Con 69 votos a favor, 24 abstenciones y un sufragio en contra fue aprobado el proyecto de acuerdo denominado “tarifa 0” para el Transantiago, que solicita la elaboración de una iniciativa para que la movilización en la capital resulte gratuita para todos. La moción está inspirada en la propuesta del director de Metro, Juan Carlos Muñoz, quien señaló el año pasado que, pese a los subsidios, viajar en el sistema de transporte seguía resultando muy caro para los usuarios, lo que repercutía en altos índices de evasión. Por eso, propuso descuentos por planilla para financiar los traslados.
El experto en transporte urbano de la Universidad de Santiago de Chile, Rodrigo Martin, critica la medida ya que, a su juicio, generaría una mala señal para los usuarios del servicio. “Si se plantea un financiamiento así del Transantiago, lo que probablemente ocurrirá es un aumento de su uso”, sostiene.
El académico de la Escuela de Arquitectura del plantel estatal explica que esto sucedería ya que, al percibir la población que la movilización no tiene costo, “la gente lo usaría siempre y tendríamos una saturación en el uso del Transantiago enorme”.
“La capacidad de carga del transporte de la capital es un tema que hay que cuidar”, agrega. “La gratuidad completa en el transporte público genera un descontrol del sistema”, insiste.
Un impuesto “regresivo”
Además, señala que otro riesgo de la fórmula es que se aplique un impuesto equivalente para todos. “Obviamente, en términos socioeconómicos, no es sensato instalar un financiamiento equivalente para todos si no todos usan el Transantiago de la misma manera ni tienen los mismos niveles de ingreso”, explica.
“Hay que ser cuidadoso. Si se hace un descuento específico para el transporte, parejo para todo el mundo, puede resultar muy regresivo. Estaría costándole 11 mil pesos tanto a quien gana 100 o 200 mil como a quien percibe $10 millones, lo cual es bastante absurdo”, afirma.
Además, critica que bajo esta fórmula quienes viven cerca de su trabajo tendrían que pagar también y que la cantidad de trabajadores debe ser suficiente como para financiar el transporte de quienes no lo hacen.
“Ejercicio académico”
Para Martin, la propuesta se inspira en un “ejercicio académico” que busca generar “una percepción ficticia de gratuidad, porque todos estaríamos pagando igual el transporte a través de impuestos”.
“Técnicamente, el estudio que hizo Juan Carlos Muñoz es viable. Digamos que filosóficamente no está proponiendo que el Transantiago sea gratis, es que se financie a través de impuestos descontados por planilla”, precisa.
No obstante, reconoce que el principal valor de la propuesta es que relaciona la discusión sobre las altas tasas de evasión con el alto costo del pasaje y la percepción negativa que esto provoca en los usuarios. “La evasión no tiene que ver con falta de fiscalización y bajas multas”, sostiene.
Impuesto al uso del automóvil particular para subsidiar el Transantiago
Por eso, sugiere que una mejor opción es focalizar los impuestos para subsidiar el Transantiago. “Le sugeriría al diputado Jackson que todos los impuestos a los privados que se mueven por la ciudad, a través de uso de autopistas y usando bencina, se usen para subsidiar directamente el transporte público, para que bajara el precio del pasaje”, emplaza.
“Traspasar todos los impuestos por concepto de movilización privada para el transporte público son una mejor forma de subsidiar el sistema”, insiste. También, destaca que una medida de este tipo desincentivaría el uso del automóvil particular, descongestionando la ciudad.
En síntesis, Martin concluye que la propuesta es “corregible. Si el espíritu es financiar al Transantiago a través de impuesto, hacerlo en un 100% no es tan sano porque la percepción que se genera es que es un transporte gratuito, lo que provoca una sobredemanda del transporte. Tiene que tener un costo, pero podría ser más bajo”.