En una célebre columna de opinión, el afamado economista Nouriel Roubini prendió todas las alarmas del mundo económico al “predecir” una nueva crisis para el 2020, poniendo en alerta a académicos y especuladores bursátiles por igual. No es para menos, si consideramos que el mismo Roubini fue uno de los que “predijo”, hace ya una década, la última gran crisis que colapsó al sistema y que fue conocida mediáticamente como Crisis Subprime.
Los impactos de esta han sido tratados por una amplia literatura especializada y de divulgación, pero ¿qué efectos traería una nueva crisis económica? una pregunta que, pese a continuar en el debate de especialistas, ya emergen las primeras declaraciones desde el mundo académico.
El contexto histórico
Para nadie es un misterio que la última crisis dejo a varios damnificados en su camino. La respuesta de parte del Banco Central estadounidense decantó en un salvataje espectacular a las principales entidades financieras responsables de créditos de difícil retorno, en detrimento de propietarios que perdieron sus hogares.
En otros lugares como Europa, el Banco Central Europeo propuso planes para los países más afectados –como España- que le obligó al recorte de planes sociales que perjudicó, entre otras cosas, a los sistemas de beneficios estatales.
En este marco es que, el Doctor en Economía por la Universidad Católica de Lovaina y profesor de la Facultad de Administración y Economía (FAE) de la Universidad de Santiago de Chile (USACh), Víctor Salas, declaró que esta crisis “dejó una serie de enseñanzas sobre un mercado fuertemente desregulado, que devino en que el año 2010 se establecieran políticas de regulación, ley Dodd-Frank en USA y los índices de Basilea III, aún en proceso de instalación en Chile, destinados específicamente a controlar un sistema que se había descontrolado”.
En esa línea el investigador en Macroeconomía y Políticas de Educación, autor de “Claves y ‘Nudos’ en la Reforma de la Educación Superior Chilena”, agrega que “junto con la expansión monetaria y fiscal que se utilizó para resolver la crisis se buscó fortalecer al sector financiero de tal forma que los aumentos de los porcentajes de capital para evitar riesgos han llevado el desarrollo de todo un clima financiero más estable.
Esto, permite sostener que la crisis está superada, debido a las políticas económicas aplicadas y a la instalación de lo que denominamos ‘políticas macroprudenciales’, apuntan a un equilibrio del gasto, sin que por ello se reduzcan las políticas de incentivo y a la vez se cautele que el sector financiero no se convierta en factor de inestabilidad macroeconómica”.
Por esta razón, explica el académico, “es posible visualizar el crecimiento sostenido que ha tenido Estados Unidos en el último tiempo, que ha llegado, en el segundo trimestre de este año, a un 4%, que, para una economía de su envergadura, es sumamente bueno, demostrando un saneamiento y superación de los tiempos más turbulentos”, aun cuando advierte que “es necesario tener siempre en mente la intervención institucional, sobre todo en la Tasa de Política Monetaria para poder incidir en los agentes económicos”.
Crisis para el 2020
La superación de la crisis del 2008 es un consenso dentro del mundo académico que, al igual que el Dr. Salas, han sostenido que los peores momentos han pasado. Entonces ¿por qué hablar de una nueva crisis?
Las declaraciones y acciones que han enfrascado a Estados Unidos y a China como contendores en la llamada “Guerra Comercial” es uno de los factores que, a juicio del profesor de la FAE, han sostenido las alertas de una eventual crisis.
El tema no es menor si consideramos que, pese a las “correcciones” de otras entidades internacionales, uno de los nombres más importantes en el mundo de la Economía, como lo es Nouriel Roubini, ha establecido para el 2020 como la fecha en que sucederá una nueva debacle monetaria-financiera.
No obstante, el docente de la FAE es cauteloso con dichas aseveraciones, sosteniendo que “más que una nueva crisis, uno podría sostener que habrá procesos de ajustes, de falta de crecimiento, pero hablar de una crisis requiere de otros componentes que, creo, no se presentan”.
Esto, porque “más allá de ciertas fluctuaciones puntuales, los países están sólidos. Al crecimiento de Estados Unidos, países como China o India se han mantenido bien en sus últimos resultados y a nivel global deberían responder a estos procesos de ajuste”.
Además, “a propósito de la última gran crisis, los países han internalizado las políticas ‘macroprudenciales’, lo que se puede ver en el desarrollo de sus inversiones, que le dan una estabilidad y experiencia que, por medio de los instrumentos diseñados para estas épocas, deberían dar una respuesta satisfactoria”.
Si bien es cierto que los países, desarrollados y los emergentes, se han recuperado con mayor endeudamiento, esta situación tiene variadas alternativas de salida, sin concretarse en una fuerte caída del PIB mundial como ocurrió en la crisis anterior, de -4% en 2009.
Al ser consultado sobre los postulados de la denominada “economía heterodoxa” y el proceso cíclico de las crisis en el sistema actual, Víctor Salas cree que “es cierto que las crisis son permanentes, y muchas de éstas se dan por la creencia de los especuladores que ante cualquier problema habrá un salvataje por parte del Estado, no obstante, ahora existe cierto consenso en que el ‘colchón’ que siempre ostentaron, ya no actuará de la misma forma, hay más precaución”.
Según el catedrático, es importante analizar no sólo los factores ‘técnicos’, sino que también los factores políticos que juegan en este tema, entendiendo que no sólo el ‘gallito’ entre Donald Trump y Xi Jingping cumple un rol, sino que también la actitud del mismo presidente estadounidense se convierte en un factor de riesgo, porque es uno de los principales detractores del aumento de la Tasa de Política Monetaria e impulsor de una política proteccionista, lo que para Salas es sinónimo de que “Trump en sí mismo es un factor de incertidumbre”.
Futuro económico
Al momento de proyectar el futuro económico mundial, el Dr. Salas es enfático en asegurar que “después de los mejores años de expansión productiva, viviremos un proceso de contención, justificado en la reducción del gasto público y enfocado en la disminución del déficit, sobre todo en Estados Unidos”.
Para esto, la principal tarea será “buscar equilibrios macro, que permitan regularizar las aspiraciones con una economía responsable, anteponiéndose a los conflictos políticos que están a la orden del día”.