Martín Tapia, Ingeniero Civil Mecánico: “Soy un agradecido de la educación pública”

En esta edición de Soy Usach conocemos a este profesional que la Escuela de Artes y Oficios forjó y que luego la Universidad Técnica del Estado y la Usach complementaron en su especialización. Hoy como director de Agedimec quiere rescatar la historia de la Ingeniería Mecánica y posicionarla en el país porque es muy relevante, pero nadie la conoce, asegura.
Mi intención es decirle a los estudiantes que se crean el cuento y se vistan del conocimiento, reconozcan donde están. La Usach tiene esta huella de aporte tecnológico de la que orgullosamente soy parte”, señaló Martín Tapia.

Escuchar a Martin Tapia es recorrer junto a él toda una vida dedicada a la Ingeniería. Es un enamorado de su carrera, pero por sobre todo de la Escuela de Artes y Oficios, de la UTE y de nuestra Universidad de Santiago y no lo disimula; por el contrario cada vez que puede reconoce que en la EAO vivió los mejores años de su vida. “No te puedes imaginar lo que fue ingresar a la Escuela de Artes en los 70, escuchar a Los Jaivas y ver a tantos jóvenes como yo, disfrutando de aquellos pastos y de su vocación. Yo estaba cansado de la formalidad del Liceo 6 de hombres de San Miguel. Le debo todo a la EAO. Fue una revelación para mí”, expresa.

Martín fue uno de los tres nominados a Egresado de Excelencia en la Categoría Impacto en Innovaciones Productivas y Desarrollo Tecnológico. Desde pequeño se consideró un niño inquieto. Esa capacidad unida a su habilidad en el dibujo lo acercó al tallado, a la orfebrería, a la pintura y qué mejor lugar para desarrollar su vocación que la EAO, a la que llegó porque un amigo de su familia se la recomendó y no se arrepiente de haber ingresado a la carrera de Técnico en Fundición. “Tu entrabas y había una rotación por todos los talleres y especialidades que ofrecía: electricidad, mecánica, instalaciones sanitarias, textil etcétera. Se abrió entonces la posibilidad de entrar a la Universidad Técnica por mis buenas notas y un  buen resultado en la Prueba de Aptitud en 1975. Quedé en Ingeniería de Ejecución Mecánica en la  UTE el 76 y me recibí el 82. Ahí estaba mi vocación”, recuerda.

 Cuéntanos de tus diseños innovadores en este trabajo de décadas.

_No hallaba la hora de practicar lo que había aprendido. El 82 había escasamente trabajo en el PEM y POJH. Un amigo reparaba sillones de dentistas, que eran parecidos a los de peluqueros; junto a él confeccioné el primer sillón dental anatómico en Chile. Tenía apenas 22 años. Nos transformamos en una pequeña maestranza y comencé a trabajar en tecnologías alternativas, molinos de viento, cosechadoras, secadoras de fruta. Luego entré a una empresa muy destacada del mundo ingenieril que se llamaba Makina Industrial .Ellos buscaban un ingeniero, llegué a ser subgerente, liderando proyectos innovativos con máquinas para el área de la minería, forestal, textil  e incluso para la defensa nacional.

Fue entonces cuando en los años 90, se integró a Cardoen que había salido del negocio de las armas para irrumpir en el mundo civil trabajando en desarrollo minero, pero las utilidades no fueron lo que la empresa esperaba, puesto que no se comparaban con las que recibía del mundo militar. Martín emigró a una empresa de FAMAE como gerente de ingeniería en el desarrollo de proyectos. Era época de boom industrial con el regreso de la democracia y la apertura de Chile al mundo. Fue allí donde continuó con el desarrollo minero. “El 93 hice un equipo que denominamos maquina Enlainadora Autotransportada que hasta el día de hoy todavía funciona en Codelco Chuquicamata”, recuerda.

Años antes ya había diseñado maquinas controladas por computadoras muy avanzadas para aquel tiempo, pero en 1994 dejó esta empresa de FAMAE e ingresó a la empresa canadiense IMAC que se instaló en Chile. Allí diseño el primer manipulador de neumáticos de camiones mineros en el mundo. Luego de alcanzar la gerencia general en nuestro país posicionando a la empresa como líder de equipo forestal y minero, haciendo productos muy avanzados en el continente, se fue a la matriz en Canadá, para luego volver al país y crear su propia empresa MTM Ingeniería.

¿Los buenos contactos y el reconocimiento empresarial te permitieron independizarte en Chile?

_Chuquicamata fue un buen receptor. Nacieron productos exitosos en la línea de la minería abierta. Creamos el primer equipo de enrolladores de cable energizado que era único en el mundo, Vatiored. En Codelco hay profesionales que gustan de hacer desarrollo, pero pocos se atreven. Uno nos pidió un equipo que luego denominamos “extractor de eje de giro, maquina muy compleja y eficiente para el mantenimiento de palas mecánicas. En 2003 diseñamos un equipo de manejo de postes eléctricos. Esos tres equipos fueron expuestos en una exposición de Codelco como el desarrollo más interesante que había tenido la compañía, pero ni siquiera nos llamaron para invitarnos. En nuestro país existe el desapego entre la gente que es capaz de hacer cosas y el cliente. No hay fidelidad para el reconocimiento. Hicimos tantas cosas exitosas para Codelco, pero esto te va moldeando; son palos que dan en  el corazón. No importa tanto el dinero, sino el desarrollo que es poco reconocido.

MTM Ingeniería también dedicó desarrollo para el mundo ferroviario luego que  las empresas estatales se deshicieran de esta área, quedando solo para pasajeros a través de EFE. Los privados heredaron los problemas del mundo público y su empresa terminó desarrollando carros ferroviarios. 

La pandemia golpeó también su industria me imagino.

_Si, tuve que especializarme en asesoría a empresas industriales, portuarias, ferroviarias y robóticas. Aquellos equipos mineros que diseñé y vendí durante mi trayectoria hoy requieren de repuestos y a eso también me dedico, pero estoy en una etapa más reflexiva. La experiencia de los años en este país no es valorada. A los 50 años somos viejos para el mercado. Nos tratan como un cacho; algo muy distinto a los países desarrollados.

Al rescate de la historia

Actualmente  Martin Tapia es director de la Asociación Gremial de Egresados de Ingeniería Mecánica de nuestra Universidad, Agedimec. Su intención no es solo volver a la Universidad, sino devolverle a nuestra Casa de Estudios todo el conocimiento que le brindó. “Fui  afortunado de haber estudiado mis primeros años de Ingeniería de Ejecución Mecánica gratis  porque había un corte según los ingresos, solo pagué el último año de mi carrera. Mis profesores fueron excelentes. La Escuela de Artes y Oficios me dio todo. Algunos de esos profesores aún son académicos en la Usach. Me formaron, ratificaron mi vocación. Soy un agradecido de la educación pública. La EAO, la Universidad Técnica del Estado y la Usach tienen la raigambre tecnócrata que este país necesita. Soy parte de esa herencia. Es un deber volver. Queremos rescatar la historia de la ingeniería mecánica, posicionarla en el país. La mecánica es muy relevante, pero nadie la conoce. Nadie sabe que hubo un puente en el Viaducto del Malleco diseñado  por un atrevido y temerario ingeniero Victorino Lastarria,  que lo hizo mejor que los que hacía Eiffel; o que hubo un niño de 18 años que construyó en Temuco un avión en 1920 o que el quinto submarino del mundo se hizo en Chile. Tenemos olvidada nuestra historia mecánica. Mi intención es decirle a  los estudiantes que se crean el cuento y se vistan del conocimiento, reconozcan donde están. La Usach tiene esta huella de aporte tecnológico de la que orgullosamente soy parte”.

 

Autor: 
José Flores
Fotografía: 
Cedida