La Ley de Monumentos Nacionales del año 1970, número 17.288, considera como tal a los lugares, ruinas, construcciones u objetos de carácter histórico o artístico, entre otros, los cuales quedan bajo la tuición y protección del Estado, representado por el Consejo de Monumentos Nacionales.
Según las palabras de la doctora Correa, los actuales criterios internacionales para la protección de patrimonio se alejan cada vez más de los criterios estéticos o conmemorativos, buscando la conservación de una historia más completa, más compleja e integral en las ciudades.
“Este patrimonio es una oportunidad de desarrollo, investigar acerca de la historia de este territorio, y encontrar vestigios materiales de ella, para ponerla en valor, de modo de aportar en un cambio, de modo de evitar su demolición, y promover su protección”, declara la académica.
En la actualidad existen inmuebles protegidos en la comuna por la normativa vigente. La mayor parte de ellos son edificios monumentales, emblemáticos, o de gran relevancia arquitectónica e histórica. Parte de este patrimonio es la Estación Central de Ferrocarriles, el Museo Artequin, la Maestranza San Eugenio y la Escuela de Artes y Oficios (EAO), explica la doctora, asegurando que su expectativa es hacer visible un patrimonio arquitectónico que existe, pero que es aún desconocido.
“Cuando no conocemos, no valoramos. En este caso, la comuna de Estación Central tiene mucha historia que se refleja en un patrimonio arquitectónico aún no reconocido. Un patrimonio que, en su mayoría, corresponde a edificaciones no monumentales, pero que sin embargo son también patrimonio”, comenta la investigadora.
La especialista señala que existe otra historia aparte de la monumental, que merece ser contada, y que involucra a edificaciones de una menor relevancia estética, ligadas a conjuntos de viviendas, cites, edificaciones industriales, que tienen relación con la historia de la comuna y que son el testimonio de una época. Muchas de estas construcciones se encuentran en la actualidad en un avanzado proceso de deterioro.
Además, agrega que es posible compatibilizar la historia con las nuevas edificaciones de las ciudades, siendo un aspecto en el cual se puede trabajar realizando un aporte importante desde la Universidad. “Para lograr este equilibrio, es necesario conocer e identificar el patrimonio aún no protegido”, manifiesta.
A partir de su tesis doctoral realizada entre el 2009 y 2011 donde investigó sobre el actual fenómeno de demolición de edificaciones históricas, las cuales no alcanzan a ser protegidas a tiempo, nació la idea de investigar el entorno más cercano a la Casa de Estudios donde se desempeña como profesora.
Se propone, a través del trabajo de académicos y estudiantes de la Escuela de Arquitectura, investigar sobre el patrimonio arquitectónico de la comuna, para proponer nuevos modos de gestión, y avanzar sobre su conservación y reciclaje.
“Son necesarias nuevas ideas para mejorar aspectos de política pública en cuanto a la gestión del patrimonio en Chile, incorporándolo a la planificación urbana. Creo que trabajar con los estudiantes en esta investigación contribuye a un cambio y sensibiliza a los futuros arquitectos sobre un tema en el cual aún hay mucho que hacer”, confiesa.
El proyecto consta de tres etapas, la primera es un diagnóstico, la segunda es identificar este “nuevo patrimonio” y la tercera es crear una propuesta para que ese patrimonio se pueda conservar de forma sostenible en el tiempo.
El proyecto, financiado por la Dirección de Investigación Científica y Tecnológica (DICYT) de la Vicerrectoría de Investigación, Desarrollo e Innovación, se titula “Patrimonio Arquitectónico de la Comuna de Estación Central: Oportunidades para su Identificación, Investigación y Gestión Futura”.