Marianela Vega, ex estudiante UTE, recuerda el 11 de septiembre de 1973 al interior de la Universidad

  • En el marco de la conmemoración de las cuatro décadas transcurridas desde el Golpe de Estado en Chile, estudiantes de la ex Universidad Técnica del Estado que vivieron esos duros momentos, relatan sus vivencias a las nuevas generaciones. En ese contexto, quien perteneció a la Carrera de Ingeniería del Tránsito de la UTE, Marianela Vega, cuenta su experiencia al interior del campus durante el 11 de septiembre de 1973, día que la marcó personalmente, al igual que a toda una generación.


Hoy, con 60 años y luego de vivir tres décadas en Italia, Marianela Vega, conocida por sus compañeros como “la Peca”, regresa a visitar el campus y a compartir su historia con los más jóvenes.

“Volver a la Universidad, después de tantos años, es como mágico. Está todo muy cambiado”, dice Marianela, asombrada por el Planetario que, cuando ella estudiaba en Chile, aún no se había construido.

Viajó desde Europa, donde se casó y tuvo un hijo; tomó contacto con personeros de la Corporación Solidaria UTE-USACH, para coordinar una visita a su querida ex Universidad Técnica del Estado y rememorar su paso por esta Institución. Caminando por el campus recuerda:

“En 1973 yo estaba en segundo año de la carrera; era militante de las Juventudes Comunistas, pero dentro de la Universidad no tenía ningún cargo especial (…) cuando supe que estaba ocurriendo el Golpe de Estado, vine de inmediato a la Universidad. Esa era la orden política”.

“Una vez dentro del campus, los estudiantes nos dividimos en grupos para evitar mayores costos de vida. A nuestro grupo lo enviaron a los laboratorios de electricidad donde había maquinaria pesada y estábamos más protegidos y, ahí, tirados en el suelo durante la noche, veíamos pasar las balas que, entre militares y carabineros, se disparaban de un lado a otro de la Universidad, porque nosotros no teníamos nada de armamento”, relata emocionada.

“Al día siguiente -prosigue Marianela Vega- nos comunicaron que nuestro querido rector Enrique Kirberg había hablado con los militares y conseguido autorización para que saliéramos del recinto”.

“Yo me dirigí al Centro de Alumnos ubicado en el Patio de los Naranjos, donde tenía mis cosas, salí  y no me di cuenta que un militar estaba acostado con su ametralladora en la Villa Portales. No tuve tiempo de saltar y me disparó de frente, hiriéndome con tres balazos en el cuerpo. Uno de los tiros me impactó en la cara y me destruyó el maxilar; los otros dos me dieron en la espalda porque el impacto me hizo girar”, señala Marianela Vega, apuntando al lugar exacto desde donde vino el disparo.

La estudiante, gravemente herida, se mantuvo siempre consciente. “Quedé en el suelo ensangrentada y dos compañeros me socorrieron. Me llevaron arrastrando a la enfermería donde me auxilió un enfermero que seguramente nunca había visto estas heridas de guerra”.

“Después de eso pasaron muchas horas porque no habían ambulancias -afirma la ex estudiante-. Había otro chico herido con una bala en una pierna. Nos llevaron al hospital San Juan de Dios y yo continué criticando a los militares y hablando de la maldad que estaban cometiendo. Ahí un médico se agachó y en el oído me dijo ‘no hable, soy un socialista, yo la voy a ayudar’. A él le debo la vida”.

Luego del ataque que le dañó irreversiblemente el rostro, Marianela quiso regresar a estudiar a la Universidad, sin embargo, un uniformado la expulsó del campus.Con 21 años, por ese entonces, Marianela debió iniciar una terapia reconstructiva. “Ese proceso duró 10 años hasta que me cansé y decidí quedarme con la cara que tengo, a la que todavía le faltaban algunas cirugías plásticas”.

Un par de años después del golpe militar, “la Peca” decidió estudiar Educación Física en la Universidad de Chile y en 1983 optó por partir al extranjero, donde hoy tiene formada una nueva vida, acompañada de su hijo italiano de 26 años.  

Consultada por qué decidió volver a la Universidad cuatro décadas después de estos hechos que la marcaron indefectiblemente y compartirlos con la comunidad universitaria, responde con convicción: “Por muchos años oculté esta parte de mi vida, quizás por temor. Hace unos tres años fui al Museo de la Memoria y empecé a contar mi experiencia con el apoyo de la Corporación de ex Estudiantes de la Universidad. Esto lo cuento pensando en que los más jóvenes conozcan esta parte de la historia de Chile y, además, tengan conciencia de lo que sucedió alguna vez en el pasado reciente de su país y su Universidad”, enfatiza.

La dejamos con sus recuerdos.. esos que siguen estampados en su memoria y su rostro.