En nuestro país, una persona genera 1,1 kilos de basura diarios y, normalmente, no es reciclada, salvo un pequeño porcentaje. Asimismo, en promedio, un chileno consume 1,5 bolsas diarias para usarla sólo por 25 minutos. Y se necesitan entre 100 a 500 años, dependiendo del tipo de plástico, para que ésta se desintegre.
El semestre pasado, estudiantes del programa de Magíster en Ciencias de la Ingeniería mención Ingeniería Industrial del Departamento de Ingeniería Industrial, fueron parte del curso Smart City, dictado por el Dr. Pedro Palominos Belmar, donde al igual que en el Centro de Investigación, debieron buscar soluciones a problemas de ciudad.
En ese contexto, las estudiantes Betsabet Hidalgo Allende, Daniela Miranda Riquelme y Nicole Muñoz Garrido, escogieron analizar la actitud de los integrantes de la Universidad de Santiago frente al reciclaje.
Las jóvenes buscaban analizar el comportamiento tanto de los estudiantes como funcionarios y académicos sobre el tema, y presentar propuestas al Plantel, contemplando la gestión de residuos sólidos.
Para ello se realizó una encuesta probabilística por conveniencia a 605 personas de distintas locaciones del Campus. Un 93% correspondía a estudiantes y un 7% a académicos y funcionarios. Las edades de los consultados fluctúan entre los 18 y 70 años. El 36% eran mujeres y el 64% hombres, pertenecientes a 61 comunas de la zona centro del país.
Resultados
De acuerdo a los resultados de la medición, expuestos por Nicole Muñoz, la necesidad de un Campus limpio y el calentamiento global, fueron los principales motivos aludidos respecto de la importancia de reciclar. Sin embargo, un 63% de los consultados señala no reciclar.
Sobre la conciencia del reciclaje, un 62% escoge los productos que compra sin pensar en la reutilización del envase. Además, la mayoría de los encuestados argumenta que no recicla porque “no existen contenedores”.
No obstante, en este punto se observa falta de conocimiento, ya que la cantidad más alta de consultados desconoce los depósitos disponibles en la Universidad, así como también, la secuencia correcta para manejar residuos (Reducir-Reutilizar-Reciclar).
Pese a ello, es posible distinguir una actitud positiva frente al reciclaje, puesto que un 62% manifiesta que reciclaría si existieran contenedores disponibles. Y un 74% responde estar “muy de acuerdo” en que se debería reciclar en la Universidad.
Entre otros hallazgos relevantes, las mujeres tienden a ser un poco más proclives al reciclaje. Ellas, además, refieren que esto es importante para evitar el calentamiento global, mientras que ellos consideran que reciclar neumáticos es más importante, a diferencia de las mujeres.
Por otro lado, lo que más se recicla son los envases de plástico, seguido de los papeles y cartones y envases de vidrio. Lo menos tratado son los desechos orgánicos.
De acuerdo a los consultados, lo más urgente para reciclar son los envases plásticos, pilas y neumáticos. Lo menos importante son los desechos orgánicos.
Asimismo, la mayoría señala que en la comuna de residencia se le otorga poca importancia al reciclaje; y que no cuenta con contenedores diferenciados en sus casas.
Propuestas
El director del Smart City Lab, Dr. Pedro Palominos, detalla que la idea es entregar esta información a la Vicerrectora de Vinculación con el Medio, Dra. Karina Arias Yurisch, de quien depende el Área de Campus Sustentable y Gestión Ambiental del Programa RSU.
“Con estos antecedentes, la Unidad podrá tomar medidas, ya que es fundamental comenzar a producir los cambios desde las Universidades”, enfatiza el académico del Departamento de Ingeniería Industrial.
De los resultados obtenidos a partir de este estudio, es posible puntualizar que estudiantes, académicos y funcionarios no reciclan en el Plantel por escasez de conocimiento y puntos de reciclaje.
Por lo mismo, las autoras del trabajo junto al Dr. Palominos proponen instalar contenedores en lugares estratégicos, es decir, donde transita la mayor afluencia de integrantes. Para ello, se llevaron a cabo visitas al interior de la Ciudad Universitaria y se identificaron tres sitios: entradas y salidas; quioscos y casinos, y la Biblioteca Central.
Junto con lo anterior, plantean educar a la población universitaria a través de campañas con stand, entrega de afiches, comunicación vía redes sociales y talleres.
Además, sugieren realizar proyectos de innovación, tomando en consideración las oportunidades que existen a partir de los desechos sólidos.
“Las personas que encuestamos nos pidieron que se hiciera algo al respecto, que esto no quedara en nada. Había intención por parte de todos de contribuir al medio ambiente y ayudar a tener una Universidad más limpia”, precisa Nicole Muñoz, una de las autoras.
Para el Dr. Palominos, lo más importante es que con esto se cree conciencia en un lugar donde se producen cambios sociales y se forman personas. “Hay que generar estos cambios por la sostenibilidad futura, porque solos no se darán”, sentencia.
Ambos coinciden en que este análisis del reciclaje, puede servir como un modelo para que otras comunas lo repliquen.