"La Universidad en pandemia: entre la expropiación de la escritura y el peligro de lo digital", fue el primer capítulo del ciclo de seminarios denominado "El Estado de lo Público", organizado por la Escuela de Periodismo de la U. de Santiago, a propósito de la difusión de la webserie "Paradojas del Nihilismo".
La actividad, que se realizó a través de la plataforma Zoom, reunió a más de treinta personas -en su mayoría académicos- en torno a las presentaciones de la Dra. Cristina Moyano, directora del Departamento de Historia; Dr. Sergio González, académico de la Escuela de Psicología y el Dr. Carlos Ossa, académico de la Escuela de Periodismo.
"Mediante la organización de estas actividades de corte académico, la Escuela de Periodismo busca contribuir de manera general al debate intelectual y de ideas, en conexión con la actualidad y con las interrogantes centrales que inquietan hoy a nuestra sociedad", señaló el jefe de la carrera de periodismo, Dr. Antoine Faure.
Intelectuales y sociedad
Cristina Moyano, doctora en Historia, realizó un contrapunto entre la conexión de los intelectuales con la sociedad a partir de una imagen histórica de los años 80, cuando hacer y producir conocimiento social tenía un fuerte contenido político de oposición y lucha social.
De acuerdo a la académica, basada en el capítulo de la webserie llamado "La tiranía del paper", hay cuatro críticas a la Academia en la actualidad: prioridad al prestigio de las publicaciones indexadas más que a lo que se escribe; aislamiento de los saberes; monopolio de empresas indexadoras; y por último, la intrascendencia del conocimiento y ausencia de diálogo.
Para la directora del Departamento de Historia, es necesario hacer un contrapunto entre los intelectuales de los 80 y los de la actualidad, ya que a juicio de la Dra. Moyano, en los 90 y ahora con más fuerza, se pierde la existencia de intelectuales comprometidos con la transformación social.
Los intelectuales que participaron de la producción del conocimiento en los 80 "fueron los últimos comprometidos en hacer política a la luz de la investigación. En esa época, colaborar con el cambio social fue una máxima de vida y no un contrasentido cientificista".
"Este grupo está bastante alejado del panorama que experimentamos hoy, y por eso, para mí, esta década ameritaba un momento de investigación histórica, porque marcó un periodo de fructífera relación entre producción de conocimiento y política, entendiendo esta última en el sentido amplio del concepto", puntualizó.
Rol de las universidades
Para el antropólogo y psicólogo, Dr. Sergio González, este contexto actual es idóneo para repensar el sentido de las instituciones formadas y en la crisis del sistema universitario como industria que ayuda a reproducir desigualdades.
"Se trata de una industria que logra determinados éxitos y eficacia para vender la promesa de integración y movilidad social, pero es mentirosa porque parte de lo ofertado estará marcado por la asimetría en la formación de origen", añadió el Dr. González.
Luego agregó que alrededor de 2/3 de los jóvenes que ingresan al sistema de educación terciaria, desertarán antes del tercer año, dejándolos endeudados y frustrados. "Los niveles de deserción son muy altos en nuestro país y en este escenario actual se acentúan y las segmentaciones se reproducen", puntualizó.
Por otra parte, el experto señaló que la investigación al interior de la Academia es también un factor que segmenta, pues este "ya no tiene un sentido en sí mismo, sino que es una forma de alcanzar significantes de meritocracia para las instituciones".
Neoliberalismo cognitivo
Para el académico y doctor en Filosofía, Carlos Ossa es claro que hoy el saber universitario ha perdido una conexión importante con la sociedad y en ese sentido, aseguró desconocer su destino.
Ante este panorama, sostuvo que en el actual contexto chileno "ya no se puede legitimar la desigualdad como esa condición natural que permitió el modelo de modernización defendido por las universidades".
Según el académico, la desigualdad entró a impugnar su estatuto histórico, y por tanto, ha conmocionado a parte importante de unas Ciencias Sociales que habían estado justificando el modelo durante los últimos 30 años, bajo distintos enfoques, teorías e incluso centros intelectuales.
"Con esta deslegitimización de la desigualdad, también aparece el problema del gobierno universitario, el cual se ha coludido con la idea de la precarización, característica dominante de la política y economía neoliberal actual", planteó.
Con esto, indicó el Dr. Ossa, se enfrentan a un doble problema ya que por un lado es necesario saber cómo interpretar la deslegitimización de la desigualdad que está pidiendo nuevos referentes de lectura para litigar con una sociedad que se resiste a reconocer esa desigualdad, y por otro, cómo abordamos la precarización intelectual, allí donde no es ejercida por un agente exterior, sino que es el modo de autogobernarnos para protegernos de un espacio de indefensión institucional al que se somete tanto a los académicos de carreras como a las nuevas generaciones de investigadores.
"El sistema incrementa la precarización y esta, a su vez, fomenta la idea de individualidad donde yo gestiono mi visibilidad a partir de redes y alianzas que de alguna manera distiendan y minimicen la fragilidad en la que me encuentro", sentenció.