La ministra de Transportes, Paola Tapia, aseguró en el Congreso que a partir de las nuevas bases de licitación del Transantiago, se exigirá a las firmas que se adjudiquen la convocatoria, instalar torniquetes en los mil 500 buses que serán parte de la flota que el próximo año se sumará al sistema. Esto, para evitar la evasión que alcanza un 31,4%, según el último informe de la cartera.
Para el experto en transporte urbano y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Rodrigo Martin, esta medida es inconducente ya que es evidente que el problema de la elusión del pago del pasaje persiste, en los buses donde ya están implementados los torniquetes. Por lo mismo, nada hace pensar que la implementación de un mayor número de estos artefactos, provocarán un cambio de conducta en las personas.
El especialista indica que tanto la instalación de torniquetes como la fiscalización han aumentado desde el año pasado. Sin embargo, el resultado ha sido “tremendamente negativo y contradictorio: se ha incrementado la evasión y se han reducido tanto las multas, como el pago de las infracciones”. Según el Gobierno, el 65% de los sancionados no concurre al Juzgado de Policía Local a pagar sus partes.
“Lo curioso es que lo único que se hace es incrementar las mismas medidas y nadie discute algo que funciona mal”, critica. Por eso, llama a explorar otras alternativas para evitar el no pago como, por ejemplo, subsidiar el pasaje para los estratos socioeconómicos más bajos de la población.
En el mismo sentido, el académico lamenta que se haya postergado la licitación de la nueva BIP, que permitía una reducción del precio del pasaje por pago anticipado y cargar la tarjeta por Internet, entre otros beneficios. A su juicio, estas medidas habrían motivado a los usuarios a volver a pagar el servicio de transporte.
Fin a los ejes preferentes
Dentro del diseño del nuevo Transantiago que se encuentra delineando el Gobierno, está contemplado eliminar los llamados “ejes preferentes”, que otorgan el dominio de ciertas arterias a una empresa por sobre otras.
El objetivo sería aumentar la competencia en las avenidas estructurantes, para que puedan ser atendidas por más compañías con el fin de evitar que, ante paros de trabajadores de una empresa, los potenciales pasajeros se queden sin opciones.
Para Martin, el cambio tendrá un impacto acotado en los usuarios, ya que no existe un impacto directo en los usuarios que dos empresas diferentes ofrezcan el mismo servicio en una misma calle. Aunque los buses compartan ciertos ejes, seguirán ofreciendo recorridos distintos, con destinos igualmente diferentes. Por lo tanto, aunque haya más alternativas, no es seguro que esto le sirva al usuario.
“Lo único beneficioso es que si una empresa tiene un paro, el eje no se va a quedar vacío, van a haber otras micros que pasarán, pero esto no quiere decir que competirán por un mismo pasajero”, concluye el especialista.