Desde su creación en el 2009, un total de 696 docentes de la Universidad de Santiago se han titulado del Diplomado en Docencia Universitaria (DDU). Este año, cerca de 80 ha culminado el proceso en modalidad virtual.
“Las y los profesores valoran la posibilidad que les da este programa de desarrollar y potenciar sus habilidades pedagógicas, compartir y reflexionar con sus pares las mejores formas de hacer docencia, así como la posibilidad de llevar a la práctica el Modelo Educativo Institucional (MEI) en el contexto del Sistema de Aseguramiento de la Calidad Institucional”, destacó el vicerrector académico, Dr. Julio Romero.
En pandemia, uno de los principales desafíos del diplomado ha sido su implementación virtual y la integración de elementos para apoyar la docencia remota de emergencia. “En el tránsito del aula presencial a la virtual se ha fortalecido el trabajo colaborativo a través del intercambio de buenas prácticas y la reflexión en torno a la docencia en este nuevo escenario”, sostuvo Rocío Almendras, docente del programa.
En el mismo sentido, Jennifer Carrasco, académica del Departamento de Historia y docente del programa desde hace cinco años, precisó que desde su experiencia los mayores aportes del Diplomado de Docencia Universitaria, tanto en tiempos normales como en pandemia, “han sido la profesionalización de la labor docente y la reflexión, lo que es fundamental dado que somos responsables de estudiantes que están en un proceso formativo y tenemos el imperativo ético de ser buenas y buenos formadores”.
Aporte
Las y los egresados coinciden en que el diplomado les ayudó a mejorar su docencia y ampliar su mirada. La Dra. Andrea Silva Weiss, directora de Vinculación con el Medio de la Facultad Tecnológica, comentó que “estar en el DDU me permitió compartir experiencias vividas en las clases que dictaba, recibir retroalimentación importante y reflexionar para mejorar constantemente la planificación de las clases y la calidad de los aprendizajes de las y los estudiantes”.
El Dr. Marcelo Cortez San Martín, académico de la Facultad de Química y Biología, egresado del Diplomado en Docencia Universitaria, reconoció que al iniciar el programa se cuestionó. “Pensé que tal vez sería una pérdida de tiempo, que no me ayudaría mucho, pero la verdad es que fue todo lo contrario. Todas y todos los profesores deberían cursarlo, ya que muchos venimos del quehacer disciplinario puro y duro, sin haber sido instruidos como pedagogos y eso los estudiantes lo expresan en las encuestas”.
Asimismo, el académico destacó que haber realizado el Diplomado le permitió mejorar en el desempeño de sus clases. ˝Todo lo aprendido lo apliqué mientras participaba del Comité de Docencia de la carrera de Bioquímica y me ayudó a mejorar la asignatura Biología Molecular II, que ahora pasó a llamarse Técnicas de Biología Molecular, gracias a las reformas que surgieron de uno de los módulos del DDU”, precisó.
Diego Urzúa, coordinador de metodología de la Facultad de Ingeniería, identificó como uno de los principales aportes del diplomado la entrega de herramientas para el desarrollo de experiencias de aprendizaje centradas en el estudiantado. “Cuando uno lee el Modelo Educativo Institucional (MEI) se frustra al pensar lo difícil que puede ser posicionar al estudiante al centro del proceso educativo, pero a través de los visto en el DDU, el MEI toma sentido y es posible bajarlo a la sala de clases, sea presencial o virtual”.