- La vicerrectora Académica, Fernanda Kri, junto con mostrar su complacencia remarca que gracias a los planes desarrollados por nuestro Plantel, el actual gobierno cuenta con evidencias suficientes que permiten sustentar propuestas como el Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo para la Educación Superior (PACE), anunciado el jueves 29, y que es una versión a nivel nacional del Propedéutico institucional.
- “La experiencia que ha tenido esta Universidad, a través de iniciativas de inclusión como la bonificación por rendimiento escolar y el Propedéutico, nos ha ayudado a derribar mitos, como la creencia de muchas personas de que el puntaje PSU es sinónimo de inteligencia o de capacidad académica”, sostiene la vicerrectora Fernanda Kri.
- Por su parte, el rector Juan Manuel Zolezzi, valora el programa PACE del Gobierno, inspirado en las políticas promovidas por esta Casa de Estudios desde comienzos de los ‘90s. “Fuimos los primeros en abordar el tema de la desigualdad e iniquidad de las pruebas de selección universitaria”, recuerda, asegurando que ahora el desafío es trabajar para que estas políticas tengan corta duración.
La presentación por parte de la presidenta Michelle Bachelet, el jueves 29, del nuevo Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo para la Educación Superior (PACE), y que permitirá asegurar a jóvenes talentosos y de colegios vulnerables el acceso a la universidad, fue valorada positivamente por las autoridades de nuestro plantel.
En tal contexto, la vicerrectora Académica, Fernanda Kri, asegura que sólo se puede recibir con satisfacción esta medida gubernamental “en gran parte porque ésta es una política pública que emerge en nuestra Universidad, pero, principalmente, porque es una medida que nos va a permitir avanzar en equidad”.
Sin embargo, y pese a los parabienes, espera que en el corto plazo el Gobierno pueda dar respuesta a asuntos que no están resueltos, respecto del PACE.
“En la Universidad de Santiago tenemos un Propedéutico donde ingresan 60 estudiantes al año, pero es una política compleja, porque implica no sólo promover el acceso, sino también la permanencia en la educación superior y a nivel nacional, con miles de estudiantes involucrados, creo que es parte de los temas que aún no están muy claros”, sostiene.
La Dra. Kri suma otras inquietudes, como la de definir si los estudiantes que cursen y aprueben las instancias del PACE, podrán ingresar a cualquier institución de educación superior o sólo estarán limitados a optar por alguna de las cinco universidades que fueron convocadas en esta primera etapa, entre ellas la nuestra; o cómo se va a financiar el programa cuando escale a un nivel mayor de comunas del país, en los años sucesivos.
“Son temas cuyas respuestas no están todavía diseñadas en el proyecto y que las instituciones con experiencia, como nuestra Universidad”, que partió el 2006 con la experiencia de un propedéutico como tal “y las de la Red Nacional de Propedéuticos, pueden apoyar”, indica.
La vicerrectora Académica explica que las distintas medidas adoptadas por la U. de Santiago en los últimos 22 años, aportan evidencia contundente para combatir la desigualdad en el acceso a la educación superior.
“La experiencia que ha tenido esta Universidad a través de iniciativas de inclusión como la bonificación por rendimiento escolar – llevada a cabo a mediados de los años 90- y el propedéutico, nos ha ayudado a derribar mitos como la creencia, entre muchas personas, de que el puntaje PSU es sinónimo de inteligencia o de capacidad académica, o que los estudiantes de origen más pobre no tenían la capacidad para estudiar una carrera profesional”, subraya la vicerrectora.
PACE: hijo del propedéutico
“Esto no es algo que el Gobierno promueve a ojos cerrados o bajo una premisa asistencialista para trabajar con los colegios vulnerables, sino que existe suficiente evidencia como para decir que si se trabaja con el 15 por ciento superior de los jóvenes de los colegios más vulnerables y se les da el acompañamiento adecuado, estos estudiantes serán exitosos en la educación superior y obtendrán un título profesional. Eso es lo único que en nuestro país, rompe efectivamente el círculo de la pobreza en esas familias”, reitera la autoridad universitaria.
Con esos antecedentes, la vicerrectora afirma que el PACE es “un hijo de lo que hemos venido haciendo en la Universidad y en lo que han trabajado asimismo, otras universidades con propedéuticos”, programas que plantean acompañar desde más temprano en la educación media a los escolares.
De hecho, gracias a los resultados logrados con la inclusión del Ranking de Notas dentro de la batería de selección universitaria, el propedéutico de nuestra Casa de Estudios está en proceso de reingeniería. “Nos dimos cuenta de que tiene que cambiar, por eso presentamos un proyecto al Ministerio de Educación que llamamos Nuevo Propedéutico; apunta a la nivelación y al acompañamiento desde primero medio y, también, contempla la nivelación en la Universidad. Este Nuevo Propedéutico que creamos en la Universidad de Santiago y que estamos desarrollando, es el proyecto que la presidenta Bachelet lanzó”, explica la autoridad.
El PACE debe tener corta duración
Por su parte, el rector de nuestra Casa de Estudios, Juan Manuel Zolezzi, estima que una política de este tipo “tiene que durar lo menos posible. Ojalá en cinco años el nivel de la educación pública y subvencionada fuera equivalente al del mejor colegio de Chile. Si todos fueran iguales, no sería necesario seguir trabajando en estos temas”, sostiene.
Por último, el rector asegura que el tema es complejo de abordar, sobre todo porque aún hay temas que afinar respecto de la implementación del programa, similares -en algunos aspectos- a los que enfrenta el proyecto Nuevo Propedéutico de nuestra Universidad, ya que el PACE nació al alero de la política promovida por esta Institución.
“Fuimos los primeros en abordar el tema de la desigualdad e iniquidad de las pruebas de selección universitaria”, puntualiza el rector Zolezzi, recordando la ejecución de políticas inclusivas como la bonificación por rendimiento escolar efectuada por la Universidad de Santiago entre 1992 y 2004; el impulso al programa Propedéutico (2006 a la fecha) y, finalmente, el Ranking de Notas, que el año pasado ponderó en un 50 por ciento el proyecto escolar en función del puntaje de ingreso universitario.