Egresado de arquitectura renovó infraestructura de quioscos del servicio alimentario del Plantel con proyecto de título modalidad A+S
Con “la voluntad de construir” como motor principal y respaldado por la metodología de Aprendizaje y Servicio (A+S) el joven arquitecto de nuestra Universidad, Sebastián Olatte, reedificó los antiguos quioscos ubicados en el Campus Único Usach.
La iniciativa fue realizada bajo esta inclusiva modalidad que permite a las y los tesistas construir proyectos sobre espacios y situaciones reales.
“El proyecto de nuestro arquitecto Sebastián Olatte, se realizó bajo la metodología de proyectos comunitarios, en el marco de la Responsabilidad Social Universitaria (RSU). Este se entiende como un socio comunitario, o mandante, el cual manifiesta una problemática real, en la que el estudiante debe trabajar durante un año para entregar una propuesta que atienda esas carencias, aspiraciones, debilidades o requerimientos en general, haciendo un aporte concreto a la comunidad”, indicó uno de los profesores guía del proyecto, Carlos Muñoz Parra.
Indicó que lo que se plantea con esta metodología es el desarrollo sustentable como visión académica dentro del contexto de lo que proyecta el Aprendizaje y Servicio, cuyo objetivo es satisfacer las necesidades presentes sin comprometer las posibilidades de las futuras generaciones para complacer sus propias necesidades.
“El socio comunitario del proyecto de Sebastián fue la Unidad de Construcciones de la Usach, siendo el origen del encargo la prorrectora de entonces, Dra. Fernanda Kri Amar, quien manifestó su inquietud por las condiciones de los quioscos de los servicios alimentarios en general en la Universidad de Santiago”, comentó el académico.
El proyecto
Todo nació en 2018, año en que el tesista de Arquitectura se acercó al Departamento de Gestión de la Infraestructura para cumplir su sueño de entonces; diseñar y construir.
Sebastián Olatte recuerda que, en lo personal, le molestaba la idea de trabajar durante un año entero en un proyecto de título que podría terminar acumulando polvo en un rincón, sin menospreciar el aprendizaje adquirido durante el desarrollo de una tesis obviamente.
El primer quiosco tuvo como fecha de inicio el mes de septiembre de 2019, lo que retrasó la entrega debido al “estallido social” de octubre del 2019 ocurrió durante el transcurso de la obra. Posteriormente el resto de los quioscos se construyó con mayor regularidad, lo que se hace en un periodo de dos a tres meses dependiendo de la envergadura: 11 quioscos remodelados, 2 ubicados en el sector de la Escuela de Periodismo, 2 más en el Patio de Los Naranjos y 7 en el sector norte de la Universidad (exUTE).
“El proyecto tuvo como finalidad celebrar los árboles y los espacios públicos, también unificar bajo un único lenguaje el sistema constructivo de los quioscos, mediante una carpintería metálica que, si bien estandariza la técnica constructiva, libera la forma de estos según las condiciones de cada patio en el que se encuentran. Finalmente se da el ahorro energético lumínico mediante el uso del vidrio, que además de transparentar al público los actos ocurridos al interior, aumenta la utilización de luz natural en desmedro del malgasto eléctrico.”, aseguró Olatte.
Para la dimensión se definieron dos criterios: el primero, de carácter técnico, apunta al fierro que es el mejor material en la relación “economía/vida útil” para esta escala de proyectos, que los fabrican en tiras de seis metros de largo, por lo que todos los quioscos poseen dimensiones en múltiplos de 3. Esto permite que no se generen retazos que se desperdicien al momento de su construcción, aminorando residuos. Y un segundo criterio fue mantener o aumentar el metraje del quiosco prexistentes.
Asimismo, consultado sobre cómo ha observado la respuesta por parte de la comunidad universitaria con respecto al levantamiento de esta infraestructura, el arquitecto respondió sentir satisfacción al ver que se utilizan y “creo que son un aporte en el sentido de que, sin duda, son una mejora en relación a lo que había originalmente. También sentí mucho agradecimiento a las personas que hicieron esto posible; mis profesores guías Carlos Muñoz, Catalina Saavedra y mi jefa Paula Guerra”, concluyó.