Julián Naranjo ha sido profesor de diseño en las principales universidades estatales y privadas del país. Ha obtenido más de un centenar de premios como medallas de oro en el Arts Directors Club de Nueva York, y también algunas distinciones otorgadas, entre otros, por prestigiosas publicaciones de diseño como Idea Magazine; Communication Arts; Print; AIGA y Graphics. Nos reunimos a conversar con él en una mesa del edificio Recicla y de inmediato afloraron las anécdotas.
“Mi madre me comentaba que cuando yo aun ni siquiera aprendía a hablar, ya reconocía las marcas en los letreros del centro de Santiago. Asegura que dije Coca Cola, antes que Papá o Mamá. Incluso íbamos al sector de Mapocho y me quedaba pegado mirando un cartel de neón de Aluminios El Mono”, asegura.
Durante enseñanza básica, su destreza manual se hizo evidente y era el encargado de los papelógrafos y dibujos en la pizarra para los profesores. Sus primeros emprendimientos comerciales surgieron con la producción de volantines, pero con el plus de los diseños exclusivos. Su camino ya estaba trazado.
En 1974 entró a estudiar Diseño Gráfico Publicitario a la Universidad de Chile, sede Chillán. El puntaje de la PAA no le permitió quedar en Santiago, pero eso no lo detuvo. Fue un destacado alumno y en cuarto año viajó a Estados Unidos en un intercambio estudiantil. Allí fue recibido por una familia de emprendedores con quienes trabajó y decidió quedarse en el “país de las oportunidades”, donde aprendió de los mejores en su disciplina, lo que le valió incorporarse a la agencia Design Group West, una de las más importantes de California.
Viajando a Chile como expositor a un seminario de la Universidad Católica lo invitaron a transformarse en socio de Diseñadores Asociados, donde trabajaban mas de 60 profesionales. Después de un breve periodo decidió continuar su trabajo de forma independiente y es entonces cuando crea Naranjo Sadler Diseños, empresa dedicada a la realización de trabajos de identidad corporativa, diseño de envases, señalética y merchandising para una amplia gama de clientes, tanto en Chile como en el extranjero como el Servicio de Impuestos Internos, Ferrocarriles del Estado, Casa Idea, IRT, Somela, Cerveza Cristal, Valle Nevado, Citybank, SEGA, entre otros. Más tarde esa oficina pasaría a denominarse Naranjo Brand Design..
_Fue sin duda una ventajosa oportunidad salir del país y empaparse de conocimientos que seguramente aun no llegaban a Chile, me imagino….
_ Las metodologías que les enseño a mis estudiantes en clases tienen que ver justamente con ese conocimiento que aprendí en el país del norte y eso trasciende las mallas curriculares. Sin ese valor distintivo no me estarías entrevistando ahora (ríe). Yo les recomiendo que viajen y se empapen de otras culturas, aunque sea a Argentina, pero que lo hagan.
Como diseñador de afiches, Julián Naranjo participó en el renombrado calendario Zanders «People to People», representando a América Latina; también ha formado parte de numerosas exposiciones y bienales en Chile y el extranjero, junto a los más destacados diseñadores del mundo. Recientemente fue nombrado como uno de los 100 mejores diseñadores de afiches del mundo y hoy espera con ansias el próximo lanzamiento de un libro que recogerá su exitosa experiencia para clientes en España, Venezuela, Perú, Estados Unidos y Chile. “La publicación tiene un objetivo docente para que alumnado, profesionales o gente curiosa por el diseño entienda por qué es tan importante el tema de las marcas y cómo se construyen”, remarca.
_¿En qué momento llega a la Universidad de Santiago y cuál es el sello distintivo que advierte en este Plantel que puede hacerlo distinto a otras Instituciones de Educación Superior en las que ha sido docente?
_Me integré a la Universidad de Santiago en 2020, pleno periodo de pandemia. La carrera de Diseño en Comunicación Visual estaba recién partiendo con 35 cupos, pero llegaron a matricularse 55 jóvenes. Eso fue fantástico. Me invitó Ximena Rosselló y Cristian Melián. Durante el periodo de encierro que vivimos a causa del COVID-19 nunca antes me habían llamado tanto para hacer clases, me fue muy bien. No necesitaba movilizarme de Universidad en Universidad. El computador me permitió esa cercanía. Fui un resiliente. Tuve que aprender a usar programas como Zoom, Meet y tantos otros. Yo vengo del mundo análogo. Fue una gran enseñanza. Hoy creo que hay ramos teóricos que se pueden hacer online. La virtualidad llegó para quedarse. A mi me gustó el proyecto de la Usach porque era nuevo, tenía una mirada distinta y cumplía con mis propios intereses relacionados con la Responsabilidad Social. He hecho clases en la Universidad Católica; en la Universidad de Chile, en casi todas las universidades, pero partir con algo novedoso con la mirada mas social que tiene este Plantel genera una dinámica distinta, una mística que solo vi cuando yo era estudiante en Chillán , meses después del Golpe Militar.
-¿A la luz de su experiencia en otros planteles de Educación Superior tanto privados como estatales, que diferencias advierte en el estudiantado de la Usach?
-Si hago un paralelo con el alumnado de otros planteles estatales como la UTEM o la Universidad de Chile puedo decirte que en la Universidad de Chile son más contestatarios. En la UTEM siento una carencia de pensamiento crítico. Los de la Usach son receptivos y muy comprometidos a la vez.
_¿Como se conecta esto con el proyecto curricular de una carrera tan reciente?
_ Siento que la carrera de Diseño en Comunicación Visual apunta a una mirada social, pero con un componente de relación entre la Academia y el medio. No puedes no conectarte con el mundo empresarial, con las Mypes, con las Pymes. Esa mirada no es ideológica sino social. Apuntamos a que las profesionales y los profesionales que egresen de la Universidad de Santiago de Chile tengan una mirada de que somos un eslabón en la cadena de valor, con un componente dinámico con las otras carreras que genera espacios multidisciplinarios. En eso las universidades estadounidenses nos llevan la delantera, pero el componente docente aquí en la Usach es de primera y otras comienzan ya a resentirlo. El vigor que está adquiriendo revitaliza la carrera y como concepto ayuda muchísimo a que quieran venir más alumnos a estudiar a este Plantel. Eso nos tiene felices, porque el tipo de estudiantado que tenemos valora una malla curricular interesante, con una nueva forma de ver la profesión y que nos plantea nuevos desafíos para lo que será el diseño del futuro, ampliando relaciones internacionales con otras escuelas de las Américas para desarrollar proyectos de formación y workshop.