Con el objetivo de armonizar aspectos clave de las políticas de residuos electrónicos y fortalecer la cooperación regional y el intercambio de conocimientos a nivel latinoamericano, el Ministerio del Medio Ambiente, Fundación Chile y ONUDI (Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial), están desarrollando el proyecto “Fortalecimiento de Iniciativas Nacionales y Mejoramiento de la Cooperación Regional para el Manejo Ambientalmente Racional de los COPs en Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) en países de América Latina”.
Este abarca a 13 países latinoamericanos, entre ellos Chile, Argentina, Panamá y Honduras, a quienes se asiste tanto técnica como financieramente, además de asesorarlos en políticas y regulaciones sobre la materia, en tecnologías de gestión adecuadas, como también en modelos de negocios, creación de capacidad y sensibilización.
A nivel regional, Chile es el tercer país que más RAEE genera per cápita, con 11,6 kilos de chatarra al año por habitante.
En una primera etapa, las gestoras de desechos chilenas Degraf, Pañiwe y la Fundación Chilenter, participaron en un piloto de concientización sobre las problemáticas sanitarias y ambientales que pueden representar los RAEE que contengan COPs (Contaminantes Orgánicos Persistentes).
En la actual fase, el Laboratorio de Exploración en Materiales Arquitectónicos Ambientales (LEMAA) de nuestro Plantel, participa como contraparte técnica del proyecto en Chile.
Carla Chacón Villanueva, arquitecta e investigadora del Laboratorio, puntualiza que la labor es la detección temprana de un componente específico. “Trabajamos con una pistola XRF, que nos permite por medio de rayos X determinar la cantidad de distintos elementos, pero para este proyecto es el bromo”, explicó.
Con esta herramienta, analizan los componentes de computadores, televisores, radios, ordenadores portátiles, entre otros, y verifican si existen niveles nocivos para la vida humana. Dichos valores, condicionan si un artefacto entra a una lista (realizada en Colombia) de artefactos peligrosos o a una de inofensivos para la salud humana.
“Posterior al análisis, la idea es que las gestoras de desechos que participan en esta iniciativa los separen. Los de la lista roja, deberían enviarlos a coprocesamiento -tratamiento que impacta en menor grado al medio ambiente- y los verdes, que continúen con el reciclaje continuo”, explicó la investigadora.
A su juicio, que el Lemaa sea parte de este proyecto significa que están realizando un buen trabajo en el ámbito de posicionamiento y de las capacidades con las que cuenta.
“Es relevante porque nosotros hacemos reciclaje en sí, pero también hacemos investigación y tenemos una parte científica-tecnológica; entonces que confiaran en nosotros nos posiciona como laboratorio técnico en cuanto a reciclaje de plástico”, sostuvo.
Cabe destacar que los RAEE son el tipo de desperdicios que mayor volumen de desechos están produciendo en el mundo. Una de las causas es el permanente recambio tecnológico. Para 2030 alcanzarán las 74 millones de toneladas, con una tasa de crecimiento anual de entre el 3 y el 4 por ciento.