El miércoles 30 de mayo, en el Espacio Isidora Aguirre de la Universidad de Santiago de Chile, la Fundación de Egresados y Amigos de la Casa de Estudios (Fudea), en conjunto con el Teatro Municipal, presentó una charla sobre el proceso creativo del libreto de la ópera “El Cristo de Elqui”, en el marco de charlas para estudiantes de Educación Superior del programa Abono Cultura de dicho recinto.
En particular, la actividad tuvo por objetivo acercar el lenguaje de las artes escénicas y musicales a la comunidad estudiantil, explicando aspectos presentes en distintos niveles de la creación artística, transitando desde motivaciones al momento de escribir un libreto hasta detalles argumentales, escénicos o propios de cada género.
La directora ejecutiva de Fudea, Ursula Schulz, agradeció la alta convocatoria a la actividad, realizando un llamado a la comunidad de estudiantes a participar como protagonistas en las vías de acción de la Fundación. En este sentido, puntualizó que son bienvenidos a integrarse a las diversas actividades e iniciativas, todos quienes tengan “interés por la vinculación con el medio a través de temáticas sociales y culturales, que están bajo los lineamientos de Fudea”.
Reflexión sobre la historia de Chile
“El Cristo de Elqui”, que estará en cartelera entre el 9 y el 16 de junio, cuenta con la composición musical de Miguel Farías, destacado compositor chileno, además de la participación de Alberto Mayol, académico del Plantel, quien trabajó en el libreto de la ópera.
Durante la charla titulada “Origen y travesías de un libreto de ópera: el caso de El Cristo de Elqui”, Mayol habló sobre los desafíos de la construcción del guión, en base a textos del autor nacional Hernán Rivera Letelier.
Para comenzar, se refirió al origen de la ópera, que lo tuvo en su génesis junto a Miguel Farías, con quien ya había trabajado en proyectos que no lograron materializarse, como la ópera "Maquiavelo encadenado", sobre los casos Caval y Penta. “Sin embargo, con éste (El Cristo de Elqui), pasó que todo estaba funcionando”, señala.
Una reunión clave entre Miguel Farías y Frédéric Chambert, director del Teatro Municipal, fue el punto de inicio del proyecto. En ella, el directivo del recinto cultural le planteó la idea de gestionar una obra que pudiese presentar junto con músicos chilenos.
En ese contexto, le exponen a Chambert la propuesta de “El Cristo de Elqui”, idea que al director le gustó de inmediato.
Al abordar el proceso creativo que posibilitó la ópera, a su juicio, pedregoso, ya que no hay una masiva presencia de óperas escritas en el país, aseveró que “en Chile no hay una gran cantidad de lugares donde aprender a hacer guiones de libretos de ópera. Uno aprende leyendo muchos libretos ya existentes”.
Sobre este punto, destaca la importancia de presentar la obra en el Municipal de Santiago, lugar que califica como “uno de los principales teatros del mundo”.
Imaginario pampino
El imaginario pampino y salitrero, matizado con la sensibilidad propia de Hernán Rivera Letelier, esa que da vida a personajes entrañables del norte de Chile, es la base de inspiración que compone la ópera.
Para adentrarse en este mundo literario, Mayol leyó gran parte de la obra del citado autor. Dos textos fueron claves para la construcción del libreto: "El arte de la resurrección" y “La Reina Isabel cantaba rancheras”. En este trayecto, contó con el beneplácito de Rivera Letelier, quien desde el primer momento se mostró de acuerdo con el proyecto.
Sin duda, el punto central se encuentra en “El arte de la resurrección”, donde se narra la historia de Domingo Zárate Vega, conocido como el Cristo de Elqui, un hombre que en los años treinta decía ser el nuevo mesías.
Junto a dichos elementos literarios, Mayol rescata aspectos históricos que nutren el relato. En palabras del libretista, esta obra es una “reflexión a la historia de Chile, el rol de la iglesia y la espiritualidad”.
Posteriormente, el público tuvo la oportunidad de realizar preguntas al libretista.
Ante la interrogante de si al momento de construir el libreto se habría plasmado algo de sus vivencias personales, el académico de la U. de Santiago expresó que no, ya que “la posibilidad de entablar un vínculo más íntimo con un libreto es complejo”, sobre todo –puntualizó-, por el alcance universal de sus temáticas, además de la exigencia propia de un libreto de ópera, que exige mayor síntesis, con un lenguaje directo y sin reiteraciones.
Cabe destacar el gran éxito de convocatoria que tuvo la jornada, con una sala completamente llena. En ella, estudiantes –quienes se llevaron una entrada para presenciar la obra- y público general, coparon cada una de las 180 sillas del Espacio Isidora Aguirre.