- El experto en urbanismo de la Escuela de Arquitectura, Jonás Figueroa, remarca que es necesario establecer una normativa que impida que recintos como colegios, cárceles y sedes de gobierno regional o comunal, se ubiquen en zonas vulnerables ante riesgos de tsunami.
Tras el terremoto 8.2 producido ayer en la zona norte del país, el académico de la U. de Santiago de Chile y experto en urbanismo, arquitecto Jonás Figueroa, calificó de “urgente” generar un plan que impida que edificios públicos se sitúen en zonas de riesgo ante un tsunami.
“No puede ser que en Chile, país altamente sísmico, muchos edificios masivos como hospitales, supermercados, colegios o cárceles, así como las sedes del gobierno regional o comunal, estén ubicados en sectores de alta vulnerabilidad ante un desastre natural”, manifestó el experto.
“Es sumamente necesario –agregó Figueroa– que las autoridades establezcan una normativa clara, que precise áreas donde puedan establecerse estos edificios que son fundamentales para el orden y seguridad de la población”.
El académico sostuvo que “afortunadamente”, la mayoría de los sismos de mayor intensidad se han producido en horas de la noche, “cuando la población se encuentra concentrada en sus viviendas”.
“No imagino qué pasaría en estos recintos que ofrecen servicios al público, como los colegios, las oficinas y los hospitales, si se encontraran ocupados. Esto podría generar una situación de complejidad mayor que, espero, no suceda”, aseguró el arquitecto.
Si bien, Jonás Figueroa destacó el buen comportamiento de los habitantes de la zona norte, así como los altos estándares de construcción en el país, señaló que aún quedan deudas en materia de infraestructura pública como “mejorar las vías de escape y construir plazas de resguardo para la población”.
“Iquique, por ejemplo, es una ciudad difícil para realizar una evacuación masiva, sin embargo existe la tecnología y los recursos para iniciar, ahora mismo, trabajos que mejoren las vías hacia lugares seguros”, indicó el experto.
Figueroa llamó a las autoridades “a construir plazas de resguardo que alojen a la población ante este tipo de alarmas, porque lo que vimos en el reciente terremoto es que las familias debieron pasar la noche a la intemperie sin tener donde reunirse”.
“Estos lugares deberían estar protegidos del viento, tener iluminación o equipos electrógenos en caso de emergencia, así como permitir el acceso a agua potable y a comunicaciones, con el fin de evitar algunas de las escenas que vimos el día de ayer, cuando, lamentablemente, miles de personas tuvieron que pernoctar fuera de sus hogares. De este modo seguiremos avanzando en nuestra relación con estos inevitables fenómenos de la naturaleza”, concluyó Jonás Figueroa, arquitecto y académico de la Universidad de Santiago de Chile.