- Esta destacada administradora pública ingresó a nuestro Plantel en 2003 y todo lo que vivió fueron buenos momentos. “Tengo mis mejores recuerdos tanto personales, como políticos y académicos. O sea, es un tipo de vida universitaria que no se da en ningún otro lado”, asegura.
Son reducidos los espacios disponibles en medio de su atareada rutina a los que tiene acceso Natalie Vidal, Subdirectora Nacional del Instituto Nacional (Injuv). La joven profesional, titulada de Administración Pública de la U. de Santiago de Chile, intenta ocuparlos leyendo sobre economía y teoría política, además de disfrutar de series como “House Of Cards” o “Game of Thrones” junto a su pololo.
Ambos dramas, dejando de lado los dragones, los “caminantes blancos” o el sabroso cariz policial de la primera, condensan de manera subrepticia una de las pasiones que ha transitado durante toda su trayectoria, relacionada con su amor a la política y al servicio público, en el sentido más amplio y noble del concepto.
Sin embargo, puntualiza que más allá de conocer el destino de John Snow o de escudriñar en el maquiavélico ascenso de Frank Underwood -personaje caracterizado por Kevin Spacey- a la Casa Blanca, lo que más consume su tiempo fuera de su rol en el Injuv se vincula al trabajo que realiza junto a un grupo de amigos en la comuna de la Florida, bajo el núcleo “Michelle Peña”, en homenaje a la ex estudiante de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Técnica del Estado, Detenida Desaparecida durante la dictadura cívico-militar el año 1975, con ocho meses de embarazo.
En ese espacio, se reúne periódicamente junto a jóvenes de todas las edades, realizando discusión política y “trabajo en terreno”, principalmente asociado a voluntariado y a talleres con la comunidad. Señala, con orgullo, que uno de los últimos talleres estuvo relacionado con el cine. En él, los propios vecinos efectuaron un documental, reconstruyendo la historia de su población.
Natalie afirma que realizaron junto a la comunidad “un producto bien bonito a nivel local. También participaron hartas autoridades de la comuna. Fue revivir un poco las raíces de la población (…), que también tuvo harto que decir en la historia política de nuestro país. Fue bien entretenido y ahí participaron todos los jóvenes de este núcleo”.
Esta pasión por la política, que aún mantiene viva dentro de sus actuales desafíos profesionales, comenzó en su etapa escolar, donde destacó dentro de los Centros de Alumnos y como delegada de curso.
Ahí, empezó a militar en el Partido Socialista cuando tenía 16 años, motivada por un tío que formaba parte de la colectividad. Complementa que participaba poco en el Partido, “pero cuando entré a la Universidad me activé harto. Porque ahí conocí también a los socialistas de la misma Universidad. En ese tiempo estaba la Feusach liderada por Jaime Romero, que también era del Partido”.
Ingreso a la U. de Santiago de Chile
Su llegada a la U. de Santiago se produjo el año 2003, momento en que ingresó a la Carrera de Administración Pública. “Tengo mis mejores recuerdos de la Universidad, tanto personales, como políticos y académicos. O sea, la vida universitaria que se vive en la U. de Santiago no se da en ningún otro lado”, asegura.
Para Natalie, la vida universitaria del plantel presenta ciertas particularidades, que permiten considerarla como una Universidad “de verdad”, con toda la dignidad y solemnidad que conlleva la palabra.
El campus único, donde se dialoga con diversas carreras y alumnos de heterogéneas disciplinas, o la posibilidad de desarrollar actividades libremente y sin censura, de acuerdo a su perspectiva, son características que no se presentan en todas las instituciones nacionales.
Junto a ello, un punto fundamental que destaca tiene que ver con la idea de que la institución “te forja amplitud de mente. Te abre espacios para pensar de manera distinta y presentarte ante las dificultades de otra forma”.
También, puntualiza en otro aspecto poco reseñado, pero que cualquier “usachino de corazón” que ha recorrido el campus podría respaldarlo: la c onciliación permanente que se presenta entre la vida académica y el “ocio”, asociado a la cultura y a la recreación.
Esto lo ejemplifica con su propia experiencia personal, ya que le tocó trabajar durante toda su etapa universitaria (de viernes a domingo), por lo que no tenía la posibilidad de imbuirse en actividades de distracción fuera de su paso por la Universidad.
“Las actividades que había en la semana, con actos, eventos de danza o de coros también eran mi espacio de esparcimiento, ya que no tenía acceso para ir a una obra de teatro, principalmente por razones económicas. Yo creo que eso (el acceso al ocio) es fundamental, tanto en la Universidad como en la Facultad”, enfatiza.
Por otra parte, también existieron muchos momentos significativos dentro de su paso por la Corporación. Recuerda con emoción la inauguración de la escultura "Víctor Jara Vuelve a la UTE", ubicada en el sector de Casa Central y donada por el escultor Lautaro Díaz, ceremonia realizada en octubre del año 2003.
Ahí, rememora, se generó un espacio de recogimiento y de conexión emocional pocas veces vista y que la marcó tanto a ella como a sus amigos que participaron de la iniciativa. Hasta el día de hoy, señala, aún se estremecen al recordar ese momento.
Pragmáticos y proactivos
Al ser consultada sobre un sello distintivo de la comunidad de egresados, considera que, de acuerdo a su experiencia, existe un punto que engloba a los profesionales del plantel con los cuales ha podido trabajar.
“Yo creo que la teoría es importante, pero la Universidad a nosotros nos enseñó a ser prácticos y a resolver. Eso se nota entre un alumno U. de Santiago y uno de otra Universidad. No nos damos tanta vuelta en lo que se podría hacer, sino que buscamos la respuesta, la solución y se realiza (la acción).
Sobre el mismo punto, añade que como profesionales “somos más pragmáticos a la hora de resolver las situaciones (…). Hay harta proactividad, no nos quedamos en la discusión, sino que buscamos rápidamente como solucionarlas. No andamos buscando culpables: eso se evalúa después”.
Natalie realizó su práctica en la Superintendencia de Seguridad Social, transitando posteriormente a la Seremi de Planificación, hasta llegar a la Cancillería, donde se desempeñó durante cinco años.
“Tuve la oportunidad de viajar mucho, de conocer otros países, de también tener la tarea ingrata de auditar embajadas o los consulados. Yo creo que eso también forjó el carácter que ahora estoy ocupando en el cargo”.
Llegada al Injuv
Natalie arribó al Injuv en abril de 2014. “Evidentemente que es un desafío, porque esta institución como es muy pequeña (…), se maneja de otra manera. En el Injuv todos hacen de todo. Es tan chiquitito que todos tenemos que incorporarnos al trabajo diario para que el servicio funcione”.
También, señala que su llegada al Injuv no fue casual, ya que el tema de la juventud siempre le ha interesado, “porque no se ha tocado mucho en Chile. No se va a tocar mucho porque el joven es el que no vota, el que está ‘en su mejor etapa de la vida’. Por tanto, cualquier política pública no va enfocada directamente a los jóvenes”.
Afirma que pese a estas dificultades, sí ha podido plasmar sus ideas y propuestas desde lo técnico, calificando su experiencia como “un desafío difícil pero exitoso hasta ahora”.
Humildad de aprender
Finalmente, llama a los futuros profesionales, por un lado, “a creerse el cuento de que el estudio y los cinco años que tuvimos en la Universidad nos dan las credenciales suficientes para poder estar en cualquier cargo”. Y, por otro lado, “a tener la humildad de aprender. No porque uno estuvo en la Universidad sabe de todo, sino que hay gente en los trabajos que sin haber estado en la Universidad te puede enseñar mucho más que un profesional”.
A modo de conclusión, invita a “pensar la política pública no como un rédito personal o político particular, sino como la búsqueda de la igualdad para todas las personas de Chile”.