Titulado del Magíster en Educación:

“Quiero cambiar el destino de los niños de mi pueblo"

Paulo Batista fue uno de los estudiantes que formaron parten de la tercera generación del Magíster en Educación en su versión impartida en Brasil. Profesor, diácono católico y descendiente del pueblo indígena brasileño Xucuru del estado de Pernambuco, este hombre de 48 años se convirtió en el primer Magíster de su aldea. “Donde nací no se puede continuar con los estudios, por ese motivo tuve que irme. La Universidad de Santiago fue la luz que iluminó nuestra caminata por la educación y los profesores contribuyeron a nuestro crecimiento académico y personal”, destaca.
“En este magister me dieron un millón de herramientas que con mucha certeza ya están siendo usados porque mi proyecto de innovacion ya está aplicado, funciona tan bien que las notas de los alumnos subieron de uno a tres puntos y fue aplicado con 24 alumnos y pretendo hacerlo en toda la aldea. Ir aldea por aldea construyendo”, enfatiza el titulado.

Paulo Batista es uno de los egresados de la tercera generación del Magíster en Educación de la versión que se realiza en Brasil. Él es profesor, diácono católico y descendiente del pueblo indígena brasileño Xucuru, estado de Pernambuco, y se convirtió en el primer Magíster de su aldea.
El programa se ha realizado en Salvador y Natal y es dirigido por el Dr. Daniel Ríos, académico de nuestra unidad, además de su versión local. En julio de 2015 se graduó la primera generación del programa y este año, la tercera cohorte.

“En mi aldea no se puede continuar con los estudios, por ese motivo tuve que irme. Y como mi corazón siempre está allá, entonces me propuse como objetivo salir para volver y cambiar el destino de los niños que viven ahí”, contó.

Este hombre de 48 años, quien también es Suboficial Mayor de la Fuerza Aérea de Brasil, decidió entrar al Magíster en Educación con un propósito claro. “Mi único objetivo es que mi pueblo tenga educación, por eso decidí entrar a estudiar esta maestría, ya que sería la única forma de volver a mi aldea y crear una oportunidad real para que los niños no deban salir de su pueblo”, contó.

Es de esta forma como el proyecto de innovación que presentó para obtener su grado en la mención Currículum y Evaluación se aplicó a través de la creación de materiales didácticos en ciertas disciplinas que interesan a los miembros de la aldea. “El trabajo que realizo es capacitar los profesores que enseñan a niños de entre 4 a 13 años”, dijo.

Y concluyó: “En este magister me dieron un millón de herramientas que con mucha certeza ya están siendo usados porque mi proyecto de innovacion ya está aplicado, funciona tan bien que las notas de los alumnos subieron de uno a tres puntos y fue aplicado con 24 alumnos y pretendo hacerlo en toda la aldea. Ir aldea por aldea construyendo”.

El primer magister Xukuru

Tras recibir los documentos que acreditan la obtención del grado de Magíster en Educación, Batista expresó a nombre de su pueblo, Xukuru del Ororuba, su agradecimiento por todo lo que con tanto amor y cariño hicieron por ellos.

“Muchas gracias por abrir para mí y mi pueblo las puertas que nos permitirá contribuir a la mejora en la educación de nuestro pueblo”, contó.

Y agregó: “La Universidad de Santiago fue la luz que iluminó nuestra caminata por la educación y los profesores contribuyeron a nuestro crecimiento académico y personal”.

Batista también destacó la importancia de convertirse en el primer Magíster en su aldea: “Mi pueblo se durmió feliz agradeciendo a Tupã, Tamain y a los encantados del bosque por ser yo el primer Xukuru en ser Magíster. Eso ya entró a la historia de mi pueblo, porque fue la U. de Santiago que lo hizo, para que sepan la grandiosidad de sus actos que se perpetran en la historia de mi pueblo”, dijo.

“Aún me emociona cuando recuerdo el primer día en que conocí a mis profesores, ya que me quedé enamorado y guardé en mi corazón ese sentimiento de amor y gratitud. No llevo a la U. de Santiago sólo en el diploma, sino en el corazón, en la mente y el alma, como aquellos que me dieron la mano cuando otros la rechazaron. Me faltan palabras, pero Dios sabe de mi oración sincera por cada uno”, concluyó.

Autor: 
Camila Vásquez
Fotografía: 
Departamento de Educación