- En torno a la discusión sobre el proyecto de despenalización del aborto, la académica de la Escuela de Obstetricia, matrona Ruth Flandes, aclara que en la actualidad se realizan muchos abortos por embarazos ectópicos (fuera del útero), sin embargo nadie lo cuestiona, pues la decisión la adopta un médico. Ahora, el escenario cambiaría.
Luego que la Presidenta Michelle Bachelet anunciara en su cuenta pública, del 21 de mayo pasado, un proyecto de ley que despenaliza el aborto en nuestro país, el debate no se hizo esperar entre los distintos sectores políticos y sociales.
Las diferentes posturas a favor y en contra encendieron la discusión sobre la iniciativa que permitirá interrumpir el embarazo en tres casos: Que la vida de la madre corra peligro, que el feto sea inviable y en caso de violación.
La docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad, matrona y experta en esta materia, Ruth Flandes, estima que antes de abordar el tema es importante tener en consideración que en el anuncio la Presidenta se refirió a “interrupción del embarazo y no aborto, lo que sin duda tiene otra connotación, ya que la palabra aborto lleva implícita una carga negativa, una condena social. Por lo mismo, este nuevo concepto es más apropiado”.
A juicio de la profesional, la discusión está centrada no precisamente en defender la vida del que está por nacer, sino en el hecho de que la mujer, que se encuentra en estas tres circunstancias, tendrá la opción de decidir si desea de todas formas seguir con el embarazo. “Eso es lo cuestionable, ya que en la actualidad se realizan muchos abortos por embarazos ectópicos (fuera del útero), sin embargo, nadie cuestiona esa interrupción del embarazo, ya que la decisión no pasa por la mujer, sino por el médico. Esto hace que el tema sea más valórico, pues la polémica surge cuando es la mujer la que toma la decisión”.
De las tres causales sobre las que se pretende legislar, la violación es quizás la que genera mayor controversia. Sin embargo, la matrona asegura que en este caso, también es fundamental legislar, sobre todo considerando que el mayor número de violaciones se producen en adolescentes y son cometidas, en las mayoría de los casos, por familiares o amigos cercanos. “Cuando no existe riesgo de la salud del feto ni de la madre, pareciera ser que la única opción sería tener la guagua. Pero quién se preocupa de la salud mental de la niña o mujer que fue violada. Nadie se cuestiona el impacto sicosocial que puede tener un hijo en estas circunstancias”.
La profesional dice, además, que de legislarse sobre la interrupción del embarazo, éste ocurriría hasta la semana 12 de gestación, cuando todavía se habla de embrión y no de feto. "Existen estudios, que determinarían que el embrión hasta esta edad gestacional no sentiría dolor, por lo mismo es que la semana 12 es el límite para poder interrumpir el embarazo".
Flandes, quien conoce la realidad de países latinos que sí han legislado sobre la interrupción del embarazo, como el caso de Colombia, afirma que de acuerdo a diversos estudios, no ha habido un aumento en el número de mujeres que deciden abortar, “simplemente queda al descubierto una cifra que hoy en Chile está oculta, porque abortos existen a diario y se da en todos los estratos sociales. Además, quien por un tema religioso o valórico está en contra del aborto, no porque se legisle ahora estará a favor, es probable que muchas mujeres deseen, a pesar de estas tres causales, continuar con su embarazo, lo que también representa una opción válida, tan válida como quien decide no seguir adelante”.
Lo más probable es que el camino que siga a este anuncio de la Presidenta esté lleno de nuevas discusiones de los distintos sectores de la sociedad que aprueban o desaprueban esta iniciativa. Lo cierto es que en caso de ser aprobada, y tal como afirma la matrona de la U. de Santiago, “será necesario evitar las trabas burocráticas, que finalmente, aunque exista la ley, no permita a las mujeres interrumpir el embarazo en el tiempo que corresponde, como ha pasado en países en que se ha legislado”.
Flandes señala que de aprobarse la ley, “es probable que haya un largo periodo de transición hasta llegar a lo que hoy ostentan países desarrollados, abortos seguros, que cumplen con los protocolos de la OMS, mujeres debidamente informadas y sociedades que no juzguen ni condenen a quien interrumpa su embarazo”.