- Coronado con el otorgamiento del sello RSU por su trascendental papel como promotor del conocimiento, el 2015 fue un periodo de consolidación para el sistema de bibliotecas de nuestra Universidad. El extenso archivo que comprende 21 unidades, alrededor de 500 mil volúmenes, entre digitales y físicos, y más de 24 mil usuarios, es hoy un instrumento cultural invaluable que ha sabido adaptarse al uso de la tecnología y situarse a la vanguardia en lo que respecta a búsqueda bibliográfica.
Coronado con el otorgamiento del sello RSU por su trascendental papel como promotor del conocimiento, el 2015 fue un periodo de consolidación para el sistema de bibliotecas de nuestra Universidad.
El SIB - U. de Santiago que está compuesto por 21 unidades repartidas entre algunos departamentos, escuelas y programas de nuestra Institución, tiene a su haber más de 24 mil usuarios potenciales de los cuales una parte sustancial corresponde a estudiantes de pre y posgrado, funcionarios, académicos e investigadores.
Más de 470 mil obras, en formato físico, comprende el generoso archivo que el año pasado contabilizó cerca de 140 mil préstamos.
Ciento cincuenta mil de su medio millón de ejemplares a disposición son digitales, lo que marca un nuevo rumbo en lo que respecta a búsqueda bibliográfica.
Por su parte, las colecciones digitales -que abarcan revistas, libros y otros documentos- cuentan a su haber con más de 116 mil ejemplares, que entre 2008 y 2015 registraron casi un millón y medio de descargas.
Balance anual
Como un año de extraordinarios avances para el Sistema de Bibliotecas (SIB) de nuestra Universidad, consigna a 2015 la jefa de dicha unidad, Ximena Sobarzo, quien destaca que fue un período donde la biblioteca fue capaz de adaptarse a los requerimientos actuales, incentivando y proveyendo las herramientas necesarias para usar de forma cabal las modernas plataformas de búsqueda que tiene a disposición de la comunidad.
“Hemos podido dar cuenta que la modalidad de uso de la información ha cambiado en el mundo y en la Universidad. Eso significa que la gente accede más al formato electrónico digital que al papel”, dice Ximena Sobarzo sobre el cambio, lo que obligó a fortalecer los instrumentos disponibles y agregar otros nuevos.
Aquello se tradujo en el tipo de requerimientos que los mismos usuarios hacen a diario. Sin ir más lejos, los préstamos de volúmenes físicos han disminuido entre un 20 y 30 por ciento, mientras que los digitales aumentado entre un 50 y 60, lo que representa una adaptación a las nuevas plataformas.
“Tenemos un sistema de descubrimiento que se llama ‘Primo’, que busca en todos los recursos que existen en la universidad, tanto papel como digital, arrojando un sinfín de información en diversos formatos”, explica la jefa de la unidad sobre esta herramienta que fue implementada hace un par de años gracias a la adjudicación de un proyecto Mecesup.
Junto con esto, la instauración del Programa de Desarrollo de Habilidades de la Información (DHI) tuvo como papel fundamental acercar las nuevas tecnologías a los estudiantes, para consolidar búsquedas más expeditas y útiles entregando autonomía, competencias y habilidades que permitan adaptarse mejor al nuevo paradigma.
A diferencia de años anteriores “hoy día estamos atendiendo otro tipo de necesidades que tienen que ver con el aprendizaje y cómo formamos usuarios autónomos que utilicen de forma ética y responsable la información”, enfatiza sobre el fuerte impulso dado a este tipo de herramientas
Los logros
Para Ximena Sobarzo uno de los cambios más importantes que ha experimentado el SIB consiste en la implementación del repositorio institucional, archivo disponible en la página del Sistema de Bibliotecas encargado de guardar, difundir y preservar todo el conocimiento generado al interior del Plantel.
“Hoy día tenemos un repositorio digital donde se almacena toda la producción científica y académica de la universidad partiendo de las tesis de pregrado y posgrado, los paper hasta las colecciones patrimoniales”, explica la autoridad.
Esta exitosa iniciativa permitió que tal archivo hoy forme parte de la Red Latinoamericana de Repositorios, lo que posibilitará que el conocimiento forjado en nuestra Institución, atraviese fronteras y sea material de consulta en otras latitudes.
La inclusión a esta plataforma, más los talleres del Programa de Desarrollo de Habilidades de la Información (DHI), han representado un aumento cercano al sesenta por ciento del material digital de consulta, lo que significa que las herramientas brindadas han posibilitado que los estudiantes y académicos estén mejor preparados para enfrentar el cambio de tecnología.
“Hemos logrado la autonomía que tanto hemos buscado en nuestros usuarios, donde ellos puedan funcionar solos y nosotros, los bibliotecarios, somos sus mediadores”, enfatiza Ximena Sobarzo.
Tal utilidad fue reconocida en diciembre pasado, cuando el Programa de Desarrollo de Habilidades de Información (DHI) se hizo acreedor del Sello RSU 2016-2018, certificación conferida por nuestra Casa de Estudios a iniciativas que contribuyen con el fomento de una ciudadanía responsable y hermanada con decisiones que impacten de forma ética en la población.
El futuro
Para el primer semestre del año 2016, el SIB prevé la inauguración e implementación del laboratorio de digitalización, iniciativa que hace un par de años comenzó a rescatar textos patrimoniales que datan de la Escuela de Arte y Oficio. “Se incorporará tecnología de punta para llevar a cabo la iniciativa” comenta Ximena Sobarzo.
Asimismo nuestro Sistema de Bibliotecas apoyará al Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo (PACE), asesorando la construcción y puesta en marcha de bibliotecas de calidad o ‘bibliotecas CRA - U. de Santiago’ para los quince colegios adscritos a la iniciativa que nuestra Universidad acompaña.
Además el archivo cobijará a todos los estudiantes de esos establecimientos, propiciando el cultivo de la lectura.
“Lo que buscamos es eliminar la brecha que existe en estos jóvenes que tienen altos niveles de vulnerabilidad social entregándoles a través de la biblioteca el mensaje que la educación superior es posible en sus vidas”, concluye la jefa del SIB.