Entender cómo los cambios ambientales afectan a los hongos y la respuesta de los mismos, es el principal objetivo del Núcleo Milenio de Biología Fúngica Integrativa y Sintética (MNFISB) en que participan la Dra. Angélica Ganga y el Dr. Francisco Cubillos Riffo de la Universidad de Santiago de Chile. La iniciativa es liderada por la Pontificia Universidad Católica de Chile y cuenta también con la participación de investigadores de la Universidad de La Serena.
Este equipo intenta describir las propiedades de diferentes estructuras subcelulares implicadas en las interacciones con su entorno: desde componentes de la pared celular, metabolitos, a factores de transcripción y complejas redes transcripcionales que responden diferencialmente a los cambios en el entorno.
Para ello, cada equipo trabaja en diferentes tipos de hongos, entre ellos el hongo filamentoso Neurospora crassa, el patógeno vegetal Botrytis cinerea, la levadura que produce alteraciones del vino Brettanomyces bruxellensis y la levadura fermentativa Saccharomyces cerevisiae y S. eubayanus.
La Dra. Angélica Ganga, académica del Departamento de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, señala que “si bien la iniciativa milenio está enfocada en el tema productivo, no podemos olvidar que estamos adquiriendo información para nuevos procesos, por eso necesitamos hacer ciencia básica para conocer e interpretar posteriormente”.
Por otra parte, el Dr. Cubillos destaca que han sumado una serie de investigadores extranjeros al proyecto que tienen mucha motivación por participar. Lo anterior, según explica podría traducirse en nuevas colaboraciones que les permitan incrementar los indicadores de productividad del equipo.
Levadura contaminante en vinos
Brettanomyces bruxellensis es una levadura contaminante que produce graves consecuencias sensoriales en vinos de alta calidad, principalmente, olores desagradables que repercuten en este producto de exportación característico del país.
“Queremos ver cómo los factores ambientales afectan a que ella produzca o no estos aromas. La idea es ir viendo como la levadura se adapta a esas condiciones desfavorables que tiene en el vino y esas adaptaciones van, por ejemplo, a nivel celular y para eso el microorganismo tiene que gatillar mecanismos que permitan sobrevivir en un ambiente tan adverso”, indica la académica.
Además añade que uno de los desafíos de este equipo será conocer genéticamente esta levadura de la cual hay pocos estudios al respecto, es un microorganismo diferente a lo que se conoce habitualmente en la industria del vino y, por lo mismo, ha traído una serie de problemas porque es capaz de adaptarse rápidamente a cambios ambientales. Contradictoriamente, esta levadura es deseada en otra industria, como es en la producción de cervezas, por ello lo que estudiemos a nivel genético podremos extrapolarlo a esta otra matriz de crecimiento.
Aunque esta levadura también podría tener aspectos positivos de los que poco se conoce, como su matriz para producir bioetanol, el cual mezclado con gasolina produce biocombustible el cual reduce las emisiones contaminantes.
Introduciendo la bioinformática
En la renovación del núcleo milenio, ya que esta es la segunda vez que se adjudican fondos para la iniciativa, incorporarán la genética y la bioinformática en hongos (S. cerevisiea). Tarea que será liderada por el Dr. Francisco Cubillos Riffo, investigador asociado del Plantel, quien estudiará el comportamiento de los genes en estos microorganismos y su interacción ante cambios ambientales.
Para lograr lo anterior harán uso de la bioinformática, aplicación que mediante herramientas informáticas permite el análisis de secuencias genómicas y procesos biológicos a gran escala, lo que permite observar el comportamiento de los genes para entender la respuesta fisiológica de los hongos.
Ciencia colaborativa
El Dr. Cubillos señala que “la investigación colaborativa es esencial, porque la verdad es que -hoy en día- uno no puede remitirse a estar solo en el laboratorio sino que debe buscar la experticia de la gente en su área y generar trabajos mucho más completos y obtener un mejor resultado y realizar el trabajo que por sí solo no podría”.
Por su parte, la Dra. Angélica Ganga comenta que este tipo de vinculación les permite potenciar su trabajo. “Cuando sales fuera y ves cómo se trabaja en el extranjero, en los grandes centros de investigación, la investigación es colaborativa. El trabajo unipersonalmente ya no es posible de realizar, en este mundo necesitas la interacción y el conocimiento que cada cual aporta, y eso te permite potenciar tu trabajo a nivel nacional e internacional”.
También comenta que esto permite posicionar a una institución pública como la Universidad de Santiago de Chile, al desarrollo del conocimiento para el país y su sociedad.