Experto plantea que ataques a monumentos históricos realizados por el Estado Islámico “son genocidas”
El Estado Islámico (EI) realiza lo que llaman la ‘limpieza cultural’ con diversos monumentos históricos de la humanidad, donde simplemente los destruyen. Entre los sitios que han sufrido ante su acción se encuentran los tesoros de la antigua ciudad de Nimrud y la tumba del profeta Jonás (Irak) y la ciudad de Cirene (Libia), la que fue clave para los griegos y romanos en su momento. También, la mezquita Khaled Ibn Walid, el museo del genocidio armenio y los mausoleos de la ciudad de Palmira, estos tres últimos en Siria.
Ante estos atentados a la cultura material, el académico e investigador del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de nuestra Universidad, Dr. Cristian Garay, indicó que “se debe distinguir entre el patrimonio material y el inmaterial.
El patrimonio material es una dimensión no solo física sino que guarda el depósito de las generaciones anteriores, y en consecuencia es una forma de contar la identidad dentro de la multiplicidad y la evolución. En ese caso, lo que hacen los fanáticos religiosos es suprimir todo el pasado no islámico.
Respecto de los ataques explica que el grupo terrorista ya lo hizo en Afganistán, cuando dinamitó unas estatuas gigantescas del Buda. Esto lo ha seguido haciendo en forma sistemática, tanto en Siria como en Irak, donde no solo hay elementos propios del imperio Romano, de la colonización griega, y del Imperio Bizantino, sino que hay trazos de identidades de imperios y reinos que no fueron musulmanes, por ejemplo, la destrucción de parte importante de la ciudad de Palmira.
Beneficio económico y pérdida patrimonial
Para el experto, “esto tiene otra arista: la económica. Porque se están beneficiando del saqueo de los museos, para su posterior venta indiscriminada del patrimonio que los iraquíes y los sirios habían conservado durante cientos de años”.
“Lo que se pierde no son solamente las piezas, sino el patrimonio de la continuidad de ese sector del mundo”, adiciona.
“Más que limpieza cultural de la que se justifican, ellos asumen una interpretación muy literal del Corán, su texto sagrado, donde se prohíbe la representación de figuras humanas, pero también la prohibición de cualquier señal de otro Dios, y en este sentido han sido consecuentes con esta visión de que solo el Islam puede ser contado dentro de la memoria de una comunidad”, especifica.
Práctica genocida
“Esto viola el carácter cultural e intercultural por parte del Estado Islámico -los que son Sunitas-, ya que atenta contra las versiones Chiitas, el patrimonio del pueblo kurdo, los cristianos o todo lo que se refiera a no construir una identidad única, y eso es lo más grave, debido a que con eso se demuestra que dicha práctica es genocida, porque borra las raíces y la diversidad de esas comunidades”, enfatiza.
El califato es un sistema político único de la ideología del Islam y se basa en el concepto de ciudadanía sin importar la etnia, género o creencia. El EI se autoproclamó califato, y reclama la autoridad religiosa sobre todos los musulmanes del mundo, con el objeto de unir todas las regiones habitadas por musulmanes bajo su control.
En cuanto a su estructura, es guiado por radicales fieles a Abu Bakr al-Baghdadi, autoproclamado califa de todos los musulmanes. Se organiza como un Estado no reconocido, ya que controla de facto varias ciudades de Irak y Siria como Mosul, Faluya o Raqqa, siendo esta última considerada su capital.