Consejo de Producción Limpia del Ministerio de Economía

Gobierno nos distingue con certificación de producción limpia para Campus Sustentable

El Rector Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid, quien lideró este proceso desde su inicio, asegura que la certificación APL “nos indica que estamos en la senda correcta en materia de sostenibilidad y que, como Universidad, nos hemos constituido en líderes y ejemplo del quehacer sustentable. Pocas instituciones ostentan esta certificación y esta política debe seguir siendo uno de los elementos rectores en nuestra Casa de Estudios Superiores”.
“Desde 2011 comenzamos a dictar, hasta el día de hoy, el Diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable, que en 2015 obtuvo un reconocimiento internacional y un premio internacional de la Red de Educación Continua de América Latina y Europa, RECLA”.

Nuestra Casa de Estudios obtuvo la certificación Acuerdo de Producción Limpia o APL-Campus Sustentable otorgado por el Consejo de Producción Limpia (CPL) del Ministerio de Economía, luego de haber sido auditada en enero pasado.

La certificación es la confirmación de un proceso que se inició en el año 2008 cuando a través del programa RSU se realizó el primer informe de sostenibilidad. Un año más tarde, la Corporación decidió instalar el protocolo Campus Sustentable, junto a otras siete universidades, para trabajar en conjunto en la promoción de una educación ambiental al interior del Plantel, y al mismo tiempo en crear los instrumentos de gestión ambiental, en este caso del campus.

El director Departamento de Gestión Agraria, profesor Santiago Peredo Parada, quien lideró la creación del protocolo, explica que “nosotros fuimos líderes y pioneros porque trabajamos en la creación de este instrumento APL-Campus Sustentable”.

En ese contexto, el académico precisa que para promover una educación ambiental “desde 2011 comenzamos a dictar, hasta el día de hoy, el Diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable, que en 2015 obtuvo un reconocimiento internacional y un premio internacional de la Red de Educación Continua de América Latina y Europa, RECLA”.

Previamente, según indica el profesor Peredo, se comenzó a adecuar los APL a la realidad universitaria, originalmente pensados para la industria.

“Nosotros planteamos cómo adecuar este instrumento de gestión ambiental a la realidad universitaria, y concretamente a la administración de los campus. Trabajamos en conjunto la ocho universidades y tras llegar a un consenso, generamos de manera oficial un APL-Campus Sustentable”, indica.

Junto a la Universidad de Santiago, establecieron el protocolo las universidades Católica de Santiago, Andrés Bello, de Talca sede Santiago, Tecnológica Metropolitana, Iberoamericana de Ciencias y Tecnología, Metropolitana de Ciencias de la Educación Universidad, y Bolivariana.

De acuerdo con el profesor Peredo, la adecuación del instrumento APL implicó definir metas, y acciones, concentrándose en tres grandes áreas de acción: la gestión del territorio, hacerse cargo de los residuos que generan las actividades al interior del campus, y mejorar las condiciones para un bienestar al interior del campus.

 

Diagnóstico

 

Luego, la empresa Macrocap se encargó de elaborar el diagnóstico, y por tanto, cada institución debió definir unidades piloto para aplicarlo. La Universidad de Santiago definió cinco: la Facultad Tecnológica, la Facultad de Administración y Economía, el programa Bachillerato, la Escuela de Arquitectura y el Departamento de ingeniería Geográfica.

En total, fueron 71 unidades las que se adhirieron al proceso que instalaría el APL-Campus Sustentable.

En el caso de la U. de Santiago, según indica el profesor Peredo, se trabajó en tres etapas durante dos años.

“Hubo una primera etapa de establecer una línea de base, que nos permitía saber en qué estábamos bien o mejor en comparación con otras unidades, y también dónde estaban nuestras debilidades y puntos críticos”, puntualiza.

En una primera evaluación, tras detectar las metas posibles de superar, y levantar información que evidenciara lo que realmente estaba bien hecho, se concluyó que la Universidad había alcanzado un 50 por ciento de cumplimiento.

En la siguiente etapa, la Universidad comenzó a implementar acciones concretas que hasta el día de hoy se están llevando a cabo.

“Por ejemplo, en ciertas unidades se comenzó a cambiar luminarias antiguas por LED, se establecieron puntos limpios, y pronto se va a implementar una plaza activa para hacer ejercicios, pero también se continuó promoviendo la educación en ámbitos de sustentabilidad a nivel de programa, y a nivel de unidades mayores y menores”, recalca el académico.

Con estas implementaciones, la Universidad prácticamente alcanzó el 100 por ciento de cumplimiento del APL. Al mismo tiempo, se estableció una tercera etapa que contempla un plan de mejoras que se iniciaría una vez finalice la implementación del APL, es decir, en abril próximo.

“Hay un compromiso de realizar una serie de actividades para este ciclo. Esta etapa la definen las propias universidades, ya de carácter autónomo, con el propósito de ir renovando la certificación”, sostiene el profesor Peredo.

El académico también resalta las actividades que han organizado como Departamento de Gestión Agraria.

“Está la semana del reciclaje, que permite recopilar todo el material que las unidades ya no usan, y además se trabaja con recicladores de base. También, dentro de la lógica de cómo entendemos el campus sustentable, hemos estado siempre muy interesados en promover la alimentación saludable, de hecho, hace unos años se implementaron los puntos de alimentación saludable”, enfatiza.

 

Certificación

 

Entre noviembre de 2016 y enero de este año, todas las universidades adheridas al APL se sometieron a un proceso de auditoría, también realizado por la empresa Macrocap.

“De las 71 unidades, solo 12 llegaron a buen término, y una de ellas es la Universidad, y eso no es menor si pensamos que es una Institución que no es fácil de administrar, puesto que hay muchas unidades que deben coordinarse. Por eso destaco el trabajo que las cinco unidades piloto hicieron de manera autónoma”, precisa.

Es por ello que se proyecta que las cinco unidades que van a ser certificadas de manera oficial el próximo jueves 27 de abril, continúen fortaleciéndose para que puedan renovar la certificación a futuro, además de extender la invitación a nuevas unidades para que se sumen a esta iniciativa.

“Estos son cambios lentos, porque aparte del cambio cultural que tiene que haber, también implica un cambio en las prioridades de la administración. Pero hay un compromiso de que se vaya incorporando una cultura de la sustentabilidad, así como la Universidad ya tiene incorporada la cultura de la calidad y de la excelencia académica”, concluye el académico.