El académico explica que en términos de la calidad del aire, la autoridad depende demasiado de las condiciones climáticas y no de medidas efectivas que permitan una real disminución de la contaminación en Santiago.
Varias estaciones de monitoreo ambiental de la Región Metropolitana han marcado niveles regulares en la calidad del aire. Situación que llevó a la Intendencia a extender la alerta ambiental, la sexta en lo que va del año, como consecuencia de las malas condiciones de ventilación y la falta de lluvias en la cuenca capitalina.
Para Patricio Pérez, director del Centro Meteorológico Ambiental de la Universidad, el gobierno “no tiene un enfoque suficientemente audaz para combatir la contaminación. Las medidas tomadas son cosméticas y no hay una política que genere cambios profundos”.
El académico sostiene que en Chile, la autoridad medioambiental depende mucho de las condiciones meteorológicas y “está resignada a estas situaciones externas. Ello merece una revisión”.
Durante los últimos días se ha decretado alerta ambiental porque las condiciones meteorológicas de ventilación no han sido buenas, las concentraciones que miden las estaciones de monitoreo, marcaron alerta el lunes y hasta ayer han presentado niveles regulares. Para el académico, “si no hemos alcanzado niveles críticos, según la autoridad, es porque se han aplicado las medidas de restricción a las estufas a leña”.
El experto ambiental reconoce que durante el invierno dependemos exclusivamente del clima y si las condiciones son desfavorables meteorológicamente, se comienzan a vivir estos episodios. “Tal vez no se ha atacado lo suficiente la disminución de las emisiones de contaminantes. Nosotros deberíamos exigirnos mucho más que otros países que tienen estos mismos problemas”.
Nuevas hipótesis
El académico comenta que se han tomado medidas como mejorar la calidad de los combustibles, así como disminuir la cantidad de vehículos sin convertidor catalítico. Sin embargo, Patricio Pérez cree que uno de los frentes que no se ha atacado es la congestión vehicular. “Esto, probablemente, podría mejorar la situación”, asegura.
Sin embargo, el profesional hace hincapié en que falta explorar nuevas hipótesis que expliquen los altos niveles de contaminación, como por ejemplo, las estufas a leña que se utilizan en Santiago. “Creo que no hemos explorado lo suficiente el tema, principalmente en la zona del sur oeste, de Talagante y Melipilla”, que por su posición geográfica tiene cerros más bajos que en toda la cuenca, y que formaría un pasadizo por donde ingresaría viento a la capital. “Esto podría arrastrar la polución que se produce en esos lugares, pero es algo que no está suficientemente estudiado y que nos podría entregar mayor certidumbre científica”, enfatiza el académico.