- Un efectivo aporte realiza la académica de la Escuela de Obstetricia, Paula Núñez, quien aprendió la técnica de confección de los bebés simuladores (reborn) en base a vinilo, cuyas características son tan reales, que hacen difícil la distinción con los recién nacidos, al tiempo que propician el desarrollo de destrezas y las habilidades blandas entre los estudiantes.
La académica de la Escuela de Obstetricia, Paula Núñez, es pionera en nuestro país en la técnica “reborning” para hacer muñecos de vinilo con características realistas, que son usados por los estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas para facilitar su práctica y acercamiento a la neonatología y pediatría.
“Contar con estos simuladores hace que nuestros estudiantes sean a futuro profesionales más empáticos y más integrales”, sostiene la matrona, asegurando que la experiencia acerca a los jóvenes a la realidad que muchos de ellos se enfrentarán a diario al asistir un parto.
“Los muñecos tienen todas las características de un neonato: terminaciones nerviosas, el color de las venas, hasta el peso es similar al de un recién nacido; lo que sin duda, hace que el trato de los estudiantes sea tan cuidadoso, como si se tratara de una guagua verdadera, desarrollan mayores destrezas”, explicó.
Los estudiantes de Obstetricia y Puericultura han sido los más beneficiados con estos bebés simuladores, pero Paula Núñez los produce también para otras casas de estudios.
Hace cuatro años que Paula Núñez hace este tipo de figuras, conocidas como llamada “bebe reborn”. Conoció la técnica a través de Internet, cuando era prácticamente desconocida, pero consiguió que una persona que había aprendido en España le enseñara.
Paula sintió que aprender el método reborning implicaba mucho más que el gusto por aprender de este arte nacido en Alemania, ya que podía crear simuladores más reales, que fueran útiles para la formación de profesionales que para el ejercicio de su profesión necesitan familiarizarse con bebés y niños pequeños.
Humanizar los simuladores
La matrona creó la empresa Pequeñas Maravillas, junto a otra socia, en donde hacen muñecos por encargo y para diversos objetivos. “La gente cree que sólo las niñas pueden tener un muñeco, pero también se utilizan para fines académicos. Por eso, para mí, aprender esta técnica fue también una posibilidad de humanizar los simuladores y de paso favorecer el aprendizaje en los estudiantes”.
A futuro, la matrona, pretende seguir perfeccionándose en esta técnica, incluso ahora está trabajando en muñecos con patologías como fisura palatina u otras genopatías, “estos simuladores permitirán que nuestros estudiantes puedan adquirir ciertas destrezas con guaguas que tienen enfermedades congénitas” y habituarse a los distintos cuidados que requieren, puntualizó.