada de una mirada paternalista.
Una escuela de manejo para personas con discapacidad, la realización de maratones inclusivas o el exitoso documental “Diarios de Tricicleta” protagonizado por uno de sus directores, Felipe Orellana, son sólo algunas de las iniciativas impulsadas por la entidad en su corto tiempo de existencia.
Estudios en tiempos de Pinochet
Luis nació en la Isla de Pascua, pero se mudó tempranamente a Iquique, donde realizó su educación básica y media. Tras estudiar durante un año en la Universidad Católica de Valparaíso, este fanático del fútbol y aficionado al longboard, decidió continuar su formación profesional en la Universidad de Santiago de Chile, específicamente en la carrera de Ingeniería Comercial.
Pese a que siempre quiso estudiar Medicina, poco a poco fue interiorizando que sus aptitudes se ligaban hacia el ámbito matemático.
Ingresó a la U. de Santiago el año 1988. Ahí, le tocó vivir periodos álgidos en términos político-sociales, con Pinochet al mando del país y con el rector designado Raúl Smith Fontana a la cabeza de la U. de Santiago. En la Casa de Estudios, en medio de protestas y un ambiente muy politizado, presenció los últimos suspiros de la dictadura.
“Me acuerdo que fue una época complicada, con mucha rebelión estudiantil”, señala. Recuerda que le tocó participar en muchas protestas en la Universidad, donde el plantel era reconocido “por su comportamiento revolucionario, de protestas muy fuertes. Yo fui testigo de muchas entradas de carabineros, micros, de protestas con bancas y sillas por todo el Planetario”.
Ese contexto de efervescencia política, a su juicio, jugó un rol importante dentro de su paso por la Universidad, espacio donde, ya sea en una protesta, en el casino de la FAE disfrutando del Mundial de Italia 90 o en medio de una clase de Ingeniería, siempre estuvo inserto en un clima de diversidad e inclusión, situación que reconoce y valora hasta hoy.
Para él, este ambiente se asemejaba mucho a lo vivido en su juventud en la ciudad de Iquique. “En mi colegio estudiaba con el hijo del alcalde y con el hijo del basurero: éramos todos amigos. Yo sentía que eso se replicaba en la Universidad”.
También, fue un activo deportista en la Casa de Estudios. Jugó fútbol, tenis e incluso fue seleccionado nacional de rugby. “Creo que hice mis grandes amigos en la Universidad. Aún los mantengo todavía”, agrega con nostalgia.
Al momento de caracterizar un sello distintivo de su formación, afirma que a diferencia de estudiantes de otros planteles, “teníamos más calle que el resto de las universidades: éramos más de arremangarnos la camisa. Teníamos una orientación mucho más social que el resto de las universidades, quizás hasta más humanistas. Éramos gente muy preocupada de lo social, de nivelar la cancha, de hacer una economía más sustentable y más equitativa. También éramos más hippies, era difícil ver gente con corbata o con terno”.
Industria “canibalística”
Posterior a su egreso el año 1993, Luis se especializó en el mundo del retail, con un fuerte enfoque en el marketing, desarrollando diversas labores gerenciales en marcas internacionales.
Para Luis, el sello de su alma máter le ha permitido afrontar su quehacer laboral bajo otra óptica, donde las relaciones humanas juegan un rol preponderante, por sobre “el nivel del negocio o las utilidades que pueda obtener”. Algo poco común, afirma, en una industria ruda, que define como “canibalística”.
“Eso me ha llevado a ser súper exitoso en mi trabajo, porque genero vínculos, que son mucho más duraderos que el negocio puntual”, agrega.
Ronda Chile
Ante la consulta sobre su llegada a Ronda, señala que “tiene que ver con esta forma de ser, de devolverle la mano a la vida”.
Sin embargo, aclara que él fue invitado a participar por María José Escudero, gerente general de la entidad y fundadora de Ronda. “Me pareció una idea maravillosa, significa puros regalos en mi vida y en la del mundo que me rodea”.
La entidad, fundada a fines de 2014, busca transformar la percepción de la sociedad respecto a la diversidad y la discapacidad, a través de cambios concretos en organizaciones, que incorporen responsabilidad social inclusiva como una política primordial dentro de sus estructuras.
En relación a sus principales objetivos, señala que, junto con propiciar una mirada integradora y positiva, buscan cambiar “la visión de paternalismo y de lástima respecto a lo que es la discapacidad en Chile”.
De acuerdo a su diagnóstico, pese a reconocer el rol positivo que juega la Teletón en la sociedad chilena, considera que ha contribuido a exacerbar una visión paternalista en torno a la discapacidad.
“Nosotros tenemos claros el tremendo trabajo que hace Teletón, pero entendemos que su visión y la forma de enfrentar la discapacidad, no genera que las personas puedan incluirse realmente en la sociedad”.
El radio de acción de Ronda se enfoca en la unión de las empresas privadas y las fundaciones con el patrocinio del Senadis, con la finalidad de que “ellas nos den visibilidad para ir creando una conciencia social inclusiva y así transformemos la sociedad”.
Charlas, talleres inclusivos, fortalecer la accesibilidad universal, acciones concretas de inclusión laboral o campañas comunicacionales, son algunas de las acciones impulsadas por la entidad, que busca incentivar el debate ciudadano, en la línea de romper paradigmas anquilosados sobre cómo comprender la discapacidad en el país.
Superar la caridad
En torno a los desafíos pendientes sobre la inclusión en el país, junto con criticar un cierto abuso del concepto a nivel público sin anclarlo en acciones concretas, considera prioritario avanzar hacia una inclusión responsable.
“Yo creo que el país se ha acostumbrado mucho a trabajar desde la caridad”, enfatiza. Sobre el mismo punto, agrega que aún faltan iniciativas que superen la lógica de “donar el vuelto” y que avancen hacia políticas públicas a largo plazo, que tomen la problemática con la dignidad que se merece.
Junto a ello, considera que la ciudad aún no ha abordado las carencias en torno a accesibilidad, lo que no permite que una persona con discapacidad pueda moverse libremente en ella. Lamenta, por ejemplo, que existan mayores facilidades para ciclovías -las que valora- que para el desplazamiento de sillas de ruedas.
“Por ejemplo, pongo el caso de alguien que se movilice en silla de ruedas. Además de las dificultades para desplazarse por Santiago, debe buscar alternativas prácticas para transportarse por la ciudad y saber dónde puede contar con un baño que le permita utilizarlo. En ese caso, su waze mental está determinado por la ubicación física que pueda tener de donde están los baños realmente inclusivos, y el tiempo de movilizarse entre uno y otro”.
Finalmente, invita a la comunidad de egresados y de estudiantes a sumarse a causas que tengan que ver con el ámbito social, ya que entregan un aporte, a su juicio, que va mucho más allá de lo económico.
“Desde conversaciones en familia y con amigos o solo con ver el feedback de personas que te dicen gracias por estar pensando por nosotros sin ningún interés, hasta la alegría de ver cómo se van haciendo realidad proyectos que en un principio eran pensados como de locos, es un regalo y que tú haces a la sociedad en que vives . Tú no te imaginas el poder que tiene dar algo más allá que tu trabajo al mundo”, concluye.