Como fanático del rock clásico y de The Beatles en particular, la pregunta lo sorprende y lo obliga a ponderar distintos factores que justifiquen su elección. Proceso que, de alguna manera, guarda relación con decisiones que ha tenido que realizar en distintas etapas de su vida, en heterogéneos cargos de responsabilidad.
Por un lado, una leyenda indiscutida, depositario de composiciones inmortales y un espíritu disruptivo que lo acompañó hasta el día de su muerte: el fatídico 8 de diciembre de 1980 en la ciudad de Nueva York. Por otro lado, un mito viviente del rock, aún vigente y con una fructífera etapa solista –con el sólido LP Egypt Station (2018) editado recientemente-, que incluso volverá al país en el mes de marzo bajo la gira "Fresh up".
Sin embargo, luego de meditarlo unos segundos, su elección hacia la figura de Lennon por sobre McCartney se circunscribe dentro de esa traza disruptiva que también ha tutelado su propia trayectoria profesional, la misma que ha consolidado a Andrés Jáuregui Cabrera (62) como un indiscutido referente dentro del área de Electricidad, tanto a nivel nacional como internacional.
Son más de 30 años ejerciendo importantes cargos en el sector privado como público, siempre cobijado con el sello de la Universidad de Santiago de Chile, que hasta el día de hoy agradece y destaca como un factor primordial de sus logros y desafíos que ha enfrentado a lo largo de los años.
Andrés, asiduo al ciclismo y a la buena lectura –por estos días embelesado por los textos de Yuval Noah Harari- ingresó a la Universidad Técnica del Estado en 1976, en un periodo de cambios profundos a nivel universitario. De hecho, estudió en la sede universitaria de Temuco la carrera de Ingeniería de Ejecución en Electricidad y se tituló en 1983, ya bajo el nombre de Universidad de Santiago de Chile.
Aún recuerda con orgullo su pionera formación académica, con ramos de programación, de sistemas eléctricos de potencias, además de diversas disciplinas que acompañaban el desarrollo tecnológico de la Ingeniería a nivel nacional e internacional.
“Yo tengo un gran reconocimiento por la formación que me dio la Universidad desde esos años. Porque esta carrera me permitió hacer un salto bastante cuántico, no tan solo en el ámbito nacional, sino que también internacional”, pronuncia.
Andrés posee una vasta trayectoria profesional. Con pasos –entre otras instituciones- por la Comisión Chilena de Energía Nuclear, Chilectra, General Electric o Siemens, desempeñándose también en cargos de responsabilidad en Canadá y Estados Unidos.
En julio de 2018, asumió como Jefe de División de Ingeniería de Electricidad de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles, después de ganar el concurso de Alta Dirección Pública.
Dicha labor le ha permitido cristalizar algo que siempre había buscado realizar: contribuir en el servicio público con dedicación y orientación para resolver problemas de los ciudadanos en términos de energía y a nivel nacional.
Espíritu común
Al recapitular su tránsito por la institución universitaria, enfatiza en el espíritu de camaradería que existía en ella, presente en las distintas sedes que en ese tiempo tenía la Casa de Estudios. “Existía un espíritu común”, asegura.
Además, destaca su sello netamente universitario, con toda la dignidad que reviste la palabra, donde desde el primer día le inculcaron la necesidad de la información, de la preparación, que combinadas con la formación de Ingeniería Eléctrica, le permitirían asumir diversos cargos y responsabilidades.
Esa formación, no solo de ciencias básicas, sino que en diversas áreas de especialización, le entregaron herramientas para medirse de igual a igual con colegas de diversas latitudes, tanto europeos, asiáticos o americanos.
"Mis amigos siempre lo dicen: ¿por qué a ti te ha ido bien? Creo que he tenido una buena formación de base, tanto la que tuve en el colegio como la que tuve en la formación universitaria”, junto con diversos cursos y postgrados de especialización que ha realizado, entre ellos, un MBA en IEDE Business School (2001).
Reserva de improviso
Al recordar algún momento de su paso universitario, evoca un crítico episodio que vivió como estudiante en 1978, año en que el país estuvo al borde de una guerra con Argentina.
“Todas las universidades que estaban en la zona sur fuimos de alguna forma reclutadas. Yo me acuerdo claramente que una mañana estábamos en una clase de Conversión de Electromecánica de Potencia y el profesor dice que viene un camión del regimiento. Ahí, entra un coronel a la sala”, recuerda.
En medio de la sala, el coronel, pasando lista y enfatizando que quienes no estén en dicho documento deben identificarse, señala que en ese instante todos son reservas sin instrucción en la rama de Telecomunicaciones.
La situación, sin duda, marcó mucho a Andrés. "Lo destaco porque siempre me he acordado de ese episodio, porque podría haber cambiado el futuro de muchos alumnos y no tan solo por una situación tan desgraciada como es el enfrentamiento bélico con nuestros vecinos de Argentina (…). Afortunadamente, esa situación se solucionó, las aguas se aquietaron y pudimos seguir estudiando”, agrega.
Desafíos y rol de futuros profesionales
Al momento de puntualizar en los principales desafíos en el área de Electricidad, considera que estos se relacionan con las nuevas políticas regulatorias del sector en Chile, además de las nuevas tecnologías disruptivas y cómo estas se alinean y orientan, para que estén al servicio de la sociedad.
Lo ejemplifica con las energías renovables no convencionales, la “electromovilidad” y también “con todo lo que tiene que ver con aspectos regulatorios con la nueva Ley de Distribución, con normas técnicas de calidad de servicio para los sistemas de distribución y los sistemas de transmisión de energía". A su juicio, estos temas que pueden parecer áridos y lejanos, van en directo beneficio de la ciudadanía.
Junto a ello, al momento de aconsejar a los futuros profesionales del área y a la comunidad de la Fundación de Egresados y Amigos (Fudea), invita a mantener los ojos bien abiertos, sobre todo pensando en las tecnologías disruptivas. En ese sentido, considera que sumado a la sólida formación inicial que entrega la Universidad, llama a continuar capacitándose, sobre todo en un mercado muy competitivo y globalizado.
Además, considera fundamental aportar valor dentro del propio desempeño laboral, ya sea en el sector privado como en el público, donde “no sirve de nada que desarrollemos grandes proyectos que no tengan un beneficio directo al ciudadano”.
También, recalca que "hoy día estamos siendo fuertemente amenazados, en el buen sentido de la palabra, con todas las tecnologías disruptivas. O sea, la Inteligencia Artificial, Big Data, Internet de las Cosas, y ahí los ingenieros formados en distintas especialidades tienen un rol importante y sobre todo en el sector energía”.
Para eso y a modo de conclusión, inspirado en esa mirada reflexiva, crítica y disruptiva que cultiva desde su adolescente fanatismo por John Lennon, invita a superar una mirada netamente binaria y cartesiana de la realidad, estimando que “tenemos que tener esa capacidad de visualizar el mercado que viene, el mundo que viene y de qué modo podemos ir contribuyendo nosotros hacia tener un país con una matriz energética que sea lo más positiva, favorable y beneficiosa para todo el país”.