Un total de 48 placas de roble provenientes del Palacio Pereira, que fue construido en 1874 por el fránces Lucien Hénault y que actualmente se encuentra en restauración para convertirse en la sede de la nueva institucionalidad cultural del Estado, se transforman en altoparlantes que emiten grabaciones del lugar, revelando el campo acústico del espacio arquitectónico.
El dispositivo de geometría articulada creado por los académicos de la Escuela de Arquitectura de la U. de Santiago, Constanza Ipinza Olatte y Rodrigo Aguilar Pérez, abarca un registro de frecuencias altas y bajas, abordadas como paisaje sonoro y tectónica de muros, que representan huellas audibles e inaudibles del espacio en transformación.
Se trata de “Modular”, prototipo que invita a todo tipo de público de manera gratuita a despertar los sentidos en el Museo de Arte Contemporáneo a través de una experiencia basada en una investigación académica inspirada en los principios de la arquitectura líquida, que busca indagar en las relaciones dinámicas entre sonido, espacio, tiempo y acontecimiento.
“Llegamos al Palacio Pereira, que nos donó las maderas para construir el dispositivo. Ahí hicimos ciertas grabaciones. La instalación resultante es un diálogo entre este dispositivo que va modificando las condiciones acústicas de un espacio y un sonido de los materiales y del espacio donde surgen los materiales”, comenta la arquitecta Ipinza.
Para lograr la recuperación del sonido, los investigadores grabaron las vibraciones producidas en muros, vigas y otras superficies, que captaron con micrófonos de contacto, lo que volvieron audibles aquellas frecuencias que nos resultan imperceptibles.
Por su parte, el arquitecto Aguilar comenta que “en el museo hay una puesta a prueba del dispositivo. Por lo tanto, ese registro nos permitiría demostrar que las condiciones cambiantes del sonido se pueden escuchar mejor en la medida que este dispositivo va modificando su posición, dependiendo si se requiere absorber o reflectar el sonido”.
En ese sentido, enfatiza que “la percepción tradicional del público es que el espacio arquitectónico es algo estático que solamente se ve, se aprecia desde la mirada. Entonces la invitación sería a abrir todos los sentidos, especialmente el oído, para poder entender que el espacio arquitectónico es dinámico y que va cambiando”.
Así también, la académica Constanza Ipinza invita a la comunidad a participar. “El llamado es a la escucha, a poner atención a algo que habitualmente se tiene muy normalizado. Ir, sentarse, estar un tiempo en la sala permitirá ver cómo la arquitectura modifica los sonidos”, puntualiza.
Cabe destacar que la obra fue realizada en el marco de un proyecto de investigación financiado por la Dirección de Investigación Científica y Tecnológica de la Universidad de Santiago de Chile y Fondart Nacional 2018.