Académico profundiza en la importancia de la investigación en ciencias jurídicas
En el 2003, y con la idea de que existía un vacío en la formación de los futuros abogados sobre la investigación jurídica, Gabriel Álvarez escribe “Curso de Investigación Jurídica”, un libro orientado a estudiantes de pregrado, postgrado y estudiosos de diversas disciplinas.
La obra del Dr. Álvarez, abogado y docente de las Facultades de Administración y Economía, y Humanidades de nuestro Plantel, va en su tercera edición y de acuerdo a su autor, es un texto de investigación cualitativa fundamentalmente aplicada a los profesionales que se dedican a las Ciencias Jurídicas y Sociales.
En esta edición, el abogado recoge las modificaciones producidas no sólo en las Ciencias del Derecho, sino que también en las Ciencias Sociales, tales como los nuevos paradigmas de la investigación.
“En las Ciencias Jurídicas tenemos que investigar no sólo las normas. Si nos quedamos en eso el estudio es incompleto. Sería una mera investigación documental. Debemos indagar los hechos y los valores”, señala el docente.
El autor explica que es necesario que los profesionales se involucren con los lugares donde sucede el fenómeno jurídico.
“El uso de instrumentos de recolección de investigación social se hace más amplio. Ya no es sólo análisis documental de normas o jurisprudencia en los tribunales. Es necesario hacer entrevistas o focus group”, enfatiza.
Para el Dr. Álvarez, la investigación jurídica cumple un papel determinante en el proceso enseñanza-aprendizaje del Derecho, específicamente en el fomento y desarrollo del pensamiento crítico.
Sin embargo, según el abogado, este trabajo requiere la “adquisición de una serie de destrezas y habilidades propias de los métodos, técnicas e instrumentos que se describen y analizan en la obra”.
“Problemas teóricos de la investigación”; “El proceso de la investigación científica”; “La investigación jurídica” y “Presentación formal del trabajo de investigación”, son las cuatro unidades que componen el libro.
El Dr. Álvarez reitera que el estudiante de Derecho del siglo XXI no debe ser solo un buen receptor y asimilador del conjunto de normas, sino que tiene que convertirse en un profesional propositivo.
“Por eso es necesario buscar fórmulas para que el estudiante evalúe, diagnostique, pronostique y entregue propuestas concretas sobre la institucionalidad jurídica”, puntualiza.