- El Director del Departamento de Educación del Plantel, Dr. Saúl Contreras, afirma que el problema no es que los estudiantes lean poco, sino que lo hacen a través de plataformas digitales. Agrega que “el sistema educativo se tiene que adecuar al modelo actual, de inmediatez y disponibilidad de la información”.
Esta semana se conocieron los resultados del Simce y dentro de los aspectos más llamativos, destacó la caída récord que arrojó la medición en la Prueba de Lectura aplicada a alumnos de segundo medio (bajó cinco puntos entre 2014 y 2015). ¿Podría incidir el uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) en una merma sobre los hábitos de lectura de las nuevas generaciones?
Para el experto en Educación de la Universidad de Santiago, Dr. Saúl Contreras, el problema no radicaría en que los estudiantes lean poco. “Los estudiantes están leyendo mucho, pero no lo que el sistema educativo quiere que lea”, sostiene.
Por eso, sostiene que uno de los principales problemas tiene que ver con el enfoque “más bien tradicional” del Simce, lo que se opone a las prácticas actuales de los estudiantes “acostumbrados a usar tecnologías de la información y comunicación”.
“Es imposible que se les pida a las generaciones actuales ver el Simce como hace 10 años”, afirma el Director del Departamento de Educación. En tal sentido, enfatiza que “debiéramos contar con un indicador sobre las competencias digitales que tienen los estudiantes de las generaciones actuales”.
El académico hace hincapié en que si el problema de comprensión lectora se sigue abordando como hasta ahora “cuando los estudiantes vean preguntas en pruebas tampoco las van a entender. Ya tenemos datos históricos de que no entienden las preguntas que se les hacen en test estandarizados internacionales”.
“El sistema educativo se tiene que adecuar al modelo actual, de inmediatez y disponibilidad de la información. Significa que debieran alinearse las formas y los instrumentos con los estándares con que se miden a los estudiantes”, sintetiza Contreras.
El Doctor en Didáctica de las Ciencias Experimentales sostiene que una variable a considerar es la inmediatez de la información a la que están acostumbrados los jóvenes en la actualidad. “Los estudiantes lo quieren todo ahora y, muchas veces, en vez de leer el libro, prefieren un resumen”, ejemplifica.
“Necesitamos generar más conocimiento didáctico sobre cómo usar estas tecnologías de la información en la comunicación, porque en este tema ya no hay vuelta atrás. Hay que incorporarlo y hacerse cargo”, insiste.
Aristas para enfrentar la problemática
Respecto al anuncio del Ministerio de Educación de una agenda de investigación para enfrentar esta situación, el experto esboza cuatro puntos en los que esta debiera centrarse.
Primero, “identificar estrategias, mecanismos y recursos que usan los profesores de Lenguaje y Comunicación en salas de clases para motivar a sus estudiantes a leer”.
Segundo, que se identifiquen claramente los intereses de lectura de los alumnos. “Del mismo modo que se dice que la ciencia tiene que ser entretenida y vinculada a lo cotidiano para que los estudiantes entiendan su utilidad, del mismo modo debiera estar enfocada la asignatura de Lenguaje y Comunicación”.
Tercero, considerar un levantamiento de información sobre las condiciones laborales de los docentes para “saber si los profesores tienen las herramientas, competencias y conocimiento práctico para hacer estas cosas. El país se tiene que hacer cargo de los profesores que están en activo y si se necesita dar refuerzo. La Carrera Docente aún no está instalada y seguimos en las mismas condiciones, sin las horas no lectivas suficientes para mejorar estos aspectos, por ejemplo”.
Finalmente, plantea que la autoridad debe liderar con mayor decisión proyectos para motivar y apoyar la lectura.