Probablemente habrás escuchado hablar de la Listeria monocytogenes. Esta bacteria se hizo popularmente conocida hace tan solo una semana cuando una alerta sanitaria del Ministerio de Salud obligó a sacar de las góndolas de supermercados un queso mantecoso laminado de la marca La Rotunda y a prohibir el funcionamiento de su planta productora.
Aunque muchas personas pueden consumir alimentos contaminados con Listeria sin enfermarse, igual puede causar la enfermedad de la Listeriosis, especialmente en aquellas y aquellos con sistemas inmunológicos debilitados, ancianas y ancianos, recién nacidos y embarazadas.
La bacteria que es resistente a la refrigeración e incluso a la congelación, ocasiona síntomas leves como fiebre y diarrea, pero en casos más graves también pueden sufrir complicaciones severas como septicemia y meningitis. Particularmente, en las mujeres embarazadas puede ser motivo de abortos o nacimientos prematuros.
Los productores del aludido queso mantecoso aseguraron que el alimento está ausente de listeria y dentro de la norma. Más allá de la polémica, la bioquímica e investigadora del Cedenna, Valentina Carrasco, trabaja junto a un equipo mutidisciplinario, en un dispositivo que detectará si hay o no microorganismos patógenos en un plazo mucho menor al actual ( de dos a cinco días). Más adelante profundizaremos en esto.
Valentina estudió en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Tras titularse trabajó en un proyecto Corfo; hizo clases de Química en la Universidad Andrés Bello y luego se trasladó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile donde se desempeñó como asistente de investigación en cáncer de colon y de mama.
El cáncer colorrectal es el tercero que se diagnostica con más frecuencia tanto en los hombres como en las mujeres estadounidenses. En Chile se diagnostican al año más de 6.200 casos nuevos de esta enfermedad. En tanto, la incidencia de cáncer de mama corresponde a una tasa de 31,7 por 100.000 mujeres.
“Trabajamos en ciencia básica con células comercializadas que fueron alguna vez de un tumor de un paciente y que pasaban por un proceso que se llama de “inmortalización”, para ver su multiplicación en condiciones de laboratorio. Es hacerlo in vitro y más sencillo que otros modelos como el dedicado a los animales”, explica.
La investigadora hizo su Doctorado en Bioquímica en la Casa de Bello y hace un año, trabaja en el laboratorio de biosensores y nanomedicina del Cedenna donde estudia la microbiología con bacterias que viven en los alimentos.
“¿Que significa eso?, que pueden enfermar a una persona que las consume. Yo particularmente me dedicó al estudio de Listeria monocytogenes. Es uno de los patógenos causante de las infecciones alimentarias más violentas, con una tasa de mortalidad entre un 20 a 30 %, más alta que casi todas las restantes toxicoinfecciones”, explica.
Se presenta en lácteos principalmente, pero también en salmones y carnes. Los productos llegan para su consumo, pero previamente las empresas proveedoras deben haber revisado que no tengan microorganismos. En caso que se detecta la bacteria puede generarse una alerta sanitaria como la conocida hace algunos días.
Justamente en reducir aquellos tiempos de análisis de laboratorio trabaja la Dra. Carrasco.
“El objetivo del proyecto es desarrollar un sensor rápido de este microorganismo . Al consumir un alimento con este patógeno, puedes desarrollar Listeriosis que es una enfermedad gastrointestinal que causa la muerte a 1 de cada 4 personas que la padece. Por este motivo se hacen grandes esfuerzos en la industria por pesquisar su presencia. La detección actual durante la producción alimentaria es un proceso que dura días y muchas veces tiene que ser externalizado a laboratorios ya que las empresas no poseen un laboratorio interno”, relata.
-Reducir este tiempo, ¿qué beneficios podría traer a las empresas productoras y a evitar alertas sanitarias?
- Tanto el mismo hecho de externalizar el análisis así como el análisis en sí pueden tomar entre 2 a 5 días. La demora tiene como consecuencia un gran costo para la industria debido al tiempo que el alimento debe ser almacenado antes de ser puesto a disposición del mercado. La propuesta de nuestro grupo multidisciplinario es desarrollar un equipo portátil que pueda detectar y cuantificar la presencia de dicha bacteria en tiempo rápido, prácticamente dentro del periodo de un turno de trabajo.