Más de mil páginas y más de 120 capítulos conforman la estructura de Don Quijote de la Mancha, piedra angular de la literatura universal escrita en el Siglo XVII por Miguel de Cervantes. Como tal, su contenido ha sido y es materia de diversos estudios, análisis y encuentros que invitan a un constante repensar la obra. En este contexto se inscribió el Conversatorio Justicia en Don Quijote, organizado por la Facultad de Derecho de la U. de Santiago.
La actividad cultural y de vinculación de distintas áreas del conocimiento, como la Filosofía, el Derecho y la Literatura, se realizó el miércoles 4 de octubre y contó con la participación de los profesores de la Facultad, Emilia Jocelyn-Holt y Humberto Duvauchelle, y del académico invitado de la U. de Chile, Joaquín Trujillo.
Para el profesor Duvauchelle, reconocido actor con más de cincuenta años de trayectoria teatral, la figura de Don Quijote representa una lucha por los ideales de justicia durante una época en que no existía como tal el concepto jurídico de derechos humanos. Su sentido respondía a proteger a los desamparados, especialmente a las mujeres.
La justicia que busca Don Quijote se basa en una incomodidad, en algo que tiene que arreglar. Es una crítica a la sociedad de ese entonces, cuando las personas ya no eran bien intencionadas, dice el profesor Trujillo. Pero lo más importante, agrega, es que ese sentido de justicia tiene que ver con su locura, porque cuando recupera la cordura es también el momento de su muerte, como si perdiera el sentido de su vida.
Por su parte, la profesora Jocelyn-Holt se refirió a la aplicación de ese sentido de justicia. Don Quijote, dice, investiga, se hace una convicción de los hechos, juzga y ejecuta la sentencia. Esto queda en evidencia en el célebre pasaje de los molinos de viento, confundidos por gigantes, que según Don Quijote fueron personas transformadas por un maligno mago, que por tanto hay que eliminar. Luego de ello acomete contra los molinos. Esta forma de hacer justicia parece ridícula en su época del Siglo XVII, pero en realidad era la forma de hacerlo 3 siglos antes, concluye la académica.
Tras la intervención de los expositores, el público participó en el conversatorio a través de preguntas y opiniones sobre el simbolismo de Don Quijote y valores que perduran hasta el día de hoy.